Escucho decir por la radio:
(más o menos esto)
La vida no es una casualidad es consecuencia de nuestras decisiones. El presente es un conjunto de decisiones pasadas, es el futuro de ayer, el pasado de mañana.
Hay gente que vive postdatando la vida. Posterga las decisiones para el futuro.
Hay quienes no se preocupan por el presente, lo que no se toma en cuenta es que esto que se hace o no se hace va a ser lo que conforme nuestro futuro.
Por ejemplo, hay casos de personas que no dicen, que se guardan todo y luego se enferman o explotan en un mal momento, pasa esto porque es la gotita que rebasó el vaso. Sucede que no se supo decir en su momento, el otro no entiende porque piensa “¿qué pasó? Si solo fue una pavadita.”
El éxito estaría más en disfrutar del presente y proyectando el futuro a través de nuestras decisiones de hoy.
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En lo cotidiano escucho a muchas personas que se lo pasan tirando la culpa del presente al pasado (Ni que fueran políticos ¿no?), algunas de ellas tienen razón.
¿Cómo se lee esto en las películas: One million dollar baby o Río Místico?
Al verlas tuve la sensación de que el pasado permanece dando sentido a un presente que no da bienestar, episodios traumáticos hacen naufragar toda esperanza de un porvenir o, por lo menos, tranqui. Es algo así cómo que el destino nos alcanza, más allá de nuestras decisiones, es algo que nos tira para abajo.
Una joven quiere salir de su empleo de mesera y ser boxeadora, encuentra a un entrenador que le transmite sus sabidurías boxísticas. En un combate cumbre recibe un golpe “mal intencionado” y queda postrada. A mí me llamó la atención, eso. No todo depende de nosotros ¿Cómo alguien puede tomar la vida de otro? Arruinarle la vida al otro. Dicen que nadie le arruina la vida a otro si no es con el consentimiento de la víctima.
Pero el niño abusado (de adulto es interpretado por Tim Robbins en Río Místico) ¿buscó ser víctima de dos adultos perversos? ¿La boxeadora podía esperar ese tipo de golpe?
¿Cómo se hace para no ser prisionero por aquello que no buscaste, no decidiste y te pasó?
¿Qué hizo ese entrenador que buscaba pagar una culpa con su hija? ¿Qué hizo la mesera para tener la flia que tenía? ¿Para querer ser boxeadora? No sé. ¿Esas eran decisiones equivocadas?
No me quedó totalmente claro porqué el policía no defendió a uno de sus amigos de la infancia o no condenó al otro en Río Místico. Era como si la vida fuera un fluir con una sola dirección.
Algo de esta representación la podemos encontrar en la vida.
Se me ocurre que el pasado no tiene porqué ser el karma gravoso que frustra ni que es todo el abono de un futuro mejor. Debe de haber algo que nos corresponda hacer cada día (si es cierto lo del libre albedrío. Pero ¿Joan Ferrés no dice que no somos conscientes, ni objetivos, ni libres, ni racionales? ¿te olvidaste? ¡Puf!)
Desde mi modesto lugar acepto, en este gran paquete llamado nuestra vida, que el pasado es el nutriente de nuestras percepciones, nuestras acciones y resultados; también es un valioso mapa en el que se puede ver cómo nuestras posibilidades se abastecen de antecedentes palpables y valederos.
Si el pasado permanece como una fuente de sentido, tal vez tengamos sólo oportunidad de buscar las herramientas que nos ayuden a tirar el lastre que no nos deja volar.
Esto me recuerda a Jano que miraba hacia atrás y hacia delante, supongo que habría que filtrar en algún lugar el hoy. Tal vez invocarlo, abrir las puertas de un templo imaginario que nos proteja y nos ayude a vivir.
Debemos ir alegres por la tierra
Sin aferrarnos nunca como a una patria
El espíritu no quiere encadenarse
Grado a grado, nos eleva y ensancha
Apenas se acomoda nuestra vida y
Nos confiamos, todo se disuelve;
Solo quien está pronto para irse
Puede escaparse al hábito que mata
(H. Hesse)
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Jano: (en latín Janus) dios representado con dos caras mirando hacia a lados opuestos. Jano, dios de las puertas, los comienzos y los finales. Por eso le fue consagrado el primer mes del año (en castellano pasó del latín Ianuarius → Janeiro → Janero → Enero ).
Dios de los cambios y las transiciones, de los momentos en los que se traspasa el umbral que separa el pasado y el futuro. Su protección, por tanto, se extiende hacia aquellos que desean variar el orden de las cosas. Se le honraba cada vez que se iniciaba un proyecto nuevo, nacía un bebé o se contraía matrimonio.
Bueno, eso era antes, cuando los dioses no habían abandonado a los humanos.