24.6.06

Comentario sobre un texto de Borges

EL TAMAÑO DE MI ESPERANZA


Cuando nos enfrentamos a un texto cuyo género es el ensayo, nos surgen algunas preguntas como ¿Quién lo escribió?, ¿sobre qué escribió?, ¿cuándo y dónde?

¿Quién escribió? Es una pregunta que nos puede parecer indiferente en un texto de ficción; el autor puede que no agregue nada a ese texto. Ahora bien; si estamos frente a un ensayo, pensamos en la autoridad de esa voz para decir lo que dice, tratamos de ver cómo se construye esa voz dentro y fuera del texto. Quién escribió nos lleva al sobre qué escribió, tendemos a pensar en su capacidad en cuanto a conocimientos sobre ese qué y en la capacidad para escribir.

El ensayo nos da siempre esa sensación de lo que va a modificarse, de ser un intento, una aproximación al tema. Entonces es que indagamos sobre el cuándo y el dónde.

Si el texto al que nos enfrentamos tiene un autor como Jorge Luís Borges y habla sobre literatura, es posible que nos salga un exabrupto como ”Borges es Borges”, lo cual es una tautología y no define nada, o quizás nos lleve a pensar que es único.

Cierto es que “... el nombre de autor funciona para caracterizar a un cierto modo de ser del discurso: (...) el hecho de que se pueda decir “esto fue escrito por fulano” (...) indica que ese discurso no es una palabra cotidiana, indiferente, una palabra que se va, que flota y pasa, una palabra que puede consumirse inmediatamente,... “ (M. Foucault - ¿Qué es un autor?)

El autor no remite pura y simplemente al individuo, pero en el ensayo quien habla da un sentido diferente al texto, puede ser una guía para confirmar nuestras sospechas en textos de otros autores, en ese tiempo u otros del mismo autor en otro tiempo.

Borges escribió El tamaño de mi esperanza en 1926 (1) y El idioma de los argentinos en 1928 (2). Podríamos decir que estos dos libros se instalan en una época en la que existe una preocupación por lo nacional en la sociedad argentina. Esa preocupación se da dentro y fuera del aparato oficial, de la cultura oficial.

Alrededor del Centenario y hasta 1930 cierto sector de la sociedad argentina percibe con alarma “los conflictos derivados de la modernización (...) que incluía la incorporación masiva de extranjeros al territorio nacional” (3), y podemos agregar que, ya no desde la amenaza o la alarma, esa preocupación por lo nacional no pertenecía sólo a una elite; desde diferentes lugares se trataba de dar “color local” a ciertas producciones culturales de la época.

En 1932 se filma Los Tres berretines que reflejan parte de las manifestaciones populares. Durante la segunda mitad de la década del ‘20, los tres berretines en Buenos Aires eran: cine, fútbol y tango.

Los primeros temas que trató el cine argentino estaban pegados a la cuestión de lo nacional: La bandera, El fusilamiento de Dorrego, Amalia, Nobleza Gaucha... el tango. La repetición del esquema de Nobleza Gaucha, que fue un éxito comercial en el cine argentino (como no hubo otro), hizo que poco a poco se dejara de ver películas nacionales. Sólo sobrevive un director original en la década del ‘20, Ferreyra, con películas de temas ligados al arrabal, al barrio, al tango. (4)

El fútbol, juego de origen inglés, es jugado por hijos de inmigrantes que se han acriollado. E. Archietti nos advierte sobre la preocupación de Borocotó (el padre, periodista de El Gráfico en 1928) por “acriollar” fútbol. Para Borocotó el fútbol inglés es técnico y “carecía de ese algo típico (...) y tuvimos que adornarlo con el dribbling (...) patrimonio de estas tierras.” (5)

“Borocoto”, dice Archietti, “tiene que transformar al fútbol en “algo nuestro” y para ello le encuentra comportamientos similares al tango.” El tango, que ya era reconocido en el mundo como originario del Río de la Plata. (Aunque Borges tercia en la disputa a favor de Buenos Aires y no de Montevideo (2))

Archietti agrega: “En un estilo casi borgeano, Borocotó enumera las “cosas bien nuestras” y comienza por la pampa (..) los equipos nacionales de fútbol están llenos de hijos de inmigrantes europeos que ya se han convertido en criollos. (...) el arrabal está presente en el tango y en muchos jugadores de fútbol nacidos allí”.

“Borocotó y Borges participan, cada uno a su modo, del debate en curso sobre lo nacional y lo popular en Argentina. Suponen que lo nacional tiene que ver con la pampa y con una cierta zona de la ciudad de Buenos Aires, que Borges caracteriza, en la década del veinte, como las “orillas”, espacio por excelencia de una literatura capaz de fundar una mitología nacional.“ (5)

De acuerdo con lo que veníamos diciendo, el cine trató lo nacional y la repetición del esquema de Nobleza Gaucha, llegando a tal punto que lo hizo fracasar. Entonces había que separarse de lo gauchesco; luego vino el ocuparse de los temas de la ciudad, del tango.

El fútbol trató de hacerse nacional a través de comportamientos que lo hicieran nuestros. El tango ya había triunfado en París. Tango y fútbol debía aparecer como “contribuciones argentinas” dentro del tiempo libre que trasciende las fronteras, sobre todo cuando el fútbol llega a la final de un certamen olímpico (5)

Borges, dentro de esa “invención de una tradición” se plantea crear una tradición para la literatura, “un criollismo que sea conversador con el mundo” (1 pág. 14), que se aleje de la gauchesca. Borges está en ese proceso de invención de una tradición, con cercanías y alejamientos de otras expresiones de nuestra cultura, pues “aquí no se ha engendrado ninguna idea que se parezca a mi Buenos Aires “(1 -pág.13).

Borges construye la historia de su literatura. Su escritura es un lugar de cruce y condensación, es una historia sin terminar, es un núcleo que ordena sus textos.

Borges plantea la ficción de su origen en la búsqueda de aquello que haga posible una escritura, que no es aprendizaje sino rastreo de ancestros. En ese linaje que se procura, se conecta a la literatura argentina fuera de los ”años enfáticos del centenario”, y los une a la tradición literaria francesa, inglesa, a Whitman y, por supuesto, a Cervantes, a Quevedo y a Fray Luis.

En ese mito personal encontramos marcas visibles de la pertenencia a una clase dentro de la sociedad argentina; así nos dice “como tanto argentino soy nieto y bisnieto de estancieros” (1-pág. 23). Más adelante agrega: “éste es mi postulado: toda literatura es autobiográfica, finalmente. Todo es poético en cuanto nos confiesa un destino, en cuanto nos da una vislumbre de él.”(1- pág. 128). Si por tradición familiar se ve ligado a la pampa y aunque “de la riqueza infatigable del mundo, solo nos pertenecen el arrabal y la pampa”, él va a cantar al arrabal. Él se instala en las orillas de la ciudad, en el arrabal. Lugar indefinido entre la llanura y las últimas casas. Pero la ciudad no es la de Sarmiento equivalente a civilización. Esa ciudad se ha transformado por obra del tiempo y de la modernización. Esa ciudad está llena de inmigrantes y de hijos de inmigrantes.

Él abre “El tamaño de mi esperanza” estableciendo un interlocutor determinado, quiere hablar a los “criollos”, no quiere hablar con los que tienen como referencia a Europa, su pluma no habla con “los desterrados de veras”, quiere hablar “con los muchachos querencieros y nuestros que no le achican la realidá a este país”. Su argumento es la patria dentro de una continuidad de pasado, presente y futuro. (1- pág. 11)

Desde el lenguaje introduce cierta diferenciación ortográfica, que no siempre mantiene, caída de la “d” final en ciertas palabras por ejemplo: “realidá, voluntá, verdá, incredulidá...” marcas que se pueden ver como un criollismo recortado, quizás vicios del habla en un estanciero culto, propio de esta región.

Borges es un autor culto, de origen urbano, de la Buenos Aires “que más que una ciudá es un país” (1 - pág.14), en realidad fue justa su expresión porque finalmente impone su hegemonía a todo el país. Todos somos argentinos aunque no hayamos nacido a orillas del Plata.

Él se pregunta: ”¿Qué hemos hecho los argentinos?” y responde que “arrojar a los ingleses” fue hazaña de los criollos. En cuanto a La Guerra de la Independencia “difícilmente (según Borges) se la pueda considerar empresa popular”. La hazaña es criolla cuando se da en Buenos Aires, pero cuando interviene el interior parece que sólo corresponde “al grandor romántico”. Por otra parte resuena el eco de Ramos Mejía para el que la independencia es una empresa de multitudes, de lo popular. Borges prioriza Buenos Aires, a cada instante produce un corte con el interior y por otro lado siempre sentimos un querer estar en lo popular pero a la vez un retaceo, un querer estar más allá.

Para Borges, en la Argentina lo genuino es lo “criollo”, pero un criollismo vinculado al porteñismo. Buenos Aires es puerto, por lo tanto, lugar de cruce de lo propio y lo extranjero. Borges en relación a Buenos Aires, Borges con dos linajes, “enciclopédico y montonero”, aunque diga que “es más aparente que real” (2 pág. 10) y con revalorización de Rosas (1-pág. 12).

Borges pareciera instalarse desde otro lugar en lo popular cuando hace referencia a un hombre “privilegiado por la leyenda”, Yrigoyen (1- pág. 13), del cual, sabemos más tarde, se aleja.


Decíamos Borges en las orillas, en una línea de frontera. Desde ese lugar incorpora a Carriego, poeta menor que también refleja un margen y con él parte del tango. (1 págs. 27/31)

Desde las orillas recupera al tango, esos tangos primordiales que fueron “hechos de puro descaro, de pura sinvergüencería, de pura felicidad del valor” (1- pág. 30) aquellos que fueron “la voz genuina del compadrito”.

El tango, para Borges, es porteño, es de Buenos Aires porque “el pueblo porteño se reconoce en él, plenamente, no así el montevideano siempre nostalgioso de gauchos” (2- págs. 96/97). Ese tango que pudo haberse originado en cualquier lugar de Bs. As. “no es campero” “su patria son las esquinas rosaditas de los suburbios (...) su ambiente, el Bajo, su símbolo, el sauce llorón de las orillas,...” (2 pág. 103). En resumen, el tango es símbolo de lo porteño y el compadrito su héroe.

Borges fabrica un suburbio, se lo inventa con esquinas “rosadas” o “rosaditas” el arrabal porteño se vuelve métafora o anécdota. Él ve que el compadrito reemplaza al gaucho Martín Fierro, el camino de eternidad para ese compadrito será a partir de “que otro don José Hernández nos escriba la epopeya del compadraje y plasme la diversidad de sus individuos en uno solo.” (1-pág. 125)

Pero para la existencia literaria de ese personaje de arrabal “hay trabas lingüísticas”. El arrabalero es “una infame jeringoza donde las repulsiones de muchos dialectos conviven y las palabras se insoletan como empujones y son tramposas como naipe raspado”. Admite, sin embargo, que Roberto Arlt escriba bien dentro de ese lenguaje, pero Borges no cree “en la virtualidad del arrabalero ni en su dictadura de harapos.” (1- pág. 122)

Borges elige el vagabundeo por el suburbio para instaurar una imagen familiar y mítica de Buenos Aires. Escribe con la “dignidad de sus mayores, los criollos, sin arrogancia orillera” (2- pág. 145).

Es así que los compadritos de Borges no hablan su propia lengua, salvo en “Hombres pelearon”, reconoce esa “jeringoza” como propia del arrabal, pero no le da cabida dentro de su literatura.

Mucho más tarde, desde la ficción, en la búsqueda de sus dos linajes, en “Sur”, Juan Dahlmann, bibliotecario convalesciente de una septicemia -como Borges- se decide por uno de sus linajes, el criollo vinculado al gaucho-compadrito- acepta el duelo a cuchillo. Con final casi abierto no sabemos si Juan Dahlmann (de padres criollo y extranjero) muere. Mucho de autobiográfico se rastrea en ese cuento, el mismo Borges nos dice que toda literatura tiene mucho de biografía. Es probable que en ese gesto haya ejecutado lo que quedaba de “criollo”, separado de la gauchesca, o haya conciliado aquello de lo que quería alejarse.

Digamos finalmente que Borges, en la década del veinte al treinta por lo menos, tiene en común con su tiempo el adherirse al proceso de nacionalización (desde lo literario), que se apropia de un lugar que inventa, lugar que podría ser considerado “no lugar”, que se apropia de la anécdota del arrabal desde la postura de un escritor culto y urbano.

BIBLIOGRAFIA

(1) Borges, J. L. El tamaño de mi esperanza, Buenos Aires, 1994, E. Seix Barral.
(2) Borges, J. L. El idioma de los argentinos, Buenos Aires, 1994, E. Seix Barral.
(3)Gramuglio M.T. “La persistencia del nacionalismo”- Punto de Vista N* 50 Bs. As. 1994
(4)España, C. Medio siglo de Cine, Bs. As. E. Abril 1984
(5)Archetti, E. P. “El imaginario del fútbol: estilo y virtudes masculinas en “El Gráfico”- Punto de Vista N* 50 - Bs. As. 1994
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Escrito en 1996
Alguien me dijo "Ya que estabas con lo de la pampa, la tradición ¿por qué no lo uniste al verde de un campo de fútbol?"
Debo aclarar que sinceramente esa asociación no estaba en mi paradigma.


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22.6.06

Cuestión de Familia II

Todos tenemos un origen, aunque no todos le den importancia, a mí me da melancolía y me llena de curiosidad también... el ponerme a imaginar las caras de mis tatarabuelos viniendo de Italia.
¿Qué pensarían?
Son los personajes de mi novela mental ... día a día me imagino situaciones,
cosas que posiblemente solo estén en mi imaginación.
Claro que ellos ya no están. Capaz ahora sean parte del viento de Italia...España, Grecia, Alemania.
O capaz que no, capaz que su única manera de vivir
es en mis pensamientos, tal vez habitan en mi mente para no morir de frío, ni en el olvido, pero puedo estar segura de que tienen varias casas ...se que no soy la única en mi familia que los imagina o recuerda.
A veces saltan de mi cabeza y aterrizan en la mesa de Navidad... formando partes de las conversaciones familiares.
Después vuelven, pero no hacen nada ...solo duermen. Seguramente por la emoción de haber revivido en anécdotas, luego siguen sus vidas dentro de mí hasta el próximo encuentro familiar.
En esos momentos, siento que el mantel con motivos navideños es un inmenso mar lleno de continentes aún desconocidos, que ningún satélite pudo divisar ... simplemente porque tengo la seguridad que esta América no es la misma que conocieron ellos.
No soy europea ...pero tampoco americana, americanos son los hijos de esta tierra ...mapuches, tehuelches, etc.
No pertenezco a ninguna parte.
Pero soy dueña de continentes que se hacen y deshacen, en el mantel de navidad ... formados por la nostalgia que me rodea y se va.

Paula Cutini.
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Paula Cutini, es mi sobrina nieta mayor. Una bella niña que está entrando en el terreno que sucede a la niñez y precede a la juventud.
El año pasado vino para hacer un curso en el Colón, un día fui a buscarla y la vi salir muy enojada.
-¿Qué te sucede Pauli? -le pregunté.
- El profesor no me marcó los errores, no me dijo nada. Si no me dice nada ¿cómo voy a saber si lo estoy haciendo bien? Yo sé que no estuve bien. -Fue su contestación.
Al día siguiente salió sonriente. El profesor le había marcado los errores.
Ese día me quedé pensando en las veces que le marco un error a mis alumnos; se enojan como si mi intención fuera humillarlos.
Debe ser que no hay muchas Paula Cutini sueltas por el mundo.

20.6.06

Homenaje

GÉNESIS, IV, 8

Fue en el primer desierto.
Dos brazos arrojaron una gran piedra.
No hubo un grito. Hubo sangre.
Hubo por vez primera la muerte.
Ya no recuerdo si fui Abel o Caín.
J.L. Borges
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Mi poema preferido de Borges.

Si tengo que elegir un cuento "Los dos reyes y los dos laberintos".
Breves y perfectos.
Sé que no soy una experta en sus textos, pero, me parece, que hay algo que muchos no le reconocen: en cuanto a la "forma" en su escritura era un revolucionario. Otros,que se dijeron revolucionarios, en cuanto a la forma de su escritura no pudieron lograrlo.

16.6.06

Nicolás cumple un mes


Y así sin pensarlo, sin mayores trámites el pequeñín va creciendo. Está semana lo llevaron al pediatra, pesa 3,300 kilos (está aumentando más de 25 gramos por día) y su talla es 56 cm. Creció 6 cm. UHHHAAAAUUUU!!!!


Cuando menos lo queramos el niño va a terminar la escuela y nos va a traer una noviecita. ¡Je! Espero poder ver la cara de Celeste como suegra.
Creo que me estoy apresurando un poco ¿no? Mejor sigo viéndolo crecer despacito, aunque cada día que no lo veo me doy cuenta que ha cambiado.

Bromas, humor y otras cuestiones

Me compré una revista para desasnarme un poquitín sobre el idioma castellano, he aquí que me encontré con que quienes se toman todo en solfa “generan incomunicación”.
Para evitar situaciones conflictivas, muchas veces, las personas se deciden por la broma. Según dice la psicóloga Nélida Gastaldi: “con la broma se evita la posibilidad de una pregunta más seria y comprometida”, la broma sería parte de una conducta evitativa para no tratar un tema en profundidad. Generalmente se trata de personas inmaduras que han encontrado un disfraz o una máscara para no mostrarse tal cual es.”
Los chistes excesivos pueden ser un intento para evadir el diálogo, hay padres que se toman en broma las conductas de sus hijos como forma de no asumir la responsabilidad.
Frente al bromista las personas reaccionan de distinta manera, hay quienes lo celebran, a otros les molesta, otros evitan al bromista empedernido o simplemente dejan de hablarle.
Muchos sabemos de que “el otro” acostumbra a identificarnos con una etiqueta, a la persona que se lo califica como “el que se toma todo en solfa”, puede tener adeptos en un momento y luego ir perdiendo el contacto con los demás porque se aburren de él.
(Al final ¿quién entiende a la gente? Todo el mundo habla en contra de lo aburrido y dejan de lado al bromista.)
Enrique Rojas, por su parte, nos dice -en El hombre Light- que en una de las tendencias actuales se orienta a “ocuparse de lo divertido”, la sociedad debe ser divertida.

La gente, las reuniones, las cenas o los libros son calificados de "divertidos", como si esto fuera lo mejor que se puede decir de ellos.
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Esto puede reconocerse fácilmente en los niveles socioeconómicos altos de Occidente. También puede aflorar en estratos medios y medio bajos, como influjo resonante de las capas superiores. En tal sentido las revistas del corazón colaboran con esta cuestión.
(característica que se repite: la frivolidad)

En el hombre esencialmente frívolo no hay debate ideológico ni inquietudes culturales. (...) hay imperio de lo efímero y la seducción. Aquello que no es trabajo profesional resulta leve, ligero, evanescente. La regla de oro es la superficialidad.

Es cierto que el humor bien usado puede ser una herramienta para decir mucho más de lo que aparenta. Cuentan que el bufón en la corte, a través de bufonadas, era el único que se animaba a decir aquello que otros temían decir. Por otro lado, J. Swift presentó su “Modesta proposición”, para solucionar los problemas del hambre en su Irlanda, teñida de humor negro, forma que escandalizó a las personas nobles del lugar. También ¡A quién se le ocurre proponer que los tiernos niños sean criados como cerditos para enviar al matadero y alimentar a otros! (Y pasaron los años y sigue siendo un modelo de cómo llegar a los indiferentes.)
Hay humor y humores…chistes (¿qué nos diría papá Freud antes de caer en descrédito su palabra?)
La sonrisa y la risa son cosa seria, dicen que es buena para la salud, pero ¿será cierto que todo exceso nos lleva a la perdición?

11.6.06

Lineup

(Cuentito largo para blog, pero estoy sacando a la luz "hijos" nacidos hace unos años)

Ella ingresó como una tromba, sin darme tiempo a que dijera algo, habló sin parar, era como un río de palabras que inundó la habitación.

“Hola. Siento que debo confesarlo, soy una viciosa, una adicta. Soy esclava de mi vicio como cualquier drogadicto. Sí, no me mire así. Aunque usted no me vea fumar, ni beber, ni drogarme. Así, con mi aspecto casi normal. Sí, así cómo usted me ve, no sé qué hacer. Bueno... eso de normal es entre comillas, habría que revisar qué es ser normal...
Cuando miro a un chico que se droga lo entiendo. Pienso en qué carajo le habrá pasado, cómo fue que llegó a ese estado. Porque no se crea, todo tiene su historia. A lo mejor usted me puede decir que detrás de esto hay una base fisiológica o biológica y que no todo pasa por los padres, los hermanos y toda esa gente que uno adquiere sin quererlo. Esa gente que le pasa a uno el dedo sobre la cabeza y le deja una marca. Sí, una marca como si uno fuera cemento fresco y luego se endurece...
¿Decía? ¡Ahhh! Sí, ya sé. Decía: tengo un vicio. Aparento ser normal pero no es así. Usted me ve pacífica, miro con dulzura a la gente, sonrío, no me muestro malhumorada o deprimida. No ando del todo mal vestida, tampoco huelo mal. Todavía me peino y cepillo mis dientes. Pero eso no es suficiente. Tengo un vicio. Mi vicio es la computadora; en realidad, ciertos juegos con la computadora. Esos de ordenar, ¿vio? No me diga nada, no me diga nada. Déjeme hablar. Si no digo todo de corrido no voy a decirlo más.
Bueno, empecé jugando un game, como cuando uno empieza con un cigarrillo o la primera copa de algo o como esa gente que va al casino y cree tozudamente que va a ganar, que va a recuperar lo que perdió y se pasa horas jugando. En primer juego obtuve un determinado puntaje; no estaba mal, entonces pensé: tengo que mejorarlo y así fue que seguí con otro, otro, otro y otro. Ahora me paso mucho tiempo como una estúpida ordenando cartas o líneas o cajitas o eliminando bolitas, líneas...

Se preguntará cuánto tiempo. Al principio jugaba media hora, un ratito. Después fui prolongando mi sesiones de juego a una, dos horas y quizás más. No podía mucho porque la computadora era del trabajo. A veces, llegaba antes de que llegara mi jefe; otras, me quedaba fuera de horario. Empecé a sentir que frente al monitor me olvidaba de los problemas. Ya no me acordaba de mi vieja y sus maldades en casa, no me hacía problemas cuando se quiso escapar desnuda, ni cuando me prendió fuego los libros o cuando sacaba las cosas del placard y las arrojaba al piso para que yo limpiara. No me importaba cuando me decía: “sucia, sos una sucia, si yo no limpio no sé que va a ser de esta casa”. No me importó internarla en el geriátrico público porque no me alcanzaba la plata para pagarle a alguien que la cuidara. No me molestaban las maldades de mi vieja y de estar sola como un perro o como una veleta. Ya no me dolía el departamento cayéndose a pedazos por los caños rotos del departamento de al lado, ni las expensas cada vez más caras. Lo bueno era que jugaba sólo en el trabajo, me decía que eso pronto terminaría, que era porque tenía muchos problemas... hasta que no pude más y me compré una P. C. en cuotas.

No sabe lo que fue. Ella estaba en casa conmigo, era mi mejor compañía. Ahora salgo del trabajo y voy a casa corriendo, me compro algo de comer. ¿Se imagina? Me compro algo de comer. No me cocino nada. No me puedo dar el lujo de comprar comida preparada, pero no puedo perder tiempo. Me siento frente a la PC, clavo mi vista en el monitor y juego, juego, juego. A veces, son las cuatro de la mañana, sé que a las seis me tengo que levantar pero no me importa. Ya no llamo al geriátrico para saber qué otra maldad hizo mi vieja. ¿Sabe? A ella no le gustó que la llevara allí. Quiere que la echen. Les pegó con el bastón a las compañeras de cuarto, rompió los vidrios, cagó en el medio de la habitación por no ir al baño, armó una guerra con la comida en la cocina. La enfermera me dijo que no es de loca que lo hace, es de turra no más.

¿Usted sabe?, con la PC no me acuerdo de nada; lo malo es que no mejoro mi puntaje, en el tetris llegué como a treinta mil. Me aburrí. Eso que me pasaron diferentes versiones. Ahora me dieron un juego nuevo, se llama Lineup. Se parece a uno que jugaba al principio. Si uno completa las líneas horizontales y verticales se eliminan y dan puntaje. Mire, sería bueno que uno pudiera hacer eso con la gente. Por ejemplo, hay gente que te jode, le digo de esas QUE JODEN, pero ¡qué le digo! Son de las que joden de verdad. No, no hablo de esas que lo hacen por un ratito y hasta piden disculpas. Bueno, a esa gente que es rejodida uno agarra y las pone en línea para que se evaporen... ¿No me diga que no estaría bueno?

Es un vicio, lo sé. No sé si no hace mal a nadie. Todavía no maté a nadie. Eso es bueno, ¿no? Por lo pronto, no duermo bien. Los días que no juego tengo temblores, mi vista está hecha un desastre porque el monitor es de cuarta y no me pude comprar los anteojos antirreflex.

¡No! No me mire así, no me diga que esto no es un vicio como Dios manda. Me siento mal físicamente. Me he vuelto sucia y desprolija. Sí, aunque todavía me peine y me cepille los dientes. Yo no soy como el Bill ese, con toda la plata que tiene, debe tener la mugre de cuarenta años en su dentadura. En mi departamento la cucaracha más chica es como Gregorio. No me mire así, no me diga que no sabe quién es Gregorio. ¡¿Cómo?!, ¿usted no leyó a Kafka en la secundaria? Cuando lo leí pensé: si alguien se despierta una mañana y se cree un bicho es mejor aplastarlo de un piñazo y ¡mire! ¡Míreme a mí ahora!

¿Qué? ¿qué pasa si no juego? ¿Se acuerda de los días del gran apagón? Media ciudad sin luz. Bueno, en esos días no podía jugar en casa. Me quedaba jugando en la oficina durante la hora de la comida. Mi jefe un día me levantó en peso, me quedé jugando como tres horas. No podía estar sin jugar. ¡Sí! Intenté no hacerlo, pero cuando llegaba a casa tenía temblores, tenía frío cuando otros se cagaban de calor, me mareaba, tenía ganas de vomitar, no podía dormir. La vecina del piso de abajo vino un día y me reputeó, me dijo que ya tenía bastante con el corte de luz como para tener que aguantar a una boluda que corría muebles toda la noche. Me ponía a limpiar la casa, trataba de cansarme, de entrar en calor haciendo algo útil por mí.

Por favor, dígame ¿cómo hago? Sí, lo sé, esto es algo complicado. Pero necesito ayuda ya o voy a estar en una línea eliminada. No me diga que esto es algo nuevo, que en realidad lo que me pasa es otra cosa ¿Sabe dónde recuperan adictos a los juegos de PC?”

Reparé que ella entró cuando yo estaba sentada en el sillón, buscando algo en el escritorio de mi jefa y no me había dejado hablar, que cada vez que intenté decir algo ella me hacía un gesto para que me callara. Sorprendida aún, la miré y solo pude decirle: No soy la sicóloga. Soy la secretaria. ¿Tenía cita hoy?
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Ejercicio de taller modificado con el marco (presencia de la secretaria)
Consigna: escribir un texto en 1ª persona de acuerdo con los siguientes puntos
* Compra de un objeto
* Luego trae dificultades
* El adquirente no puede desprenderse de él.
Junio/1999.

Escritos para tía Vivi

País de la Infancia

Mamá hecha palabra
besos y ternura.
Hermano entrañable
que mira con sorpresa
a esa niña que crece
Calle de tierra,
juegos en la vereda
La niña viaja
en una silla de madera
lanzada a toda velocidad
derrapa en curvas
llenas de magia.
Amigos, escuela
Guitarra e inglés
deslizan los días
bajo un cielo abierto
en un patio con flores
habitado por Eulalia, la tortuga
Ocalita, la pigmea, y el conejo Colita.
País de la infancia
de horas secretas
que solo ella conoció.


Pequeñas cosas

Aquellas pequeñas cosas, dice Serrat
“que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón
en un papel
o en un cajón”

Son estas pequeñas cosas que el recuerdo arrastra aquí o allá, en una foto, en un objeto, en una palabra… Son más de treinta años los que llevamos conociéndonos. Aprendí a quererte como la hermana de Víctor, como la tía de mis hijas, más tarde simplemente como Viviana. Y se me nublan los ojos cuando veo una foto y veo el tiempo que les dedicaste a mis hijas, son siempre esas pequeñas cosas un encuentro que me regocija, es el amor la llave que las guarda para que no se vayan. Siempre me digo “no son estos objetos, es el amor hecho objeto lo que me conmueve y me da tu afecto”.

A veces la vida…

A veces la vida
Se viste con su mejor traje
nos invita a dar un paseo
Y se la ve tan hermosa
que nos olvidamos
de las jugarretas
de las pérdidas
de las ausencias
Y le damos las gracias
por haber sido tan buena
por el pan de la mesa
por el pan del alma
por el amor hecho hijos,
marido, hermano, amigos.







Hubo un día
En que el azar los cruzó
En un pasillo que juntaba semillas
Entre papeles y ascensores
Empezaron a hablar
En común unión
Construyeron un puente de una sola vía.



Naciste madre

Hace cincuenta años, quizás hubo un grito o un llanto. Te recibió la vida, te acunó el asombro, te alumbró el deseo y amor de tus padres.
Pasaron los años, tan rápidos, parece mentira que después fuiste vos la que recibió a los retoños que continúan tu sangre. Y estuviste allí, junto a tus hijos en el llanto y la risa, armando la estructura de la infancia, calmando la fiebre, festejando cumpleaños, alimentado sueños, fortaleciendo su ser únicos e irrepetibles, acompañándolos un día descubriste que la labor estaba hecha y los dejaste libres haciendo caminos.






Y mañana…
el calendario, siempre en otoño,
dejará caer días como hojas.
Abrazaremos nuevas esperanzas.
Se cerrarán algunas ventanas,
empecinadas abriremos otras
encenderemos velas de nuevos cumpleaños
en la sintaxis perfecta
de una rueda inagotable
de símbolos que hablan por sí solos.

9.6.06

Mi nieto Nicolás

Nico está cada día más grande. Demanda de su mamá alimentación cada dos horas, como si tuviera un reloj en el estómago. Los médicos aconsejaron que respete su deseo porque es prematuro. Llamé recién a mi hija para ver como estaban, lo escuché llorar y me dan ganas de teletransportarme para abrazarlo. No hay nada que hacer, esta pequeña persona me tiene de la nuca. Cuando me voy a dormir lo último que pienso es en él. Nico no se parece a nuestra familia, es muy parecido a la familia del papá. ¡No importa! yo lo quiero igual, es un bebé "hermosito" (el nombre familiar de los papás es "los hermosos").
Me pregunto el porqué escribo tan poco sobre él. Resulta que reparé que una persona me dijo, hace mucho tiempo, que los grandes amores son en privado. No quiero ser egoísta, tengo que contar que necesito varios baberos porque soy una babosa del pequeño.
Cuando Celes me pregunta si puedo ir a cuidarlo yo me "sacrifico" y voy, no importa si me hace pis o caca encima (ya lo hizo mientras lo cambiaba, me largué a reír, es la primera vez que cambio a un varoncito).
Espero ser una abuela consciente que lo cuida, lo ama, pero no lo malcría.


Para ver las fotos deben pasar el mouse por encima de la hoja (tanto para adelante como para atrás) después de todo es un álbum.

6.6.06

Para vivir la vida

A Viviana, mi hermana del alma

Hay quienes que con un gesto
desgajan nuestra soledad
nos cobijan con una caricia invisible
que se traduce en un objeto
laboriosamente trabajado a mano.
Hay quienes nos regalan su tiempo
ensayan sinfonías
que luego nos tararean entremezcladas en risa
y nos reconcilian con la vida.
Hay quienes arreglan la mesa
para el festín de los ojos
nos sirven el pan de la vida
como si nada.
Hay quienes vuelan bajito
porque comprenden
que no necesitan de las apariencias
para vivir la vida

4.6.06

Perlita, la hija de Perla

Ivana Biforello sintió que le dolía el pecho, se repitió que era una tontería pensar en ese dolor. Entrecerró los ojos para tranquilizarse, para aplicar alguna técnica de evasión de la situación presente. No supo bien porqué, pero se encontró de nuevo en una habitación de la casa de Hebe, era el día después de la presentación del libro de su amiga Perla. Ivana sonrió ¿cuánto tiempo había pasado desde ese día? Había perdido la cuenta. La memoria era selectiva y se enredaba en asociaciones inverosímiles.
Hebe ingresó al salón donde la esperaban los integrantes de su taller de escritura. Saludó como siempre, con su aire de artista con mucho potencial y resignada a esa tarea que le procuraba dinero contante y sonante para sobrevivir.
Marcela, una de las integrantes del taller, le preguntó sobre la presentación del libro de su amiga Perla G. Hebe puso cara de mejor no hablemos.
- Contá Hebe ¿No fue una guachada? – dijo Silvia, otra integrante del taller que había estado en la presentación.
Ivana se mantuvo en silencio; le interesaba saber lo que había pasado, más por simple curiosidad que por interés en Perla. Apenas si la conocía de unas visitas que había hecho al taller. Le pareció pedante, muy cerrada en la concepción simbólica de su mundo; además habló mal de la música de Wagner que ella amaba. Perla había esperado mucho esa presentación, parecía que todo estaba bajo control, el marido había pagado a personas expertas en “eventos” de ese tipo.
Hebe se sirvió café. Carlos, el caballero del grupo cebaba mate, acordó con Silvia que había sido una guachada.
Ivana recordó a Hebe hablando sobre ciertas personas “estúpidas” en el manejo de las relaciones sociales y la poca inteligencia que revelaban algunos participantes del taller en las charlas, fue así que prefirió callarse, refugiarse en su timidez. Toda intervención “poco inteligente” serviría para que le pusieran una etiqueta, si es que ya no la tenía.
Hebe miró a Ivana y le arrojó un “menos mal que tengo hijos varones”, ella no supo qué contestar, no entendía nada.
Marcela dejó de prestar atención a la conversación y se puso a leer las correcciones que le habían hecho al texto de la semana anterior.
Carlos seguía con el mate, Silvia encendió un cigarrillo e Ivana no sabía qué hacer, aún no había llegado Beatriz, tampoco había llamado diciendo que no vendría, no sabía si Jesús seguía en el taller. Esperaba que la clase empezara rápido, se sentía culpable por ese hobby de escribir, de compartir lecturas con gente que “sabía”. Tenía la certeza que jamás iba a publicar, pero el ejercicio de la escritura y la lectura le devolvían un poco de la libertad que sentía perdida ocupándose 24 horas del marido y las hijas. La sensación de su falta de ubicación era melaza que atraía el aguijón de los insectos. Aceptó un mate, aunque le parecía antihigiénico compartirlo con gente poco conocida.
Llegó Beatriz, saludó en general. Para ella los abrazos y besos era una cuestión de desmedido afecto para una relación de taller. Se sentó, miró a Hebe y le dijo: Anoche ¡qué cagada!
Hablaban sobre la actitud de la hija de Perla, había estado molesta con el “bodrio” que había publicado su mamá; no había encontrado mejor forma que protestar poniéndose borracha.
Hebe le preguntó a Beatriz si la había escuchado. Beatriz dijo que no tenía claro porqué se inició la discusión, pero sí recordaba cuando le gritó a la madre “¡Menos mal que no soy como vos para escribir de esa forma!” Un amigo trató de sacarla de la sala pero “la Perlita” explicó que era lógico que su madre escribiera como lo hacía, era una cornuda consciente, sometida al dinero que le pasaba su padre, que no conocía más mundo que su propia casa. Para Silvia era normal que “la Perlita” se pusiera en pedo y que luego prendiera el ventilador para arrojar la mierda que tenía dentro. No entendían cómo Perla siempre era paciente con esa hija que se avergonzaba de su madre, para ellos lo que le hacía falta a “la Perlita” era un par de sacudones que le acomodaran las ideas y que la dejaran de mantener. Además, si el padre tenía dinero era porque Perla se lo había dado, en realidad ella era la dueña del negocio y, además, trabajaba como profesora en la universidad.
Ivana escuchaba los pormenores y no dejaba de sorprenderse. Perla era toda una idish mame, toda una señora… y de repente sintió el aguijón de porqué le había dicho “menos mal que tuve hijos varones”.
Ivana sintió más fuerte el dolor en el pecho, volvió a su presente; como en cascada se le actualizaron algunas frases: “Después de todo el 10% de ese título es mío porque…” “Vos siempre sos una metida”. “¿Vos nunca fuiste joven?”. “¡Ja! No me vas a decir que con lo que te ahorraste en la comida te fuiste a Europa”. Cerró los ojos y rogaba no escuchar las voces que había almacenado, quería tener memoria solo lo para lo bueno. Ivana supo que aquello era el resultado no previsto con su estúpida tolerancia disfrazada de silencios; el dolor en el pecho le iba ganando. Miró por la ventana, no tenía ganas de jugar a que adivinaba dibujos en las manchas de humedad en la pared, tampoco sentía deseos de pensar que estaba en el decorado de una comedia y soltó el timbre. Estaba harta de llamar a la enfermera del geriátrico donde había sido depositada desde que había enviudado.
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Cuentito largo como siempre, estuve revisando escritos anteriores y son más largos que este. ¡Cómo admiro a Sir William! Breve y bueno dos veces bueno, dice el refrán al que me adhiero.

1.6.06

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