24.6.06

Comentario sobre un texto de Borges

EL TAMAÑO DE MI ESPERANZA


Cuando nos enfrentamos a un texto cuyo género es el ensayo, nos surgen algunas preguntas como ¿Quién lo escribió?, ¿sobre qué escribió?, ¿cuándo y dónde?

¿Quién escribió? Es una pregunta que nos puede parecer indiferente en un texto de ficción; el autor puede que no agregue nada a ese texto. Ahora bien; si estamos frente a un ensayo, pensamos en la autoridad de esa voz para decir lo que dice, tratamos de ver cómo se construye esa voz dentro y fuera del texto. Quién escribió nos lleva al sobre qué escribió, tendemos a pensar en su capacidad en cuanto a conocimientos sobre ese qué y en la capacidad para escribir.

El ensayo nos da siempre esa sensación de lo que va a modificarse, de ser un intento, una aproximación al tema. Entonces es que indagamos sobre el cuándo y el dónde.

Si el texto al que nos enfrentamos tiene un autor como Jorge Luís Borges y habla sobre literatura, es posible que nos salga un exabrupto como ”Borges es Borges”, lo cual es una tautología y no define nada, o quizás nos lleve a pensar que es único.

Cierto es que “... el nombre de autor funciona para caracterizar a un cierto modo de ser del discurso: (...) el hecho de que se pueda decir “esto fue escrito por fulano” (...) indica que ese discurso no es una palabra cotidiana, indiferente, una palabra que se va, que flota y pasa, una palabra que puede consumirse inmediatamente,... “ (M. Foucault - ¿Qué es un autor?)

El autor no remite pura y simplemente al individuo, pero en el ensayo quien habla da un sentido diferente al texto, puede ser una guía para confirmar nuestras sospechas en textos de otros autores, en ese tiempo u otros del mismo autor en otro tiempo.

Borges escribió El tamaño de mi esperanza en 1926 (1) y El idioma de los argentinos en 1928 (2). Podríamos decir que estos dos libros se instalan en una época en la que existe una preocupación por lo nacional en la sociedad argentina. Esa preocupación se da dentro y fuera del aparato oficial, de la cultura oficial.

Alrededor del Centenario y hasta 1930 cierto sector de la sociedad argentina percibe con alarma “los conflictos derivados de la modernización (...) que incluía la incorporación masiva de extranjeros al territorio nacional” (3), y podemos agregar que, ya no desde la amenaza o la alarma, esa preocupación por lo nacional no pertenecía sólo a una elite; desde diferentes lugares se trataba de dar “color local” a ciertas producciones culturales de la época.

En 1932 se filma Los Tres berretines que reflejan parte de las manifestaciones populares. Durante la segunda mitad de la década del ‘20, los tres berretines en Buenos Aires eran: cine, fútbol y tango.

Los primeros temas que trató el cine argentino estaban pegados a la cuestión de lo nacional: La bandera, El fusilamiento de Dorrego, Amalia, Nobleza Gaucha... el tango. La repetición del esquema de Nobleza Gaucha, que fue un éxito comercial en el cine argentino (como no hubo otro), hizo que poco a poco se dejara de ver películas nacionales. Sólo sobrevive un director original en la década del ‘20, Ferreyra, con películas de temas ligados al arrabal, al barrio, al tango. (4)

El fútbol, juego de origen inglés, es jugado por hijos de inmigrantes que se han acriollado. E. Archietti nos advierte sobre la preocupación de Borocotó (el padre, periodista de El Gráfico en 1928) por “acriollar” fútbol. Para Borocotó el fútbol inglés es técnico y “carecía de ese algo típico (...) y tuvimos que adornarlo con el dribbling (...) patrimonio de estas tierras.” (5)

“Borocoto”, dice Archietti, “tiene que transformar al fútbol en “algo nuestro” y para ello le encuentra comportamientos similares al tango.” El tango, que ya era reconocido en el mundo como originario del Río de la Plata. (Aunque Borges tercia en la disputa a favor de Buenos Aires y no de Montevideo (2))

Archietti agrega: “En un estilo casi borgeano, Borocotó enumera las “cosas bien nuestras” y comienza por la pampa (..) los equipos nacionales de fútbol están llenos de hijos de inmigrantes europeos que ya se han convertido en criollos. (...) el arrabal está presente en el tango y en muchos jugadores de fútbol nacidos allí”.

“Borocotó y Borges participan, cada uno a su modo, del debate en curso sobre lo nacional y lo popular en Argentina. Suponen que lo nacional tiene que ver con la pampa y con una cierta zona de la ciudad de Buenos Aires, que Borges caracteriza, en la década del veinte, como las “orillas”, espacio por excelencia de una literatura capaz de fundar una mitología nacional.“ (5)

De acuerdo con lo que veníamos diciendo, el cine trató lo nacional y la repetición del esquema de Nobleza Gaucha, llegando a tal punto que lo hizo fracasar. Entonces había que separarse de lo gauchesco; luego vino el ocuparse de los temas de la ciudad, del tango.

El fútbol trató de hacerse nacional a través de comportamientos que lo hicieran nuestros. El tango ya había triunfado en París. Tango y fútbol debía aparecer como “contribuciones argentinas” dentro del tiempo libre que trasciende las fronteras, sobre todo cuando el fútbol llega a la final de un certamen olímpico (5)

Borges, dentro de esa “invención de una tradición” se plantea crear una tradición para la literatura, “un criollismo que sea conversador con el mundo” (1 pág. 14), que se aleje de la gauchesca. Borges está en ese proceso de invención de una tradición, con cercanías y alejamientos de otras expresiones de nuestra cultura, pues “aquí no se ha engendrado ninguna idea que se parezca a mi Buenos Aires “(1 -pág.13).

Borges construye la historia de su literatura. Su escritura es un lugar de cruce y condensación, es una historia sin terminar, es un núcleo que ordena sus textos.

Borges plantea la ficción de su origen en la búsqueda de aquello que haga posible una escritura, que no es aprendizaje sino rastreo de ancestros. En ese linaje que se procura, se conecta a la literatura argentina fuera de los ”años enfáticos del centenario”, y los une a la tradición literaria francesa, inglesa, a Whitman y, por supuesto, a Cervantes, a Quevedo y a Fray Luis.

En ese mito personal encontramos marcas visibles de la pertenencia a una clase dentro de la sociedad argentina; así nos dice “como tanto argentino soy nieto y bisnieto de estancieros” (1-pág. 23). Más adelante agrega: “éste es mi postulado: toda literatura es autobiográfica, finalmente. Todo es poético en cuanto nos confiesa un destino, en cuanto nos da una vislumbre de él.”(1- pág. 128). Si por tradición familiar se ve ligado a la pampa y aunque “de la riqueza infatigable del mundo, solo nos pertenecen el arrabal y la pampa”, él va a cantar al arrabal. Él se instala en las orillas de la ciudad, en el arrabal. Lugar indefinido entre la llanura y las últimas casas. Pero la ciudad no es la de Sarmiento equivalente a civilización. Esa ciudad se ha transformado por obra del tiempo y de la modernización. Esa ciudad está llena de inmigrantes y de hijos de inmigrantes.

Él abre “El tamaño de mi esperanza” estableciendo un interlocutor determinado, quiere hablar a los “criollos”, no quiere hablar con los que tienen como referencia a Europa, su pluma no habla con “los desterrados de veras”, quiere hablar “con los muchachos querencieros y nuestros que no le achican la realidá a este país”. Su argumento es la patria dentro de una continuidad de pasado, presente y futuro. (1- pág. 11)

Desde el lenguaje introduce cierta diferenciación ortográfica, que no siempre mantiene, caída de la “d” final en ciertas palabras por ejemplo: “realidá, voluntá, verdá, incredulidá...” marcas que se pueden ver como un criollismo recortado, quizás vicios del habla en un estanciero culto, propio de esta región.

Borges es un autor culto, de origen urbano, de la Buenos Aires “que más que una ciudá es un país” (1 - pág.14), en realidad fue justa su expresión porque finalmente impone su hegemonía a todo el país. Todos somos argentinos aunque no hayamos nacido a orillas del Plata.

Él se pregunta: ”¿Qué hemos hecho los argentinos?” y responde que “arrojar a los ingleses” fue hazaña de los criollos. En cuanto a La Guerra de la Independencia “difícilmente (según Borges) se la pueda considerar empresa popular”. La hazaña es criolla cuando se da en Buenos Aires, pero cuando interviene el interior parece que sólo corresponde “al grandor romántico”. Por otra parte resuena el eco de Ramos Mejía para el que la independencia es una empresa de multitudes, de lo popular. Borges prioriza Buenos Aires, a cada instante produce un corte con el interior y por otro lado siempre sentimos un querer estar en lo popular pero a la vez un retaceo, un querer estar más allá.

Para Borges, en la Argentina lo genuino es lo “criollo”, pero un criollismo vinculado al porteñismo. Buenos Aires es puerto, por lo tanto, lugar de cruce de lo propio y lo extranjero. Borges en relación a Buenos Aires, Borges con dos linajes, “enciclopédico y montonero”, aunque diga que “es más aparente que real” (2 pág. 10) y con revalorización de Rosas (1-pág. 12).

Borges pareciera instalarse desde otro lugar en lo popular cuando hace referencia a un hombre “privilegiado por la leyenda”, Yrigoyen (1- pág. 13), del cual, sabemos más tarde, se aleja.


Decíamos Borges en las orillas, en una línea de frontera. Desde ese lugar incorpora a Carriego, poeta menor que también refleja un margen y con él parte del tango. (1 págs. 27/31)

Desde las orillas recupera al tango, esos tangos primordiales que fueron “hechos de puro descaro, de pura sinvergüencería, de pura felicidad del valor” (1- pág. 30) aquellos que fueron “la voz genuina del compadrito”.

El tango, para Borges, es porteño, es de Buenos Aires porque “el pueblo porteño se reconoce en él, plenamente, no así el montevideano siempre nostalgioso de gauchos” (2- págs. 96/97). Ese tango que pudo haberse originado en cualquier lugar de Bs. As. “no es campero” “su patria son las esquinas rosaditas de los suburbios (...) su ambiente, el Bajo, su símbolo, el sauce llorón de las orillas,...” (2 pág. 103). En resumen, el tango es símbolo de lo porteño y el compadrito su héroe.

Borges fabrica un suburbio, se lo inventa con esquinas “rosadas” o “rosaditas” el arrabal porteño se vuelve métafora o anécdota. Él ve que el compadrito reemplaza al gaucho Martín Fierro, el camino de eternidad para ese compadrito será a partir de “que otro don José Hernández nos escriba la epopeya del compadraje y plasme la diversidad de sus individuos en uno solo.” (1-pág. 125)

Pero para la existencia literaria de ese personaje de arrabal “hay trabas lingüísticas”. El arrabalero es “una infame jeringoza donde las repulsiones de muchos dialectos conviven y las palabras se insoletan como empujones y son tramposas como naipe raspado”. Admite, sin embargo, que Roberto Arlt escriba bien dentro de ese lenguaje, pero Borges no cree “en la virtualidad del arrabalero ni en su dictadura de harapos.” (1- pág. 122)

Borges elige el vagabundeo por el suburbio para instaurar una imagen familiar y mítica de Buenos Aires. Escribe con la “dignidad de sus mayores, los criollos, sin arrogancia orillera” (2- pág. 145).

Es así que los compadritos de Borges no hablan su propia lengua, salvo en “Hombres pelearon”, reconoce esa “jeringoza” como propia del arrabal, pero no le da cabida dentro de su literatura.

Mucho más tarde, desde la ficción, en la búsqueda de sus dos linajes, en “Sur”, Juan Dahlmann, bibliotecario convalesciente de una septicemia -como Borges- se decide por uno de sus linajes, el criollo vinculado al gaucho-compadrito- acepta el duelo a cuchillo. Con final casi abierto no sabemos si Juan Dahlmann (de padres criollo y extranjero) muere. Mucho de autobiográfico se rastrea en ese cuento, el mismo Borges nos dice que toda literatura tiene mucho de biografía. Es probable que en ese gesto haya ejecutado lo que quedaba de “criollo”, separado de la gauchesca, o haya conciliado aquello de lo que quería alejarse.

Digamos finalmente que Borges, en la década del veinte al treinta por lo menos, tiene en común con su tiempo el adherirse al proceso de nacionalización (desde lo literario), que se apropia de un lugar que inventa, lugar que podría ser considerado “no lugar”, que se apropia de la anécdota del arrabal desde la postura de un escritor culto y urbano.

BIBLIOGRAFIA

(1) Borges, J. L. El tamaño de mi esperanza, Buenos Aires, 1994, E. Seix Barral.
(2) Borges, J. L. El idioma de los argentinos, Buenos Aires, 1994, E. Seix Barral.
(3)Gramuglio M.T. “La persistencia del nacionalismo”- Punto de Vista N* 50 Bs. As. 1994
(4)España, C. Medio siglo de Cine, Bs. As. E. Abril 1984
(5)Archetti, E. P. “El imaginario del fútbol: estilo y virtudes masculinas en “El Gráfico”- Punto de Vista N* 50 - Bs. As. 1994
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Escrito en 1996
Alguien me dijo "Ya que estabas con lo de la pampa, la tradición ¿por qué no lo uniste al verde de un campo de fútbol?"
Debo aclarar que sinceramente esa asociación no estaba en mi paradigma.


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Estimado Anónimo que mandaste este mensaje:
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12 Comments:

Blogger Amy said...

Sir, lo de profe sobra. Ya le dije, esto es un intercambio. Sus planteos me obligan a pensar sobre algo que dejé de lado y a lo que dediqué mucho tiempo, eso fue cuando me di cuenta que lo que escribía no era de mi agrado. Le agradezco que acusé recibo de mi botella lanzada al mar.
Hace mucho tiempo pensé que por lo menos podía intentar leer desde algún lugar diferente y deambulé por la facu, persiguiendo el sueño de leer e interpretar, de encontrar sentido a la comunicación humana. En el medio que me muevo, a la gente le disgusta hablar de literatura o yo les resulto un plomo, tenía un compañero de facultad – que creí amigo- con el que podía hablar hasta que nos distanciamos. Volviendo al texto de Borges:
Si argentino era el nombre del habitante de la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, Borges es auténticamente argentino, hombre de ciudad puerto (que mira hacia fuera), de linaje extranjero; el criollo es también europeo en nuestro caso. Como dijera un escritor mexicano "los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos de los incas y los argentinos de los barcos". Aún en el interior lo europeo se impuso sobre el "aborigen". En El Sur, creo, clausura lo criollo, la gauchesca. Le da muerte, digo lo del final abierto porque va más allá de la realidad creada de Juan Dahlmann, quizás sea una metáfora de algo que también fue manipulado, la figura del gaucho frente a la presencia del inmigrante para el Centenario el mito se afianza con El payador de Lugones. Son diferentes lecturas, la mía se va para el lado de la clausura de un género, la incorporación del compadrito.

25 junio, 2006 00:42  
Blogger Chiara Boston said...

Creo que muchos de los que pululamos por aquí tenemos el mismo problema: pensar que los demás se aburren con nuestros temas.

También yo, como mi querida amiga Liter (he ahí la conexión que encontraste), me imprimí el articulo para saborearlo bien. Tiene muchísimo jugo y lo quiero chupar al máximo porque me parece super sustancioso y aclarador.

Gracias!

Besitos

26 junio, 2006 12:05  
Blogger Amy said...

En la Argentina siempre estamos con los dualismo. Sarmiento-Rosas; podría ser uno. El Facundo, escrito por Sarmiento ataca a Rosas, libro fundante del género ensayo en América Latina (no lo digo yo, es palabra de los entendidos). Rosas, caudillo bonarense dejó su marca en la historia, luego vino la consideración histórica de la que no podemos escapar. Borges lo revaloriza. La mejor biografía que leí sobre Rosas la escribió un inglés, la mejor novela es de A.Rivera (bueno para mí, los rositas me mandarían a lavar platos). Rivera pone en tela de juicio a la historia y a la novela histórica. Largo de contar. El texto que escribí sobre El tamaño... es escolar. En resumen diría: En un contexto histórico en que había que inventar la nacionalidad, Borges inventa su origen literario. Como no encuentra mucho en lo local, a pesar de los esfuerzos de R. Rojas, se inventa una tradición que la une a lo universal, de paso le da el final a la gauchesca.

26 junio, 2006 14:32  
Blogger MIB said...

Confieso no haber leído mucho de Borges.. Bueno.. en realidad no he leído profundamente.. he leído bastante, sobre todo poesía y algunos cuentos.... Pero siempre pensé que necesitaba estar más madura o más receptiva y crítica para entenderlo, para sacarle el jugo... Es una cuenta pendiente que tengo... este ensayo me da hambre de Borges.. estar lejos me da hambre de Buenos Aires, de Argentina, de la identidad nacional... Cuánto me queda por aprender!

26 junio, 2006 14:46  
Blogger Amy said...

Si algo tomé de G.G.Márquez "es lo de la literatura como realidad cifrada", de Borges lo "de autobiográfica”, de muchos otros escritores me copié el andar con el cuadernito o libreta tomando apuntes de la realidad para escribir algo con piso “real”.
Supongo porque hago esos cruces a la gente no le gusta cuando digo determinadas cosas, creo que a veces lo que dice alguien mueve el piso. E. Rojas, en El hombre Light, señala que las conversaciones actuales giran alrededor de lo “superficial”. Es como lo de tomar TODO en broma. Si uno se pone a pensar en la literatura más allá de las flores y el romanticismo te das cuenta que la escritura es una cortina que deja ver los zapatos del escritor. ¿Resultado? Algo de filosofía escapa de esas palabras y conmueven.
Hay un par de párrafos en El cazador oculto (o Guardián entre el centeno) de Salinger que le leo a los alumnos, pero no sé si lo entienden (o lo quieren entender) uno es sobre las causas por las que vale la pena vivir y otro es el del valor de la educación académica.
Soy docente. ¿A qué no saben de qué? (Les dejo la incógnita para ver si aciertan)
MIB: que más quisiera yo que haber tenido lo que tenés vos a tu edad. La experiencia de vivir en otro país abrevando de un montón de fuentes la posibilidad de aprender.
Estudié dos carreras, empecé una tercera. (Nunca fui de 10, pero tampoco un desastre) Desde que era una adolescente estudié y trabajé. Cuando llegaron mis hijas me detuve unos años y luego seguí con el vicio de enredarme en los libros. Una broma que le hacía a mi marido era decirle con quien me iba a dormir, era el nombre de algún autor que tenía que desentrañar. Después de un pequeño accidente, un día me levanté y me pregunté ¿A quién le querés ganar? ¿Qué complejo querés ocultar? Comprendí que no podía saber mucho más de lo que había aprendido. Siguiendo lo de la metáfora del cerebro como una especie de computadora me di cuenta que mi cabezota era un modelo viejo y decidí disfrutar de otras cosas. “Lo que nantura no da Salamanca no presta”, así y todo la gente cree que sé mucho. Mi hija Celeste dice que mi conciencia de no saber es molesta, que cuando lo digo la gente no lo puede aceptar y cree que es falsa modestia. Convengamos que he leído un poco, he tenido buenos maestros en la vida y lo académico… Tengo una pésima escritura (para mi gusto, puntuación ¡Aj! No puedo pasar de la teoría a la práctica). Para los que no lo leyeron hay un cuento que ya publiqué en el blog que se llama “Sin pie ni cabeza”, tiene mucho que ver con mi relación con la escritura. ¡Puf! No paro… cuenten ustedes.

27 junio, 2006 00:14  
Blogger Amy said...

Sir, todos tenemos épocas. Tampoco leí todo lo que debí leer, aunque no sé si es una obligación. Le contesté en el mail que quizás debiéramos leer un solo libro de infinitas páginas o convertirnos en un libro como en Fahrenheit (no soy para nada original). Debiera agregar que lo importante ¿no sería la forma como leemos?

28 junio, 2006 01:15  
Blogger Chiara Boston said...

Buscando y rebuscando tu post Sin pies ni cabeza, me empapé de preciosas letras que me han dejado una linda sensación en el alma. Me encanta tu blog!!! Seguiré buscando...aunque no se cuándo lo encontraré, porque en el camino me distraigo... hay tanto por leer!!
Gracias, Amalia! Sos admirable.

28 junio, 2006 12:06  
Blogger Amy said...

Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

28 junio, 2006 16:40  
Blogger Amy said...

Amalia Carioli dijo...
Liter: Internet es terrible, yo no sabía que me iban a poner allí. (Sé que también figuro en un campeonato de go y en un diario de mi provincia). En realidad me expuse porque quería que se viera el trabajo de dos alumnas sobre marketing infantil. Había que presentarlo para un programa de televisión. Ese día estaba fastidiosa porque no supe hasta llegado el momento de la grabación que le estaba haciendo el juego a una multinacional (además de una cuestión familiar que me tenía mal). En parte al colegio le viene bien ser nombrado. Sííííí!!! Enseño marketing, administración y publicidad. Mis primeros estudios terciarios (profesorado) son en ciencias económicas. Este año me dieron una suplencia de lengua y literatura (que estudié, pero que no asimilé demasiado. Que mis profesores no se enteren, Je!). Los alumnos se enojan conmigo porque suelo escandalizarlos, creo que hasta la rectora se va a enojar este año conmigo. En realidad enseño el marketing del “antimarketing”, línea Naomi Klein. Estaba explicando la función de la propaganda y se me ocurrió decir que el instinto materno no existía, que era un ejemplo de lo que puede hacerse con una construcción cultural parecida a la propaganda. Se armó revuelo, no puedo mantener mi bocota cerrada. Eso ya me trajo problemas una vez.
Me imaginé que la conexión con Bs. As. debía venir por Laura. ¿Qué es lo que hacés vinculado con lo científico?
Laura:Sin pies ni cabezas lo puse en el blog el 15/4/06, ese texto, el del nombre de mi pueblo y el primero que publiqué son, a mi entender, bastante aceptables

28 junio, 2006 16:44  
Blogger MIB said...

Jjajaja! en serio que marketing?!?! no lo creo! Qué interesante! Debe ser buenísimo escucharte dar una clase! ni me puedo imaginar la del instinto materno! jeje! La adorable revolucionaria! me encanta!
De verdad creo que este blog me enseña más de lo que te imaginás!

Yo siempre intento leer, conocer, aprender... siempre... pero termino con el mismo sabor amargo de la ignorancia total... y te puedo asegurar que lo mío no es de humildad... ni falsa modestia... el camino del aprendizaje siempre se puede extender.. y a mí me gusta que así sea... Verdaderamente cuando termine la tesina voy a empezar a organizar mi camino de lecturas... intentar aprovechar la cuna cultural en la que me encuentro no?... veremos qué sale...

ahora quiero escucharte en lo que fuera que salió por google! a ver qué tal...

28 junio, 2006 19:14  
Blogger Chiara Boston said...

MIB, no es tiempo de encerrarte en un libro. Posa tus ojos en la vida, que sos joven y hay mucho por absorber. Yo también cargué la mochilita a los veintitantos, crucé el charco, me llené de experiencias y regresé con un baúl repleto de enseñanzas. Fue lo mejor que hice en mi vida, aparte de mis hijos y la elección de marido (por ahora)

Y al respecto, coincido con Amalia en que el instinto maternal no existe. El amor hacia un nuevo ser se logra con el roce cotidiano, con las noches en vela, con el deseo de hacerlo... Si no, cómo se explican los bebés dejados en la basura, junto a una caja de pizza vacía?

Sigamos, sigamos, que me encanta!
Entre tanto, leeré Sin pies ni cabeza.
Hasta mañana...

28 junio, 2006 20:52  
Blogger Amy said...

Liter ¿leíste algo sobre la historia del trato a los niños? Hay historias verdaderamente terribles sobre el trato dado a los pequeñitos. Las madres no siempre se dedicaron a cuidar a sus hijos. La historia nos trae muchos ejemplos. Es un tema que lo consulté con sicólogas, sobre todo cuando te enterás que dejaron a una beba, recién nacida, tirada en una bolsa de basura o los testimonios de una pasante en medicina en un hospital. Siempre recuerdo una frase de M. Foucault "el humanismo es un invento de unos 200 años", sobre todo cuando creo que ciertas conductas son inhumanas. Puaj! me fui al diablo, mezclé todo. Cuando pueda busco material y escribo algo coherente

30 junio, 2006 20:27  

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