16.6.06

Bromas, humor y otras cuestiones

Me compré una revista para desasnarme un poquitín sobre el idioma castellano, he aquí que me encontré con que quienes se toman todo en solfa “generan incomunicación”.
Para evitar situaciones conflictivas, muchas veces, las personas se deciden por la broma. Según dice la psicóloga Nélida Gastaldi: “con la broma se evita la posibilidad de una pregunta más seria y comprometida”, la broma sería parte de una conducta evitativa para no tratar un tema en profundidad. Generalmente se trata de personas inmaduras que han encontrado un disfraz o una máscara para no mostrarse tal cual es.”
Los chistes excesivos pueden ser un intento para evadir el diálogo, hay padres que se toman en broma las conductas de sus hijos como forma de no asumir la responsabilidad.
Frente al bromista las personas reaccionan de distinta manera, hay quienes lo celebran, a otros les molesta, otros evitan al bromista empedernido o simplemente dejan de hablarle.
Muchos sabemos de que “el otro” acostumbra a identificarnos con una etiqueta, a la persona que se lo califica como “el que se toma todo en solfa”, puede tener adeptos en un momento y luego ir perdiendo el contacto con los demás porque se aburren de él.
(Al final ¿quién entiende a la gente? Todo el mundo habla en contra de lo aburrido y dejan de lado al bromista.)
Enrique Rojas, por su parte, nos dice -en El hombre Light- que en una de las tendencias actuales se orienta a “ocuparse de lo divertido”, la sociedad debe ser divertida.

La gente, las reuniones, las cenas o los libros son calificados de "divertidos", como si esto fuera lo mejor que se puede decir de ellos.
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Esto puede reconocerse fácilmente en los niveles socioeconómicos altos de Occidente. También puede aflorar en estratos medios y medio bajos, como influjo resonante de las capas superiores. En tal sentido las revistas del corazón colaboran con esta cuestión.
(característica que se repite: la frivolidad)

En el hombre esencialmente frívolo no hay debate ideológico ni inquietudes culturales. (...) hay imperio de lo efímero y la seducción. Aquello que no es trabajo profesional resulta leve, ligero, evanescente. La regla de oro es la superficialidad.

Es cierto que el humor bien usado puede ser una herramienta para decir mucho más de lo que aparenta. Cuentan que el bufón en la corte, a través de bufonadas, era el único que se animaba a decir aquello que otros temían decir. Por otro lado, J. Swift presentó su “Modesta proposición”, para solucionar los problemas del hambre en su Irlanda, teñida de humor negro, forma que escandalizó a las personas nobles del lugar. También ¡A quién se le ocurre proponer que los tiernos niños sean criados como cerditos para enviar al matadero y alimentar a otros! (Y pasaron los años y sigue siendo un modelo de cómo llegar a los indiferentes.)
Hay humor y humores…chistes (¿qué nos diría papá Freud antes de caer en descrédito su palabra?)
La sonrisa y la risa son cosa seria, dicen que es buena para la salud, pero ¿será cierto que todo exceso nos lleva a la perdición?

3 Comments:

Blogger MIB said...

ups!

sí creo que cuando hay temas serios... en los que uno debe hacerse responsable, y estar comprometido con la otra persona, la broma está fuera de lugar...

interesante..

19 junio, 2006 04:51  
Blogger Chiara Boston said...

Justamente ayer pensaba en el tema del humor, sobre todo en el humor al escribir. Y se me vino a la cabeza tu escrito sobre la adicta, que de tan absurdamente real, da gracia, tanta gracia, que uno se olvida de la gravedad del problema. Es un buen recurso para mostrar, pero no para OBVIAR. He ahí la diferencia.
El humor debe suavizar, pero no tapar.

Has leido a Eduardo Mendoza? Es un catalán que juega muy bien con el absurdo en sus novelas. Recomendable.

19 junio, 2006 15:24  
Blogger Amy said...

MIB: muchas veces me sorprendo a mí misma hablando con cierta ligereza en una charla. Otras me doy cuenta que no puedo hacer intercambio en un reunión donde la gente se junta para otra cosa. Cierta vez, con una estudiante avanzada de historia hablábamos sobre un tema, presté atención a su reflexión “Hace unos días todos hablaban sobre el Siglo de Oro español en una cena, decidí callarme porque decir lo que sabía me resultaba agresivo hacia los que hablaban.” (Parece que entre todos los comensales habían puesto una verdulería por las “verduras” que decían). Estoy tratando de ver dónde y cómo realizo intercambios. Hay veces, que la vida nos acerca personas encantadoras y en otras tantas nos tropezamos con personas con la que no podemos intercambiar un saludo. Los bromistas empedernidos sueles invitarme a practicar ejercicios de implicaturas: “ si dijo a para que se entienda b ¿tengo que tomar b para entender a? Me pregunto sobre las cortezas sucesivas que cubren su discurso y, a veces, se convierten en personajes de mis textos.
Laura: No leí a Eduardo Mendoza. Acepto tu recomendación, lo buscaré en las librerías. He leído sobre el absurdo, el humor y lo grotesco y su función en literatura. Si bien se trata de terrenos diferentes podría decir que muchas veces "la realidad cifrada" (según G. García Márquez) pasa a la vida.
Sir William II: tiene razón, a veces el protagonismo nos gana, yo suelo meter cuchara, no en broma, pero sí con cierta ligereza. Digo, a veces hablo demás y ¡por Dios! después mis hijas me lo recriminan. Cierta vez comencé diciendo “tengo una teoría” y no pude decir más porque una de mis hijas me cortó con “¿Dónde estás desarrollando la investigación de tu teoría?” Bla! Bla…Bla… y bue…me di cuenta que la palabra teoría me quedaba grande aunque tenía cierta idea sobre lo que estaba diciendo. A mí me encantó encontrarme con el libro El hombre Light y el artículo sobre el humor. Alguien con chapa para hacerlo exponía algo de lo que pienso sobre la forma cómo nos comunicamos.

19 junio, 2006 23:45  

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