19.4.09

ÍTACA


Fragmento del poema de C.Kavafis

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
pleno de aventuras, pleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al irritado Poseidón no temas,
tales cosas en tu ruta nunca hallarás,
si elevado se mantiene tu pensamiento, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
(…) Que sean muchas las mañanas estivales
en que con cuánta dicha, con cuánta alegría
entres a puertos nunca vistos (…) Ve a muchas ciudades Egipcias
a aprender y aprender de los sabios.
Ten siempre en tu pensamiento a Ítaca.
Llegar hasta allí es tu destino.
Pero no apures tu viaje en absoluto.
Mejor que muchos años dure:
y viejo ya ancles en la isla,
(…) Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no hubieras salido al camino.
Otras cosas no tiene ya que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te ha engañado.
Sabio así como llegaste a ser, con experiencia tanta,
ya habrás comprendido las Ítacas qué es lo que significan.


A pesar de los años del relato de la Odisea, podemos tomar la metáfora del viaje y reflexionar sobre nuestro tiempo, tal vez un camino es leer en las palabras de otro una reflexión que nos haga releer hacia atrás (y quizás me disloco en un tiempo en que algunos proclaman “Historia hay mucha, mirá hacia el futuro”. En moda de adolescentización perfecta todo se acelera en continuo cambio y la experiencia se nos pierde. El viaje debe ser lento para crear la experiencia, para ayudarnos a crecer, para comprender lo que significan las Ítacas. El poema de Kavafis es cercano en el tiempo, apenas ronda un siglo, pero eran tiempos en que las personas no tiraban los objetos sino que hacían a la experiencia de tener contacto, aprecio por el Objeto = lo arrojado frente a mí, sea esto un autito, una muñeca, un libro o,sin ir más lejos, nada nos queda de Penelope, porque el "amor es líquido", pues "todo lo sólido se desvanece".
Hace tiempo que tengo la sensación de que se fomenta la “adicción” el consumo rápido de algo para inmediatamente pasar a otra cosa (lo descartable = use y tire), sea droga, alcohol, cigarrillo, vestidos, juegos… Hay compradores compulsivos de todo tipo que como un niño pasan de una cosa a otra sin comprender lo que ello significa…
Alguien me arrojó una frase: La vejez no es para los espíritus débiles (¡caramba! Podría haberme dicho: La vejez es para los espíritus fuertes y no me habría sentido tan aludida, vieja soy, pero no estoy preparada para las malas compañías de la vejez, los achaques –digo. Luzco mis canas y mis arrugas, no he pensado ni en planchados de rostros y dejé de teñirme hace bastante.)
Mi hija Pau me regaló otra frase que viene del ámbito del andinismo, es algo así como: La montaña no se ha conquistado sino cuando se regresa pleno sano al valle del que has partido. Y dije es como la vida...
Y me puse a pensar en la vida, en Odiseo como metáfora, en el valor de los mitos, en mi vida como viaje. En las muchas ciudades (reales o imaginarias) que uno visita, en cómo vivimos en permanente cambio, las noticias se devoran unas a otras… hace unos cuantos días que no escribo. Pude escribir sobre la huelga docente en Río Negro, de las palabras de una vedette sobre matar a quien mata, de las artimañas de los políticos, de la inseguridad de esta ciudad (¿mi valle o mi montaña?), de mis nanas que me deprimen… Tal vez debiera escribir sobre mis nietos, de cómo crecen, de las películas que fui a ver con Pauli o que vi por ella en DVD… Me detuve en un poema, porque tal vez volví a mi Ítaca con la vejez a cuesta sin la sabiduría deseada, sin la vida conquistada.

7.4.09

Fin de semna de películas

Fin de semana en la costa, aunque no es verano el clima nos trató bastante bien y hasta pasamos una mañana entera en la playa. Además de leer me dediqué a ver películas. Luciérnagas en el jardín, Cuenta Regresiva y Gran Torino (ordenadas en la forma que me impactaron) fueron las que daban en el único cine que funcionaba (porque hay que tener en cuenta que las localidades de la costa están llenas de gente en verano y a partir de abril languidecen solitarias, para delicia de algunos locales que disfrutan de las calles libres de molestos turistas).

En el cine, grande como los de antes, apenas llegábamos a 10 o 15 espectadores. En medio de ese ambiente me quedé pensando en las malas relaciones de familia, padre e hijo (en Luciérnagas en el jardín) se provocan uno a otro y el hijo queda detenido en la imagen de una forma de ser del padre y no puede recordar que cambió a partir de cierto momento, y a pesar del final de Cuenta regresiva me pregunto ¿qué pasa si mañana es el fin del mundo? De tanto reforzar la imagen de nuestra fragilidad frente al mundo que nos rodea y que frente a determinadas no podemos hacer nada o nos inquietamos o nos dedicamos al puro disfrute porque mañana puede ser el último día, cada instante puede ser el último instante… Más Clint Easatwood (Gran Torino) sigue con esta cuestión de cómo las circunstancias, los otros o vaya uno a saber qué nos empuja a un ineludible destino. (Es la tercera o cuarta peli de Clint en que veo que por más que uno trate no podemos zafar del destino.)

Y de pelis a la muerte de un político por la tele. Manipulación de aquí, de allá o acullá muchos de los que criticaron al hombre se suben al caballito de la honestidad, de la defensa de la democracia y se olvidan de todo lo que dijeron. Debe ser por eso de que cuando la gente se muere es más famosa que viva, se olvidan los pecados y se rescata lo que queda. Ni tan bueno, ni tan malo. Un hombre llamado Raúl se fue de entre nosotros y nos quedo algo de lo que hizo, algunas cosas fueron buenas y otras no tanto. Pero claro! Como dice el refrán “en el país de los ciegos, el tuerto es rey”. Tal vez los motivo personales de los dueños de algunos medios hacen una crítica directa al oficialismo agrandando las “bondades” de un viejo político, que insisto: no fue ni tan! Tan! Ni tampoco. ¿Y no sentiste pena por él? Un poco, pero me acordé cuando lo voté, cuando fui a la plaza y lo escuché decir “la casa está en orden” y el orden había sido un acuerdo como, más tarde, hizo otro y el punto final es como un traje colgado en un ropero para ponérselo en cualquier momento.