28.6.07

¿Freegan o Freebags?

Decía un estudioso de la literatura que la interpretación desviada en las lecturasllevó a la innovación.

Frente al planteo “yo no encajo en los moldes que planteas” dijo un profesor de publicidad Buscá, en algún segmento te vas a encontrar. Tal vez no sea segmento, sea sólo un nicho de mercado.”

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Leí un artículo de diario sobre los freegans, como últimamente estoy bastante olvidadiza y sobre todo para el inglés (no sé porqué, ¡je!) entendí movimiento antishopping, de allí asocié la palabra con freebags (libre de cartera, libre de bolsa de compras). Me sentí feliz. Así como hay gente que se pone bolitas de acero en la cara o la cabeza para sentirse única, sentí que había encontrado “MI segmento o Mi nicho de pertenencia” ¡no soy diferente! tengo rasgos comunes con muchas otras personas, aspiro a llegar a ser una freebags o freegan ¡se igual! (diría Minguito) . Guerra a las compras sin sentido. No conforme con esa lectura rápida empecé a buscar información y me encontré con la palabra.

¿Qué es un freegan?
Son personas que emplean estrategias alternativas para vivir. Hacen uso limitado de la economía convencional, reducen al máximo el consumo de recursos.

La palabra freegan deriva de "free" (libre) y "vegan" (vegano). Los veganos evitan el consumo de productos de origen animal o productos que han experimentado con animales. Este movimiento social está instalado esencialmente en Estados Unidos

Los
Freegans abogan por la vida en comunidad, la generosidad, la conciencia social, la libertad, la cooperación y el compartir en oposición a la sociedad basada en el materialismo, la apatía social, la competición , la conformidad y la codicia.

El Freeganismo es un movimiento de boicot al sistema económico actual que propicia el beneficio de unos pocos frente a las mejoras comunitarias. No pregona de evitar la compra de productos de una mala compañía, sino que evitan comprar en el mayor grado en que somos capaces. (Hace rato que pienso en un dibujito de la tele en donde la pequeña empresita terminaba poniendo en práctica lo peor de la gran empresa, además todo lo que consuma termina por contaminar…)

Para los Freegans el trabajo en fábricas donde se explotan a las personas y a los recursos, la destrucción de los bosques, el calentamiento global, la aniquilación de comunidades indígenas, la contaminación del aire y del agua consideran que son sólo algunos de los muchos impactos del aparentemente inocuo consumo de productos que llevamos a cabo cada día. Precisamente por ello los freengans emplean una serie de estrategias para la vida práctica basadas en:

Recuperación de materiales
Minimización de gasto.
Transporte ecológico
Alojamiento como derecho
Los Freegans creen que la vivienda es un DERECHO, no un privilegio, por eso participan de los movimientos ocupas o contribuyen a denunciar a los propietarios que mantienen cerrados y vacíos para especular en lugar de facilitarlos como viviendas en condiciones dignas.
Desempleo voluntario

26.6.07

Estoy en un desierto de arena blanca


Camino pretendiendo dejar una huella que borra, una tras otra, el viento suave del día y de la noche. Miro hacia delante y hay médanos, miro hacia atrás y hay médanos. Me subo a una tabla descascarada de un mueble que no sé cómo llegó a mis pies. Tal vez, esto sea el magro resto de un naufragio. Quisiera volver a ser niña para volver a vivir, para corregir viejos errores…

No, no me digan que todo es relativo, porque si hay un reloj que marcha, yo no he visto al relojero, no hay quién pueda hacer que las agujas vuelvan a cero. No me vengan con ese chiste, ese del tiempo relativo, algo ha sucedido, alguien me ha parido y no soy aquello que era. Y me subo a la tabla fingiendo ser niña, pero el tiempo no anda para atrás.

Estoy en el desierto de arena blanca y no entiendo si es cuestión del “cuanto”, relaciones nuevas de una “realidad” o de la “Physis” que no alcanzo a comprender.

Y es sabio saber que todo es provisorio, y es sabio creer que no se sabe… y ando con la penas y orfandad literaria… y dibujo en un libro cibernético palabras que no entiendo.

Cocoliche de ilusiones, extranjera en mi propia lengua, me desdibujo en la maraña de un médano que me devora.

Juno ya no amanta a un niño ni da lugar a la Vía Láctea.

¿Mañana? no sé. ¿Ayer? Tampoco.

¿Hoy? Es instante efímero.

¿Y por qué volver al trabajo? ¿Por qué buscar excusas como si las palabras fueran las cosas? ¿Por qué no andar como una simple paloma? Tal vez por miedo a que un predador me corte las alas, me pele como a un pollo y me mande a un guiso.

¿Por qué?

¿Porqués?

Siento que el grito de Colometa me viene desde dentro,

(aunque su autora nunca supo, que a mí se me pegoteó como propio)

soy una pulsión del desierto, sobre una tabla,

soy un náufrago de retorcidas venas,

la imagen que es y no es caminando sobre arena blanca,

una mala pintura llena de vaguedades.

2/06/2007

25.6.07

Grrrr!!!!

El 7/05/2007 Escribí algo sobre París capital del mundo en el siglo XIX y los modelos que siguieron.
Se nos murió el mayo francés.
¿Ya no somos del mismo barro?

Los argentinos (además del anagrama que nos dijera Unamuno) no somos ni buenos, ni malos, simplemente somos incorregibles.
Ayer me pareció escuchar a una periodista decir algo que escuché en 1989.

Me encantaría equivocarme. Me encantaría, pero algo me huele mal... y no es en Dinamarca.
¿Será que nos vamos cada vez más de Guate - mala a Guate-peor?
¿Será que entiendo cebollas en lugar de tomates cuando escucho ciertos discursos? Y a la mañana escuché un par de palabras y apreté el botón, me sonaban a sonsonete las palabras (sonsonete en toda la extensión de su significado). ¡Basta de analizar! ¿De qué te sirve pensar en lo que vendrá si no podés cambiar ni un ápice la cuestión?


No quiero escuchar la radio, escucho a Vivaldi, y por un instante vuelvo a estar en mi pueblo y trato de sentir aquella vieja sensación a mis quince, soy una hoja mecida por el viento en un dulce otoño, soy un río caudaloso en una primavera, soy la nieve suave que atenúa sonidos, soy una explosión de cantos de pájaros, el olor a la fruta fresca, soy una ingenua que cree que el mundo puede ser mejor.
Sniff!!

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24.6.07

La próxima tormenta

"Los genios son como los truenos: van contra el viento, asustan a los hombres, limpian el aire.

Lo establecido ha inventado numerosos pararrayos.

Y resulta. Sí, vaya si resulta; y resulta que la próxima tormenta será aún más seria."

S. Kierkegaard

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Leer esta frase al final de una nota en el diario me hace desear ver genios.

Me despertó la radio, me trajo voces, llamados de oyentes. Cada uno desde lo suyo. Demasiado en lo suyo. Demasiados ombligos del mundo ¿no serán un atentado en contra de la humanidad?

Tal vez, la humanidad sea sólo: un conjunto de seres destinados a desaparecer por su propia acción.

Una mujer llama y dice: “Yo a la crisis energética no le doy importancia. Tengo gas, uso gas, tengo luz uso la luz. Vivo en una ciudad y quiero confort. Trabajé toda mi vida, tengo derecho a estar cómoda. El día que me corten el gas y la luz saldré con la cacerola o con un palo. Mientras tanto uso el gas y la luz.”

Después siguieron las opiniones sobre privatizaciones vs. estatización. Ya perdimos el tren, lo aparente no es ser, señores ¿hay reservas de combustible? ¿Sí? ¿No? ¿Se buscan en serio fuentes alternativas de energía? ¿Se invierte en ellas? ¿Hacemos consumo racional de bienes? (¡Guarda! ¿Qué querés decir con racional?) ¿Cuál es el objetivo de una empresa privada? (¿hace falta que lo diga?).

Me pregunté ¿Hasta cuándo seguiremos en protesto sí y sólo sí cuando me afecta directamente a mí? ¿Hasta cuándo seguiremos portándonos como inquilinos que no cuidan “la casa” porque no es propia? Mi marido se despertó y le dije de apagar una estufa.

A los dos nos había tocado el mensaje de esa mujer. Tal vez porque tenemos un nieto, porque pensamos en una fábrica parada, en gente sin trabajo.

Sí, sí sé que hay otros como esa mujer, sé que como cuando decía: “compremos trabajo argentino, compremos cosas nuestras, no malgastemos, empecemos a cuidar lo nuestro” voy a ser ante muchos una ingenua tarada, pero ¿no sería bueno, entre todos contaminarnos de un poco de genialidad y limpiar un poco el aire?

A propósito ¿me parece a mí o las tormentas de invierno cambiaron en BAires? La gente dice “llueve 10 minutos y ya se acumula agua? ¿No era que las tormentas eléctricas eran las de verano? ¿Será que al ecosistema le están molestando nuestras acciones y nos va a excluir de él?

Hoy estoy muy ingenua, debe ser porque tengo que ir a votar.

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20.6.07

Los abrojos del andar.

Al andar por la vida se nos van pegando frases, visiones, acciones, sonidos… Digamos experiencia.

Hace poco leí algo así como “este blog no es intelectualoide, es un espacio de descarga” tal vez de la cotidianeidad (supongo).

Después en un libro me encontré con la referencia a la “inutilidad del arte”.

En mi casa, colgamos dos cuadros que pintó una amiga, al mirarlos me quedó todo flotando con la frase de un humorista y excelente dibujante “la fuerza que emana de las obras originales”.

Recuerdo la vez que fui al taller de mi amiga Tonia, me mostró sus pinturas y dibujos. Me gustaban, elegí entre ellas tres. De repente vi una que me provocó rechazo. Es una pintura en blanco y negro. Compuesta por muchas plantas de los pies, blancas, arrugadas. Las miré, no vi pies, vi en el diseño larvas, momias, humanos amortajados orientados sin orden hacia un agujero negro. Le dije a Tonia:

- No sé qué quisiste decir, siento vacío, siento algo que me pega en el estómago, demasiadas emociones de golpe, es demasiado provocativa. ¿Cómo se llama?

- 2000.

Miró mi cara, se acercó y murmuró:

- ¡Gracias! Nadie lo expresó mejor que vos. Eso es lo que quería lograr.

El pintor, el escritor y otras personas que se expresan a través del arte “re-crean” lo que ven y el resultado que vemos es su cable a tierra.

Tal vez, lo cotidiano no es más que un borrador del “texto” que luego observamos distantes de su construcción al que calificamos, prejuiciosamente, como intelectual.

Conjeturo que, más de una vez, antes de leer a Borges la gente se detiene en lo filosófico, en lo matemático, en la teoría del caos, en la manipulación exacta de la palabra y se pierden el gesto de la inversión del relato sobre Asterión, o el de la primera vez en la Estrella donde transmuta lo propio en moldes literarios… tal vez, nos perdemos lo que hay de humano en esos itinerarios de escritura.

La máscara y el espejo de quien puede lograr decirlo, ya no lo dice.

La escritura como posibilidad feliz, la salvación que nos hiere o inmoviliza, tal vez “no se trata de escapar al destino” sino que el pensamiento nos permite volver a lo que fue.

Aunque no fue escrito para él (así lo creo) me gustó este enunciado [para] “los que sienten profundamente y tienen una aguda conciencia del inextricable laberinto del pensamiento humano, sólo hay una respuesta posible: la ternura irónica, el silencio.”

Así, en este discurrir “intelectualoide” ordeno las barajas de un mazo grasiento y, aunque no sé nada del truco, canto ¡envido! Tus puntos son buenos, me hicieron pensar sobre los prejuicios y mis itinerarios en literatura.

14.6.07

Cuando un amor se nos muere...

Hay días en que a uno lo llenan de cachetadas; sin embargo, uno cree que es bueno no seguir pensando en viejos rencores, hay días que uno piensa que poner etiquetas está mal, que los prejuicios son tontos, que uno debe creer, que hay que tener confianza… sobre todo si uno trabaja con adolescentes.

Hoy se escaparon de mi clase dos alumnos, me di cuenta tarde. Para colmo entré para comprobarlo en la clase de la profesora de inglés, a lo bestia, sin pedirle permiso, detrás de la rectora. Cuando salí, con uno de los señoritos de 17 fuera del aula, solo dije al primero “hoy no estuviste en la clase de 11,30 a 13,20” en el mismo instante que descubrí al otro ausente. Después que estaba fuera me di cuenta de mi descortesía con la profesora de inglés. Decidí poner remedio a mi exabrupto, hablé con la directora del área de inglés y le dije que quería ingresar al aula para pedirle disculpas a la profesora. Ingresé ya como una persona de buenos modales, le pedí a la profesora disculpas y les dije a todos en la cara que había cometido un error administrativo grave, pues no controlaba la asistencia. Cosa que empezaré y repetiré en cada hora, para que no se olviden de lo que hicieron. Tanto los que se fueron como los cómplices me miraron raro. Este grupo lo mejor que tiene es la solidaridad ¿y lo peor? también es la solidaridad. Los “fugados” tienen su historia. No quiero arriesgar en qué andan, pero me parece que están acelerando un proceso nada bueno. Si a ellos les hubiera pasado algo, durante esas casi dos horas, creo que me hubiera visto en un juicio por responsabilidad civil. Debo tener un ángel que me protege… No solo no les pasó nada, sino que fui yo misma la que los descubrió. Pero hay algo más doloroso en todo esto, estos dos pibes no me importan como yo quisiera. No me mueve el cariño a ellos, sólo una impersonal relación en una aula.

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12.6.07

Aquí no se pelea.


(dedicado a Frac)

Aquí no se pelea, nos convencieron de rendirnos antes de que supiéramos si teníamos algo porque pelear.

La libertad se ha disfrazado tras la apariencia del movernos de aquí para allá.

La cárcel es tan sutil que no la vemos

“Compre aquí el último piripipi con el último poropopo.”

“Si usted no compra, no es alguien.”

“Ciudadano es tener, poseer, desear, consumir.”

El botón es una invitación para suprimir la voz que me invade, apago la radio, la tele y pierdo mi mirada en rostros que cada vez se parecen más.

Cuando creo todo solucionado, una niña se enoja, me increpa:

- ¿De qué lugar se ha escapado usted? ¡Qué la condenen! Habló mal de las multinacionales. Miren, miren. No se tiñe el pelo, anda siempre vestida igual.

El contagio se esparce, me convierto en sospechosa ante los ojos del preservador de la dignidad social.

- ¿Cómo puede ser que se niegue a comprar? ¿No tiene usted recursos?

- Sí, pero no deseo…

- ¡Qué confisquen los bienes! Ella lo ha dicho, no necesita.

- Perdón, dije “no deseo”.

(No es más rico el que más tiene, lo es el que menos necesita. Si lo digo me convierto en comunista.)

- ¿Qué no mira la tele?

- Sucede que… ¿Vio o leyó Fahrenheit? Bueno, no me siento invitada a ese tipo de emociones, los relatos son demasiados emotivos, las comunicaciones inadvertidas me agotan. Me lo paso tratando de decodificarlas, luego siento un profundo vacío. No tengo con quien compartir el hallazgo. Estoy exiliada, prisionera consciente de una sociedad que no me deja…

- ¿Sabe usted que lo que dice es subversivo?

- No. No. ¡Por favor! Yo creo que mi estilo es llano, demasiado realista. Claro que no es el realismo deseado para un mundo mejor, pero mis palabras ni ahí que son subversivas, son tan obvias, tan tristemente obvias. Subversivo es el que se convierte en albatros, torpe en el suelo, sublime en el vuelo.

- “Cadenas, sí: cadenas de sangre necesita. Hierros venosos, cálidos, sanguíneos eslabones, nudos que no rechacen a los nudos siguientes humanamente atados.”

- Por favor. Deje en paz a don Miguel. Ese, ese sí que era un subversivo en la palabra y la acción.

- ¡Qué sabe usted de quién son esas palabras!

- La libertad se pudre desplumada en la lengua de quienes son sus siervos más que sus poseedores. Eso, eso hubiera querido escribir. Prisionera en la triste caverna, sólo puedo mirar la luna en el charco.

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7.6.07

Crónica de un día con mucha niebla.

Cuando era niña escuchaba la radio con muchísima atención. La palabra tenía ese don mágico de acortar la distancia. Por onda corta me llegaban las noticias de aquí y acullá, la música, la poesía, los radioteatros. Recuerdo una serie de cuentos de terror emitidos por una emisora chilena, La Revista Dislocada acompañaba las pastas de los domingo, mi padre en la cabecera y todos atentos para escuchar “si había que ahuecar el ala” y si llegaba el bendito camión con la censura. Los periodistas, me parecía personas, creíbles, respetables en su discurso.

Hoy por la mañana, después de unas horas de escuchar radio, de mi búsqueda de aquí para allá en el dial, le dije a mi marido “Estos periodistas me tienen harta, son hipócritas, se vanaglorian de ser “independientes” si llegan a molestar a los anunciantes, se quedan sin recursos. ¿De qué independencia me hablan? Son hipócritas, mentirosos, formadores de opinión, lisa y llanamente, me dan asco. Que no me vengan con la cuestión de la percepción relativa de la realidad, porque si es así que empiecen por callarse la boca. ¿Te cuento lo que dijo Miguel Ángel Solá desde Madrid? Empezó a contar que él pertenecía a la moral del trabajo y de que había que estudiar, que se había ido porque le dolía demasiado la Argentina. Se fue del país el día que un ministro (Asís) dijo me cago en la ética; por otro lado, Tinelli trataba de convencerme que estudiar, que el esfuerzo y el trabajo eran cosas de boludos. Me fui porque tenía que elegir entre un político que era una mierda por otro que era más mierda y se encargaba de demostrarme que era una perfecta mierda. Me fui porque el periodismo es otra mierda. Aquí juego de afuera, esto no me pertenece.” Víctor Hugo le dijo que él había venido a la Argentina dejando atrás una dictadura, pero al poco tiempo sintió que estaba sufriendo otra, que de a poco uno se va metiendo en el otro lugar y va sintiendo los dolores de ese otro lugar.

Nunca sentí deseos de mudarme a otro país, mi deseo era volver al interior. No logro saber cómo se hace para aceptar lo inaceptable. No es que mienten para y por ellos, sus mentiras me alcanzan, me han trasladado una deuda externa a través de la jugarreta de Cavallo y su nacionalización de la deuda privada. Corrompieron la moral del trabajo a través de la desocupación, de los espejitos de colores con que se vendieron las empresas, se estupidiza la gente a través de los medios masivos de comunicación, se protegen en la legalidad de leyes creadas por y para ellos. Un candidato no fue declarado CONTRABANDISTA, porque la vueltita de la ley lo protegía. Yo no pago X impuesto y me van a sacar hasta los calzones.

En el trabajo tuve un día entre gris y con ganas de huir.

Fui al médico para control. La señorita que me atendió me avisó que el médico estaba atrasado porque tenía una persona en urgencia. Me senté a esperar, después de una hora y media, me paré para ver qué pasaba. Había gente que había entrado después que yo y la atendían. La señorita que me atendió me dijo que no me habían ingresado en la computadora. A esta altura la miré como para fulminarla y le dije: “hasta aquí comprendo el atraso, pero si no me ingresaron en computadora… Bueno, ahora ya estoy cabrona. ¿Quiero saber qué pasó? " El médico salió y me dijo que me había llamado, le pregunté cómo si no había registro de mi ingreso y le hice un resumen de todo lo que le había visto hacer durante esa hora y media y en ningún momento me llamó. Como alguien le habló me dijo que ingresara en el consultorio, sin ningún recato delante de él revisé los cupones de ingreso y vi mi firma con otro número de registro. Me atendió, pero si lo tenía atragantado hoy se terminó el trato con él. Voy a cambiar de cardiólogo. No me banco que me mienta y me trate como estúpida. Yo lo admito, soy una tarada por hacerme atender por él, pero por lo menos no le van a llegar los magros recursos por mis consultas ¿No creen?

Me sentí aliviada pensando que a la noche iba al olvidarme del mundo tratando de analizar el Siglo V en Grecia. En clase de Filosofía Antigua el profesor leyó una cita de Nietzsche sobre los sofistas. Entre lo mucho de lo que explicó y los paralelos que trazó entre la Antigüedad clásica, el siglo XIX y la actualidad señaló “los sofistas de hoy son los periodistas, son los nuevos constructores de la realidad. Hoy no tenemos derechos de ciudadanos, no se nos protege como ciudadanos. Hoy hay consumidores. Hay una cuestión, manda el que tiene el poder, los demás obedecen. Habría que retomar aquello de que los que mandan lo hacen sobre los que tienen miedo, el temor del poder es que haya muchos que no tengan miedo.”

¡Puf! Todavía tengo que corregir textos que no me interesan.

¿Mañana saldrá el sol?

4.6.07

Snifff!!

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3.6.07

El Candidato


Alto, delgado, de ojos claros, con cierta dificultad para pronunciar algunos sonidos, así era él. Apareció envuelto en una onda informal por entre los 600 profesionales que allí lo esperaban. Era una jornada de trabajo, de intercambio de opiniones.

Estaba allí porque lo quería ver todo con mis propios ojos.

Aquello había comenzado con la bienvenida, el desayuno y la separación por comisiones de estudio. Cada comisión discutiría temas y elevaría sus propuestas.

En la Comisión de Educación los del partido empezaron con “bueno, como dice el texto de la nueva ley de educación, buenos días a todas y todos. Había jurado no abrir la bocota para que no se notara mi identidad opositora, levanté la mano y dije “no se trata del lenguaje oficial, es una nueva norma internacional. La utilización del masculino es considerado: machismo.” El joven, me miró. Le había arruinado el chiste. Siguió explicando las bondades de todo lo realizado en la Legislatura. Luego se dio participación a los presentes. Un hombrecito delgado, con cara de exaltado, con ganas de tirar fuera su propia limitación con la lectura dijo “Es imposible que les guste leer a los chicos, le dan los mismos libros aburridos que me daban a mí.” Y siguió así por cinco minutos.

A partir de tal afirmación me fui dando cuenta del nivel de los que estaban a mí alrededor, pocos eran docentes. A simple vista se notaba una puja entre los de la fundación y los profesionales de la organización. Se dijeron un par de tonterías, por lo bajo alguien le dijo al compañero “después de comer, nos vamos.” No era para menos, habían pagado treinta pesos por la jornada. Por lo menos había que tomar el desayuno y el almuerzo.

Alguien dijo que nos habíamos pasado del tiempo, que todo había sido muy productivo y se leyeron un par de propuesta. Yo debí quedarme dormida en algún momento. No recordaba que se hubieran hecho las propuestas que se leyeron. Cuando me levanté para acercarme a la mesa vi que las propuestas estaban impresas. Nuestra presencia allí había sido una payasada.

Como era invitada no había pagado, pero por supuesto no me iba a perder el almuerzo. Junto a un par de conocidas me fui al comedor. El estiramiento de los profesionales se había ido al piso tras los pedazos de pizza, sándwiches y otras menudencias. Atemorizada de que me ensuciaran, al tomar por asalto la mesa, me quedé en un costado con un vaso de un líquido al que denominaban “jugo de naranja”. Creí estar viendo una vieja película donde ponían en las mesas la comida y de inmediato todo desaparecía y la escena se repetía una y otra vez.

Después del almuerzo, volvimos al auditorio. Esperaríamos al candidato para entregar nuestras propuestas. Y así fue como, por segunda vez, lo vi de cerca. Para mis adentro decía “a este basta acusarlo por portación de apellido.”

Habló, agradeció con una modestia que parecía hasta real. Las mujeres histeriqueaban, parecían perras alzadas. Puse mi mejor cara de nada y a la hora de los aplausos SE ME CAYÓ LA CARTERA y me puse a juntar todo. El jefe máximo del grupo de profesionales entregó, al vice presidente del partido, las propuestas. Este también había agradecido nuestro trabajo ¡tanto! que se levantó y dejó olvidadas las carpetas sobre la mesa.

El candidato se retiró en medio de los aplausos; mientras tanto, yo por el piso buscaba mis pertenencias. El acto había sido perfecto, sólo me faltaba verificar si detrás de la cortina, se limpiaba las manos con gel desinfectante y se pasaba una toallita por la cara.

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Aquí mando yo.

- Esta gata, creo que es hora de que se vaya. No la quiero más. ¡Ja! Si estuviéramos en la edad media hablando con una gata, en una lengua mal articulada, ya me habrían condenado a la hoguera. ¡Esta porquería de dentadura! Debería hacer los trámites para que me hagan una nueva.

En la veterinaria escuché que los animales reconocen la autoridad del jefe en la manada. Los gatos no se deben haber enterado de esto. Esta gata es una porquería. No importa que grite, que le tire con la zapatilla, o el almohadón, o la salpique con agua. Ella se mete donde quiere, abre las puertas, me exige comida y que la cepille. Si no se la doy, no me deja caminar. Se acabó, este es el último paquete que le queda. La voy a echar a la calle.

- Salí gata. Salí

Este bicho es un mal bicho, va a hacer que me caiga. Esta costumbre gatuna de meterse delante o detrás de mí. Si no la llego a ver, seguro, seguro me voy a tropezar.

- ¡Gata! ¡Fu! ¡Fu! Esta es mi casa. Aquí mando yo.

Desde que vino se apropió del sillón, quiere dormir en mi cama, meterse en los placares. Me estropeó mi chal nuevo, lo tiró al piso para acostarse encima. Para colmo, el médico me dijo ayer: la tos es por alergia. Me hizo hacer la pruebas y soy alérgica a los gatos. La verdad no sé porqué tuve que sentir lástima cuando le mataron la madre y era una bolita de pelos que maullaba. Me lo dijeron, pero soy una vieja testaruda. Los gatos no reconocen amos, esperan tener sirvientes.

Voy a tener que apurarme, sino se me va a cerrar el banco para cobrar.

- ¡GAAAAAAAAata! ¡qué te parió! Tenías que hacerme caer.

Así, dolorida me saqué la zapatilla y se la di justo en la cabeza. Por una vez tenía puntería. Me paré más rápido de lo esperado y la barrí con el escobillón, primero la corrí por la escalera, luego abrí la puerta y la dejé fuera de la casa.

- ¡Acá, mando yo! -le grité. Tiré el escobillón dentro, cerré con llave y me fui a cobrar al banco.

Por la noche, no me sentía bien. No había ido al PAMI a darme la vacuna. ¡Qué lo tiró de las patas! Lo único que me faltaba. Tener que pagar más remedios. Tengo que cerrar la persiana para que no se pierda el calor por el ventanal.

- Pero, pero ¿Esa no es la gata? ¿Se subió por el árbol? ¿Está tratando de cazar una paloma? ¿Con qué bicho anda?

Me asomé; vi un mono -de unos sesenta centímetros- me mostró sus dientes, deformes, grandes, como los de un broche de pelo gigante y me arrojó un manotazo. Así, vieja como soy suelo tener buenos reflejos de vez en cuando. Después me duele todo, pero no importa. Cerré rápido la ventana.

Lo último que vi antes de dormirme fue la sombra de la gata y el mono en mi balcón, se estaban devorando a una paloma.

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1.6.07

CRISTINAAAA!!!! HACE ALGO.

La epidemia se había expandido por la ciudad. No quedaba ya lugar para atender a los enfermos; así, que no dudé en convertir la planta baja de mi casa en consultorios externos y recibir a algunos niños con madres internadas.

- Vos estás loca, dijo mi hija.

- Tu pa´ está de acuerdo, contesté secamente mientras acariciaba a un niñito todo arrugadito y lloroso.

Era muy tierno ver como la hermanita del niño, apenas un año mayor, le acariciaba la espalda y le daba besitos. El niño no paraba de llorar. Estaba desnutrido, parecía mucho más chico. Había que ponerle pañales y ya debía haber aprendido a pedir. Lo abracé fuerte, me recordaba mucho a otro niño que no supe querer.

Me habían pedido poder armar un par de consultorios, lo que no podía creer era la eficiencia con que lo habían hecho. Sacamos todos los muebles, pusieron divisiones del piso al techo, instalaron las camillas, equipos con oxígeno, anaqueles con lo indispensable para una atención de emergencia. Cristina era la enfermera. Una mujer relativamente joven, con una energía para el trabajo inigualable. Era la primera en llegar y me reemplazaba en el cuidado del niño.

Aquella mañana el zumbido en mi oído me tenía loca. Era lo único que me molestaba en esos días en que todo el mundo parecía enfermar. Había algo en mi sistema inmunológico que me salvó de la epidemia. Me toqué el oído, me supuraba. Le pedí a Cristina que me mirara con un aparatito para ver si podíamos hacer algo antes de que llegara el médico. No lo aguantaba.

Cristina miró y pegó un grito.

La miré. Estaba aterrorizada.

- Tenés un bicho – susurró y me dejó sola en el consultorio.

Me paré, de un salto estaba tomándola de un brazo y le rogué:

- Cristina, matálo. Tirále lo que sea.

Cristina me dijo que no con la cabeza. Tenía los ojos desorbitados.

No pude más, la sacudí y le grité:

¡CRISTINA! HACE ALGO. Mirá ¿si el bicho llega a ser hembra?

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