14.8.09

FELIZ CUMPLEAÑOS!!!!!!!!!!!!!



Hace un año nació Emma, es el hermoso regalo que nuestra hija más chica nos hizo para el 35 aniversario de casados... No necesito decir más. (También para lo más lindo de la vida vale la "economía" de las palabras)

5.8.09

Hay otras cosas que suceden

En la vida de todos siempre hay algo que nos sucede y nos duele, pero tanto más importa -suele ocurrir- tanto más es el silencio.
Es como si al ponerlo en palabras, cobrara otra dimensión.
Separaciones, rupturas, silencios, enfermos... duele.

Y no pongas esa cara,
Y no digas
¿No ves que me molesta?
¿Por qué esa cara de ?
¿Estás enferma?


(Ojala! fuera yo y durmiera
caminando por la cornisa del cordón de una vereda)

¡qué aburrida!

Es cierto
¿A quién le importa un mundo de huesos rotos?
De un alma que necesita pegarse, por lo menos, con una curita.

La cosa en sí…

De Platón a Matrix para terminar en que Nadie vio a Matrix.

Hace unos cuarenta y tantos años leí La alegoría de la caverna (o Mito de la Caverna) en La República de Platón.
Y quedé como el esclavo que trató de ir fuera de la caverna, enceguecida, pero sin salir de ella.
Transité, a través de la palabra de otros, el dualismo en Platón y el género policial, se me cayó la mandíbula cuando la explicación de profe cerraba. Traté de razonar cómo se podía emitir otro mensaje detrás de lo dicho, y como unos pocos podían descifrarlo.
Me pasó algo así cuando leí Juan Salvador Gaviota, lo reafirmé cuando vi la peli (envidié nuevamente el hecho de enmascarar los relatos, el como transformar lo dicho en formas "cultas" en formas populares, como para que todos lo entiendan).
No recuerdo cuántas veces más vi reflotar el mito (alegoría, para ser más precisa).
Me leí el libro de Saramago, sobre todo por la realidad virtual y la cuestión del simulacro, la pérdida del artesano y los platos de arcilla… y lo real es el mito.
Refiriéndome a la literatura, tal vez debiera rever la conexión con Mundo Feliz, o con La invención de Morel.
No pude dejar de ver la relación entre Matrix y la alegoría cuando vi por primera vez la película (a la que me llevaron a ver y no tenía ganas), para cerrar la cuestión leyendo Nadie vio a Matrix (W. Graziano).
Pienso que lo que escribió da para un libro de ciencia ficción, y no sé si creerle a un converso del liberalismo económico y ayudante de la convertibilidad en Argentina.
Es como sentir en otro ámbito que “la cosa en sí” no la vemos, no la podemos ver, sólo captamos fenómenos (simples manifestaciones en la conciencia de nuestra percepción, que más de una vez está herrada y errada. Herrada porque está adherida a nuestros pies como las herraduras de un caballo y errada por el engaño de un sentido imperfecto como nuestra vista). No debería creer a los otros que me dicen o dijeron – según Graziano- (aunque tenía cierta percepción sobre ello). Pero ¿debo creer a Graziano?, ¿o no es un oportunista que encontró la gran veta de oro en la caverna de los libros que vende?
Pienso que el hombre captó la cuestión de escribir “best seller”, por cierto el ladrillo pesa como 300 gramos, tiene 460 páginas y tiene citas de la película Matrix y alguna referencia a 1984. Esto me lleva a valorar esa frase que dice “El arte es la mentira que nos hace ver la verdad.” Entonces,me quedo con la literatura de ficción.
Me pongo a buscar ¿cómo leyeron otras personas el libro de Graziano?
Y leo, leo… la cosa en sí, la forma de pensar ¿se puede ver?
¿Lo real? ¿Qué es lo real?
Conocer la verdad ¿me hará libre? Y ¿qué es la verdad? (Por favor, Jasper, tiráme una soga que me salve).
Ya que estamos, juntemos los dos enunciados en uno “La única verdad es la realidad”.
¡Sonamos! ¡Justo nos tocó que nos dijeran eso! ¿Es lo que hay? Problema para definir lo real y la verdad, pero a nadie le preocupa citar la frase como verdad.
Me pasó eso mientras leía en un foro. Me pregunté cuánto de los que comentaban sabían algo de economía, de historia y de todas las otras cosas (las etcéteras, que le dicen). ¿Cuánto sé yo? Y vuelvo a cuarenta y tantos años para atrás y vuelvo a pensar que en 2500 años: Platón sigue dándonos para pensar, para hablar, para reformularlo sin saber de “la cosa en sí” (aunque esta expresión le pertenece a otro filósofo).