9.10.07

¡Uy dio! ¡Qué día!

(¡Estoy del tomate! cada día un poco más)

Llueve, tenía ganas de escribir sobre la manifestación conjunta de uruguayos y argentinos en contra de la papelera. Como siempre, tomé para el lado de los tomates.

No sé exactamente cuánto contamina la papelera finlandesa, pero que contamina no me cabe la menor duda. Digamos que el ser humano es un bicho depredador (sin las características del animal que mata para comer), puede destruir por el simple hecho de que puede hacerlo. Y siempre contaminamos, la cosa es que muchas veces más de la cuenta.

Fue así que me puse a leer el diario y me encontré con el comentario sobre el % con que alguien puede llegar a ser presidente en la Argentina y decidí ponerlo en un post. Eso mismo ya lo había escuchado por radio. Dejé todo de lado y me fui a acompañar a mi maridito (SANTO VARÓN QUE ME AGUANTA).

Mi maridito tenía que hacer un trámite (con dinero y eso me da miedito) decidí acompañarlo. Si al él le pasa algo, mejor que nos pase estando juntos. Al cruzar por una esquina, como corresponde, un taximetrero dio vuelta de golpe, yo ya había bajado el cordón de la vereda. Mi pobre marido se asustó.

Por la tarde fui al banco y tengo casi la seguridad que el cajero me afanó el dinero con que le iba a pagar. ¡Qué sí! ¡Qué no¡ Y me embromó.

Llegué a mi casa, además de tener la escalera llena de polvo de demolición me esperaba otra sorpresa. En el piso de abajo están remodelando el departamento y respiro ladrillo, cemento, pintura y las etc. finamente pulverizada por los mazazos de los albañiles -muy educados ellos- me saludan “buenos días, señora”. “¿Cómo le va señora?”. “Hasta luego señora”. Convengamos los muchachos se ca… en lo que les digo. Les pedí que si ensuciaban la escalera, la limpiaran. Baldear una escalera desde el segundo piso, todos los días, no me hace gracia, no siempre estoy en casa con tiempo para hacerlo. Pero bue… “pisaré el polvo de la demolición. No voy a decirles más nada” -me dije. (Ya tenía bastante con el escandalete que les armé por dejar los escombros en el patiecito del departamento de abajo. Cuando vi todo allí amontonado, pensé en el agua que se podía acumular, calculé el peso que sumarían los escombros + el agua ¿12 toneladas? ¿Estaría el piso preparado para resistir ese peso? ¿Y si se cae? Me acordé de una casa que había sido afectada por la demolición y el agua. Me asomé y les dije que habían tapado la rejilla, que si llovía el peso iba a ser mayor, pero los muchachos se fueron como si nada, después de las bien educadas contestaciones de que lo iban a solucionar. Mi marido llamó a los dueños. Bueno, al día siguiente vinieron a arreglar el estropicio.)

Decía, que con mal humor llegué del banco, después que el cajero me currara el dinerillo y veo uno de los baños sucios, se me ocurrió ponerme a limpiar. Tiré agua aquí y allá para enjuagar el polvo, pero el agua no se iba por los conductos correspondientes sino que salía por la rejilla del piso, el inodoro rebasaba. Salí como lo que soy, una loca de atar y voy al otro baño ¡LO MISMO! Les aviso a los muchachos si no han tapado algún caño, o si no estropearon otro y ¡nada! Ellos insistían en que no había roto caño alguno, bajé y cuando vi cómo estaban tirando abajo las paredes me doy cuenta que no tienen planos, ni idea de lo que están tirando…Llamaron al arquitecto o al maestro mayor de obra, o que sé yo. Oigo que dice si puedo arreglarme hasta mañana, entonces voy al tercer baño para ver si el agua sale por donde debería y ¡sí! Pero para esto pensé en que con la lavandina siempre me mancho la ropa, de apuros y de tonterías hasta la coronilla no me puse guantes. Me di cuenta y me pasé alcohol para desinfectar mis manos, tenía un par de pequeñas heridas, ¡Uy! ¡Dio cómo arde! ¡No importa! Estaba apurada, me calcé los guantes y terminé de limpiar con lavandina.

Luego empecé a estornudar ¡cierto! Soy alérgica a este tipo de polvillo…

¡No importa! Vivo en Argentina, en cualquier momento las cosas pueden ser peor.

Y ahora, en serio, siempre se puede estar peor, hay mucha gente mal, que tiene que hacer colas en los hospitales o los tienen de aquí para allá para algún tratamiento, o que no tienen qué comer y trabajan de cartoneros por decisión o por ignorancia o porque sé yo.

Así que me puse a tomar mate, aunque la yerba esté cara, con unas ricas tostadas con queso y dulce. En un rato debía de estar dando una clase a gente que no le gusta lo que le explico.

Escribiré en otro momento sobre lo que pienso de las papeleras.

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Después de dar la clase mi marido me mostró que los billetes que circulan obligatoriamente no tienen la leyenda de convertibles + un mail que dice que son los nuevos patacones K. Maniobra financiera para después que gane la Kris, cuando nos piensan cambiar los billetes por bonos y bancarizar los depósitos. ¡Otra vez sopa! diría Mafalda.

NO DIGO YO, vivo en la Argentina.

Si alguien tienen el mail de los nuevos Patacones K y lo puede publicar con todo los detalles, hágalo circular ¡por favor!