24.5.13

EXPRESIÓN DE UNA VISIÓN PERSONAL



Y fue en una sesión que Norma  me sentenció: No te cargues con lo que no podés hacer, alimentá la esperanza. El pasado ya no es, el futuro no sabemos, solo te queda el presente, disfrutá cada instante.
Entonces le conté: siempre me pregunté cómo se puede seguir viviendo en una guerra, en un campo de concentración, temiendo al hambre y pensando en lo que puede llegar a pasar o lo que podemos llegar a hacer…
Cuando era chica conocí gente que había pasado por la experiencia de vivir la 2ª guerra, tal vez mi abuelo huyó de la primera guerra y estuvo en contacto con los horrores de la muerte y el hambre entre los límites de Occidente y Oriente (era muy chica y todo me quedó muy confuso). Escuché sus relatos con asombro.
Con el tiempo leí sobre la 2ª guerra, el motivo era encontrar una respuesta al cómo se podía vivir después de esa experiencia, cómo vivir con la muerte acechando cada día.
Después asumí que no es necesario estar en un guerra para sentir que se está frente a un límite, que tal vez me pueden decir que aquí la hubo, que la guerrilla, que esto y aquello, siempre me pregunté ¿cómo se puede vivir esperando todos los días que aquel que amamos se nos presente de repente, que ya no es más un desaparecido?
Fue así que seguí leyendo los testimonios de Primo Levi o los planteos de Todorov Frente al límite.
Sentí que me helaba cuando entré en el campo de concentración  Dachau (fue modelo de los que siguieron).
El tiempo me enseñó que las experiencias límites precisamente no tienen límite, pueden convertirse en fantasmas que se traducen en pesadillas, son parientes de lo siniestro y nombran y transforman nuestros miedos secretos en un presente que, tal vez, no tenga conexión, pero lo conectamos. Frente a lo probable el terror corrompe cada parte de nuestro ser, aún cuando neguemos que nos afecta. En ese negar el temor nos oprime, tal vez, sin causa precisa. La mochila en nuestra espalda se va cargando.
Y es entonces que la carga se hace cada vez más pesada, nos resulta demasiado difícil seguir adelante por lo que, al igual que con lo siniestro, tratamos de inventarnos historias aunque sea de modo diferente, ya no damos vuelta los recuerdos ni inventamos el pasado, simplemente hacemos del presente una ficción que nos satisfaga, la cargamos de esperanza y seguimos viviendo.
Algunos sublimaron su experiencia límite en el arte (entendido como expresión de una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado), aunque no sea estrictamente bello a los ojos de los demás el resultado de ese hacer, ese rudimento de arte puede traducir belleza porque como dijera alguien "La belleza no es sino el comienzo de lo terrible que todavía podemos soportar".