1.9.12

De la Oda al boicot de la papa


Oda a la papa 


PAPA,
te llamas papa y no patata,
no naciste castellana:
eres oscura como nuestra piel,
somos americanos,
papa,
somos indios. 


Profunda y suave eres,
pulpa pura, purísima
rosa blanca enterrada...


Papa,
materia dulce,
almendra de la tierra... 


Honrada eres
como una mano
que trabaja en la tierra,
familiar
eres como una gallina,
compacta como un queso
que la tierra elabora
en sus ubres nutricias,
enemiga del hambre,
en todas las naciones
se enterró su bandera
vencedora...


Universal delicia,
no esperabas mi canto,
porque eres sorda y ciega
y enterrada.
Apenas si hablas en el infierno
del aceite
o cantas en las freiduras
de los puertos,
cerca de las guitarras,
silenciosa,
harina de la noche
subterránea,
tesoro interminable
de los pueblos.

Así escribió el poeta Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto, al que conocemos como Pablo Neruda, sobre la papa. 

En un diario online de Cuyo dice sobre la papa:

Fritas, al vapor, hervidas, asadas, salteadas... como sean, son ricas y acompañan la mayoría de las comidas. Su valor energético cambia de forma notable según se cocine. Ahora bien, conviene aclarar que no es el sustituto idóneo del arroz, la pasta o las legumbres, más bien complementa el menú por su aporte extra de carbohidratos. A comer...! 

Y así como en una época la papa se convirtió en uno de los alimentos cotidianos de los argentinos acompañando la carne de vaca... (o tal vez como único alimento en épocas de crisis económica allá por el comienzo de los años cincuenta). Hoy las papitas estás por las nubes y de TRES pesos pasan a valer DIEZ.
Ya en el jardín de la patria, nuestra benemérita provincia donde se juró la independencia, empezaron el boicot a la papa. Es decir, empezaron un movimiento para liberarse de la papa, en la comida de los restaurantes se ofrece variedad de vegetales y colgaron carteles con NO A LA PAPA. Me hizo gracia, hace ya más de un mes que en mi casa reduje el consumo de papa por esto de la ley de oferta y demanda. Si el producto escasea y hay muchos que compran papa, ya se sabe, el precio sube. Por solidaridad con quienes tienen problemas para cubrir la exigua canasta familiar dije NO A LA PAPA, mientras recordaba un texto de Roberto Arlt donde decía de la posibilidad de combatir el hambre si cada uno plantáramos un poco de papa.
Así que: hasta que los que se aprovechan de la escasez (real o ficticia) no bajen el precio de tan preciado alimento, espero que unos cuantos digan NO A LA PAPA, algo así como cuando el precio de los tomates navegó por el cielo y la gente decidió no comprar; pronto bajó hasta ponerse a nuestro alcance.  La papa no tiene la culpa, ya lo sé, la "cosa" pasa por quienes comercializan la papa.

De la canasta familiar sería bueno escribir algo, pero lo dejo para otro día. He juntado bastante bronca con la papa como para decir algo sobre la estimación de poder comer con SEIS O SIETE pesos por día en la Argentina.