17.12.11

¿SOPA o sopa?

¡¡¡¡Otra vez S.O.P.A.!!!!!!! (¿O sopa?)

En la Argentina usamos mucho la palabra sopa. Decimos “lo vemos hasta en la sopa” cuando algo manifiesta su presencia hasta el hartazgo y, al igual de lo que opina Mafalda, cuando algo nos disgusta exclamamos ¡Otra vez sopa!

Leí la historieta de Quino en mi adolescencia, tenía asignado el dinero para ir comprando los libritos cuando fueran saliendo, con tan mala suerte que otras personas se enamoraron de mis libritos y se los fueron quedando sin decírmelo (es decir, se los apropiaron). Volví a comprarlos y mis hijas los fueron leyendo y aprendiendo algo de lo que allí decía el genial Joaquín Salvador Lavado.

Amaba y amo, el personaje; celebraba su preocupación por los problemas del mundo, creía y creo que por algo se empieza. Pensar sobre esos problemas ya era una primer paso para ponerse a resolverlos… En lo que no coincidía era en que no le gustara la sopa. Para mí la sopa es uno de esos alimentos que en invierno resulta nutritivo, conserva parte de los nutrientes de los elementos con que se cocinó, huele bien y me devuelve la sensación de estar en casa. Bueno, eso si la sopa es casera.

Pero… Pero yo no quería hablar de la sopa que detesta Mafalda ni del proyecto de vigilar lo que leemos o las etc. en Internet por los EEUU. No, no me refiero a “Stop Online Piracy Act” (S.O.P.A.), ese proyecto que quiere frenar la “piratería” porque afecta la propiedad intelectual, y no solo en la “iunit esteit” (¡Ja!), sino que quieren extender el control al mundo entero. Nos podemos poner rigurosos y especular que no se trata de proteger el derecho de la propiedad intelectual como prioridad, sino que se pretende restringir el acceso a la información y proteger a las empresas que negocian con este tipo de producto. Como si fuera poco no solo se refiere a quienes “violen” (palabra interesante y muy utilizada últimamente) la propiedad privada, sino que se extienden a la “alta probabilidad” de hacerlo, con lo cual solo basta una sospecha, sin resolución judicial alguna. Además, las penas se extiende no solo hacia los “infractores directos”, sino sobre cualquiera que facilite o permita la infracción; llegando hasta el extremo de los propios proveedores de conectividad que no tomen medidas ante una tal “alta probabilidad” de violación de la propiedad intelectual serían penados ¡Ja!

Pero como dije al principio, no era de estos temas de lo que quería hablar.

Cuando escuché al “padrino Moyano” (me equivoqué debí escribir dirigente sindical, el lapsus no es casual), decía cuando escuché a Moyano se me puso la piel de gallina. Recordé los ’70 en mi amada Argentina y las huelgas del ’72 en Chile. El paro que llevaron a cabo los camioneros a lo largo de todo Chile fue el fin del gobierno de Allende y el advenimiento de la dictadura de Pinochet. Dicen que contaban con apoyo económico de la CIA. “Fortalecidos con casi dos millones de dólares de la CIA”.

En la Argentina la desaparición del transporte ferroviario más otros negocios, no muy claros, hizo que el poder de los moyanos fuera creciendo en la CGT y en otros ámbitos. Todo el transporte de bienes se realiza a través de camiones y los hijos han extendido sus redes en otros sindicatos.

El discurso de Moyano vs el de la Presidenta me recordó aquello de la derecha y la izquierda dentro del peronismo, el uso que hizo Perón de los montoneros y todo lo que siguió con la Triple A y el golpe del ’76. Me dio, me da escalofríos pensar en que la historia se repita, en este ¡otra vez sopa! Una sopa de malos condimentos, de malos nutrientes, que huele mal y no es en Dinamarca y, como bien escribiera un gran filósofo, la historia que se repite la primera vez se vivió como tragedia y la segunda se vivirá como farsa. Mas los de afuera del “movimiento” somos de palo o recibimos los palos de sus disputas.