11.11.11

Derrumbes en mi ciudad

Isidoro Madueña q. e. p. d

¿Cuántas personas más deben morir antes de que se produzca un cambio en los controles de demolición, excavación y construcción de edificios?

¿Cuándo se reglamentará la bendita ley sobre medidas de seguridad en la construcción?

¿Cuántos derrumbes llevamos contabilizados durante el gobierno del PRO en la ciudad?

Si la cantidad de muertos, es lo que importa para un juicio político –como el que le hicieron a Ibarra por Cromañon- el ingeniero en “repostería” (dijo eso en lugar de mampostería en una entrevista del 2005) se mantendrá inmutable.

Para el hijo de don Isidoro debió de haber sido muy triste confirmar que el padre estaba en el edificio el día del derrumbe del edificio donde vivía. La muerte del padre es dolorosa siempre, no importa los años que tuviera. Mi padre murió a los 75 años, más o menos la edad de don Isidoro, y yo, con más años que el hijo de Isidoro, sentí mucho la muerte del mío y lo sigo sintiendo. Imagino la impotencia, el dolor y la bronca ante quienes justificar lo injustificable que puede sentir Madueña hijo.

Es triste escuchar que el jefe de gobierno diga que estaba contento porque no había víctimas, que sólo había una persona reportada desaparecida.

Y el hijo del “desaparecido” respondió al confirmar la muerte del padre:

“Le quiero pedir a Macri que no se sienta tan contento”

"Aunque no haya tenido 190 muertos, uno le alcanza", y agregó que buscará "la verdad". Dijo que ante la noticia el jefe de gobierno de la ciudad no dio la cara.

Sucede que no es una sola muerte la que pide justicia, debemos sumar las de agosto del 2010 en Villa Urquiza y, tal vez, la de otro de la que no nos hemos enterado aún.