LA CASA EN LLAMAS
No hace mucho tiempo vi una casa que ardía.
Su techo era ya pasto de las llamas. Al acercarme,
advertí que aún había gente en su interior.
Fui a la puerta y les grité que el techo estaba
ardiendo, incitándoles a que salieran rápidamente.
Pero aquella gente no parecía tener prisa.
Uno preguntó, mientras el fuego chamuscaba
sus cejas, qué tiempo hacía fuera; si llovía, si no
hacía viento y otras cosas parecidas. Sin responder,
volví a salir. Esta gente, pensé, tiene
que arder antes que acabe con sus preguntas.
Verdaderamente, amigos, a quien el suelo no le
queme en los pies hasta el punto de desear
gustosamente cambiar de sitio, nada tengo que
decirle.
Bertolt Brecht
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