19.10.11

De la crisis económica/financiera y de estupidez humana a mi borrada solidaridad…


Un estudiante de finanzas hablaba sobre las bondades de su carrera y la profesión. Y como a toda ancianita la asociación paradigmática, o el reflejo pavloviano, o la madalena de Proust, o el croissant de Saramago recordé un cuento de una de mis profesoras de economía(año 1969):

Para explicar lo que es la economía viene bien el siguiente relato:

Tres hombres están en una isla, buscan algo que comer entre los restos del barco en que venían. Uno de ellos es químico, otro ingeniero y el tercero un economista. El químico y el ingeniero se dedican de lleno a la tarea de ver cómo van a abrir un par de latas que han encontrado. Buscar piedras y afilarlas para elaborar un rudimentario abrelatas, ablandar parte de la lata con ayuda de una lupa, etc.

El economista los mira y muy suelto dice: "se abre con un abrelatas.”

La profesora agregó Esa es la cuestión, ¿Qué herramientas se usan en economía?, ¿Está disponible?, ¿Cuál es el contexto? Una cosa es la teoría y otra la práctica, lo de todos los días, la política económica. No hay solo números, esos números pueden ser personas.

Recordando esta cuestión pregunté sobre la función de las bolsas y qué aportaban a “la riqueza” de una economía (pregunta malintencionada de mi parte). Me contestó desde la teoría “el mercado primario acerca el inversionista a las empresas que lo necesitan”.

Y haciéndome más burra de lo que soy, + recordar al gurú campechano español, Leopoldo Abadía, y sus explicaciones sobre La crisis Ninja y otros misterios de la economía actual, volví a insistir sobre cuan importante era el mercado primario y cuánto el secundario (este es el meramente especulativo) y qué era eso de mercado a futuro (cuento que una mínima idea del tema tengo, suficiente como para sospechar que las bolsas son parásitos en las economías de los distintos países).

La cosa siguió con mi insistencia sobre los inversores golondrinas, las subas y bajas en índices, los rumores, la peli Wall Street y su cercanía con lo real, etc. etc. y lo peor de todo: la timba de unos pocos tarde o temprano nos afecta a todos. (timba = juegos de azar, lugar donde se juega por dinero en forma autorizada o clandestina.)

La cuestión siguió con que me preocupaba el discurso que circula en mi país, de ser ninguneados, mal pagadores, malos administradores se consulta sobre cómo hicimos para salir de la crisis, del trabajo con inclusión social y las etc. PERO (siempre hay un pero en esta vida) PERO resulta que la crisis tarde o temprano nos va a tocar a nosotros, la globalización viene desde que Colón llegó a América -la verdad, en este momento -dije- me preocupa tres velines lo que le pase a los países ricos, de primer mundo, desarrollados o como se les llame. De inmediato el estudiante me recriminó mi falta de solidaridad con los “pobres” trabajadores de otros lares. Cierto es que los trabajadores unidos del mundo fue un sueño que J. Ingeniero se dio cuenta, hace rato, que no funcionaba. Los “explotados” de un país no se solidarizan con los explotados de otro país, sino con aquellos que le dan de comer… y como bien plantea Annie Leonard en su corto sobre La historia de las cosas, LOS QUE GOBIERNAN SON LOS QUE TIENEN EL PODER ECONÓMICO y esos son los que tienen los medios para que hagamos, pensemos y comamos.

Cuando miraba por la tele las protestas de indignados en otros países, me parecía estar viendo mi Buenos Aires querida, con jóvenes de cara tapada, piedras, palos y algunos más tranqui mostraban una pancarta en la que se podía leer: "Pueblos de Europa, levantaros".

Y mientras tanto una narración (cuento o un corto fílmico más un cuento de Brecht) donde hay gente alegremente disfrutando de una fiesta mientras el techo de la casa se incendia, desde fuera le gritan a la gente que está dentro ¡EL TECHO ESTÁ ARDIENDO!, pero esa gente sigue allí como si nada ocurriera. Bueno, parece que ahora algo está ocurriendo y las vacas que exprimían en otro lado están muy flacas o se avivaron y se niegan a ser ordeñadas, la falta de recursos se nota también en los países del Centro, los desarrollados, los del primer mundo.

Como dice un político por estos días en mi país “Mientras haya hambre, no puede haber paz social”. Miremos aquí cerquita no más, en mi país, o en África, o en Asia, o en América del Sur y ahora también en la América del Norte y en Europa: ¡EL TECHO ESTÁ ARDIENDO!