De la generosidad al egoísmo.
¿O de la autoestima al egoísmo?
Si mi cerebro responde a la metáfora del cerebro como computadora, podría decir que se trata de un modelo “antiguo” donde el procesamiento de datos es lento y, tal vez, poco eficaz.
Desde hace un tiempo me muevo en la incomodidad de ser generosa (en varios sentidos) o si soy tomada por estúpida. Por otro lado, me pregunto si se trata de abuso de la(s) otra(s) persona(s) o si mi marco de referencia es limitado a un cerebro tamaño de una nuez.
Comienzo por preguntarme ¿Qué es la generosidad? Y para ello recurro al diccionario y me encuentro con que generosidad se define como:
1. f. Inclinación o propensión del ánimo a anteponer el decoro a la utilidad y al interés.2. f. Largueza, liberalidad. 3. f. p. us. Valor y esfuerzo en las empresas arduas. 4. f. p. us. Nobleza heredada de los mayores.
Y allí empiezo a dudar entre la palabra decoro, la largueza y la liberalidad para terminar por enredarme en las empresas arduas y la nobleza heredada de mis mayores.
Se dice que alguien es generoso cuando obra con magnanimidad y nobleza, más un vino puede ser generoso cuando es más fuerte que uno común.
La coctelera de palabras me lleva a una encerrona de pensar en virtudes, en desprendimiento de “objetos materiales”, de donación de tiempo o afectos, de motivación en el dar, del hacer sentir a otros bien en el momento de darles… Y ¿qué hay si no quiero dar?
Entonces me encuentro en un nuevo laberinto (muy pobre y comunardo que no es borgeano por cierto). De generosidad generosa salto a imbécil que es como decir “escaso de razón, debilucha, flaca, cobarde y apocada. ¿Por qué? Porque no me atrevo a decir hasta aquí llegué y me amurallo en “egoísmo”.
Ya flaca no soy, pero sí cobarde y escasa de razón a los golpes con el apocada.
Egoísmo interesante palabreja, en la que aparece “ego” + “ismo”. El sufijo ismo se encuentra en numerosas palabras significando “sistema o doctrina” (kantismo, cristianismo, marxismo, etc.) y en otras como “proceso patológico”: reumatismo, traumatismo, alcoholismo, tabaquismo, estrabismo… y por qué no egoísmo. Proceso de excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.
Ama a tu prójimo como a ti mismo.
Si dejo que otro(s) me “utilicen” y me sienta obligada a dar ¿me estoy respetando? ¿Amando?
Alguien puede decir que cuando se “da” no se debe esperar nada, dar por generosidad no es una transacción económica (no es un te doy para que me des). Eso está bien, pero tampoco la tontería de que otro te pida y pida, no haga ningún esfuerzo por sí mismo y que espere que siempre le des con el agregado de que siente que lo que le das es una porquería, o que vos sos una porquería porque no das más.
Tal vez, la generosidad debiera ser un intercambio en que deberíamos tener presente entre ese dar y recibir es “gracias por dejarme ayudarte” y el “gracias por haberme ayudado”.
A esta altura ya me olvidé de una piedrita en el zapato, la de las “relaciones sociales” de algunos “otros”, de que simplemente esperaba un mensaje sencillo como “llegué bien” y no que esperara que llamáramos para saber si todo estaba bien. También esperaba un poquito de compresión en “otro” al que poco le importa si me siento mal o bien salvo cuando… ¿Importa el cuándo o el por qué?
Alguien escribió:
El egoísmo es inherente al ser humano, consubstancial con él y motor de su vida. No hay propiamente un egoísmo bueno y uno malo. Egoísmo bueno y egoísmo malo son juicios de valor, categorías sobre las que puede haber o no acuerdo. El egoísmo, es, simplemente es.
Es hora de aprender a transitar por el terreno de ocuparme por mi propio interés que no significa que sea bueno o malo, eso lo veré con el tiempo.
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