29.7.11

De caídas tropezones y caídas...

A comienzos del siglo XX la primera guerra mundial puso en crisis el capitalismo. Generalmente, se considera que el pretexto para que la guerra se desatara es el asesinato del archiduque de Austria y Hungría. Se olvidan que, durante más de cuarenta años, el crecimiento del militarismo, las alianzas, el imperialismo y el nacionalismo tuvieron algo que ver, ni qué contar con la ceguera de una minoría que disputaba tierras y otros bienes, por lo tanto imponían leyes y tenían el poder. De las grietas del capitalismo no se decía, no se dijo y si algo fue dicho, no fue asimilado.

Un “gran país del hemisferio del norte” fue creciendo en imagen y poder. Se convirtió en la imagen representativa del capitalismo, de Occidente. Hubo más guerras en defensa de los ideales occidentales... Supongo que una gran cantidad de personas ansiaban pertenecer y ser en ese estilo de vida. En el bendito sueño americano.

Recuerdo los versos de Darío:

Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.

Y como recomendación agregó:

Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del León Español.

Cuando leí estos versos me parecieron una exageración del poeta. Siempre creí que los imperios, a lo largo de nuestra historia, nacieron y cayeron. Pero me pareció imposible que pudiera ver a ese invasor ideológico, económico, político y militar andando a los tropiezos, con la frente marchita y próximo a un default.

El “paladín” (¡ugh! que la palabra más trucha), decía, el paladín de la libertad y la democracia guarda, dentro de él, peleas sucias entre dos partidos. Los unos resguardan el interés de los más ricos y se refugian en el “no aumenten los impuestos a los que más tienen”, desean seguir invirtiendo en guerras, en el robo de bienes de otros países –entre ellos el petróleo- y los otros quieren seguir pagando lo que deben ¿haciendo buena letra? La verdad no les creo ni a los unos, ni a los otros.

Y se dijeron tantas cosas de mi país, hoy día al otro lado del gran charco Grecia, la madre de occidente, se acuerda de mi país. Le seguirá España, Italia... Aquellos que creyeron que era bueno hacer dinero fácil...

Sinceramente, no creí que iba a ver estos tropezones y tal vez caída. (No porque no las deseara).

Ahora resta que nosotros nos dejemos de mirar hacia afuera y empecemos a mirar hacia dentro, y a construir un país un poquitín mejor. ESO, sin el convertirnos en cualunques, como en la Buenos Aires de un hijo de un gringo al que se sumó un cómico.