3.9.10

Hace más de cuatro años, mi hija mayor me dijo: ¿Por qué no abrís un blog en lugar de enviar mails? Y fue así que empecé. Entré a blogs de aquí y de allá, mantuve cierto contacto, durante un tiempo, con personas, llegué a conocerlos en algún encuentro, hasta vinieron a mi casa. Algunos de los blog permanecen, pero sus autores no escriben, no responden…
Sentí nostalgias, empecé la recorrida. Me pregunté sobre el sentido de escribirles.

Debe ser la fecha, esa costumbre de cerrar balance cuando llega este mes. Debe ser que releyendo Mundo Feliz me di cuenta que hace treinta años lo leí por primera vez.
Me permito mirar para atrás, pero no quiero mirar fotografías. Ya no soy la que era, ni física ni mentalmente. El físico ha absorbido años con malas compañías, mentalmente me siento un poco mejor. Por supuesto, tengo miedos, fantasmas, preguntas ¿qué hubiera pasado si...? ¿He dicho todo lo que los amo o amé a quienes realmente lo deseaba?.
En las fotografías miro a los que no están y aunque, algunas ausencias llevan más de veinte años, siento su ausencia. En otros casos ni siquiera los recuerdo.

Hoy bañaba a mi nieta, es un sol. Me divierto muchísimo con ella. Con solo dos años habla hasta por los codos, arma oraciones de cinco o seis palabras, utiliza los verbos en presente y pasado, le encantan los infinitivos (para dar órdenes) y hasta se atreve con el gerundio. Feliz me dijo hace dos días: Mamá está subiendo la escalera. Supuse, y supuse bien, ella creía que la mamá se quedaba con nosotras. Le tuve que explicar que su mamá se iba a buscar unos papeles. ¡Claro! El trabajo no era, eso se lo había dicho a la mañana.
Cuando terminé de bañarla y de saltar en los recuerdos de hoy a ayer y de atrás para adelante dije: Venga con su abuela Morena. No, no. Zulema… y me sorprendí de nombrar a mis dos madres, ellas eran las abuelas de mis hijas. Es que la peque es muy parecida (demasiado) a mi hija menor. Mi hija mayor dijo: La miro y me impresiona. ¡Es tan parecida a Ro! Es como si Ro volviera a ser chiquita.

Y de nuevo la nostalgia, las ausencias, las personas que quisiera que estuvieran y no están… los dos peques, de alguna forma son testimonio de que alguien como yo vivió, cuento los días que faltan para verle la cara a la nueva nieta y recuerdo los últimos versos de "Grados".

Apenas nos aclimatamos a un círculo de vida,
y nos acostumbramos confiadamente, cuando ya amenaza el adormecimiento,
solamente el que está preparado al rompimiento y al viaje puede escapar del paralizador acostumbrarse.
Quizá todavía la hora de la muerte
nos envíe espacios nuevos,
nunca tendrá fin en nosotros la llamada de la vida...
¡Bien, pues, corazón, despiértate y sana!