10.1.09

La muerte de un viajante

Jueves por la mañana, pasé al lado de un afiche publicitario sobre la representación de La muerte de un viajante. Pensé: “la puesta en escena anterior no la fui a ver, ahora que la repiten debería, pero no ¿cuánto sale? ¿a V. le va a gustar? Es muy triste. ¿Cuánto sigue vigente de todo lo que dice?” Recordé que cuando era chica vi pasar muchos viajantes por el negocio de mi padre, inclusive viajé unos 300 km con uno de ellos y mi padre. ¡La desesperación de aquel hombre! Estaban asfaltando la 22 y volaba tierra para todos lados, eran tiempo de vacaciones y me iban a dejar en la casa de una familia conocida para que pasara mis vacaciones. Así que era verano, quien conoce la Patagonia sabe del calor de esa tierra reseca. El viajante no quería que el cuello de la camisa se le ensuciara, tenía que presentarse ante los clientes esa misma mañana. Le miraba de reojos y calculé tiempo su transpiración más la tierra se convertiría en barro. Pidió que subiéramos los vidrios, sentí que nos íbamos a afixiar.
Ya no sé si existen viajantes, aquel viaje fue, para mí, un anticipo del Willy Loman sobre el que leería tiempo más tarde.
Enredada en mis pensamientos anduve toda la tarde de aquí para allá, atendiendo a mi hermosa Emma, la casa se llenó con dos de mis tres hijas, más un yerno, más amigas de una de ellas y de repente sonó el celu, mensaje: ¿Querés ir a ver La muerte de un viajante? Tengo dos entradas. Acepté de inmediato la invitación, dije en voz alta sobre mi suerte “¡qué c… tengo!”
Willy Loman, el viajante al que le dio vida A. Miller, es un personaje trágico (1), si se quiere muy vigente, que vendió su existencia a un estilo de vida de acumulación de objetos, de apariencias, de sutiles mensajes con los que educa a sus hijos.
Willy ha fraguado en palabras una historia sobre su vida y sus hijos, se la ha repetido tantas veces que termina por creerla y de repente todo se desmorona.
Me pregunto: ¿En cuántas familias la novela familiar termina por cambiar el significado de lo sucedido? ¿En cuántas se da lo dicho y lo no dicho? ¿En cuántas se ha fraguado lo que piensa uno sobre lo que el otro dijo o hizo?
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(1) Digo trágico en el sentido clásico, aunque no se trata de ningún héroe ni noble, porque comete errores que lo llevan a excesos por los que finalmente la vida lo “castiga” (ya sé que los griegos le daban ese papel a los dioses, pero estos se aburrieron de los humanos y nos han abandonado).
Actuan:
Willy Loman ( Alfredo Alcón )
Biff (Diego Peretti )
Happy ( Luciano Cáceres ),
Linda ( María Onetto )
+ Carlos Bermejo, Pablo Caramelo, Roberto Castro, Francisco Civit, Javier Lorenzo y Mónica Santibañez.
Me gustó.

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