2.11.08

En momentos de “crisis”

Usamos las palabras, nos tropezamos con ellas designando un contexto, nos enredamos en un entramado de significaciones sin prestarle atención, porque nos centramos en las sensaciones que nos produce. Por supuesto, las sensaciones se escapan a nuestra “objetividad”, nuestra “conciencia”, nuestra “libertad”, etc. etc.
Arrojados en el mundo el lenguaje nos atraviesa, hablamos un lenguaje sin darnos cuenta de que somos hablados por él, cuando la gente no entiende declara “tarado”, “estúpido”, intelectualoide a quien trata de entender aquello que nos rodea y que, de alguna forma, intentamos dar nombre.
Leo en lanación.com:
"Esta crisis excluye hasta la esperanza"
El periodista y ensayista mexicano, Monsiváis, dice que en América latina nace una nueva cultura marcada por el horror del narcotráfico.
Me parece que aún no hay (mensaje), desde América latina, una conciencia colectiva respecto de la crisis, pues recién estamos viendo lo que pasa y lo que va a seguir pasando. Lo que sí noto, sobre todo en los autores jóvenes, es un cambio de temática muy importante a la hora de crear. (…) cada vez ocupa más espacio el tema del narcotráfico (…) se ha convertido en la pesadilla más atroz de la que tenemos noticias, y como ha devastado todos los tejidos sociales, ya no es posible ignorarlo, pese a que tiempo atrás estas cuestiones eran consideradas vulgares en los sectores dirigentes de la literatura.

Diccionario de M. Moliner:
Crisis = decisión, separar, momento en que se produce un cambio muy marcado en algo…
De allí que esta hijaputez económica que nos rodea es Crisis, el narcotráfico es Crisis
supongo que se trata de la caída del telón con soporte y demás, salió a escena todo lo que estaba detrás de la apariencia, la cacerola a presión se destapó.
El “primer mundo” dictaba las normas, los papeles negociables de mi remoto país, del mundo hecho pelota, eran “negocio viciado” por los dictámenes del FMI, del BM, del capitalismo transnacional, de nuestros cráneotecas ligados al capital, nuestra indiferencia, nuestra cultura materialista y tantas otras estupideces, y ahora esos mismos países que nos juzgaban hacen puré las finanzas de todo el mundo. Hace once meses discutí sobre una cultura de lo descartable, de derroche, de indiferencia, de opiniones manejadas por los medios masivos de comunicación. Al escuchar la respuesta de alguien, el consentimiento de otros tres, guardé silencio. En clase me sentía igualmente tonta, miraba las caras de fastidio y sentía ganas de callar, de desaparecer… ¿qué sentido tiene tratar de decir lo que sentimos que va a acontecer? (ni derecho a enunciar debemos tener)
Estamos en momentos de turbulencia, las decisiones que otros tomen me van a afectar, de hecho me están afectando. ¿Qué respuesta puedo dar a alguien que me dice con enojo “En la AFJP tengo menos dinero que el semestre pasado”? y las cosas no quedan allí, el gobierno, los partidos de oposición juegan con los dinerillos de todos y me acuerdo de la canción de Yupanqui “Las penas son de nosotros y las vaquitas son ajenas”. ¡Qué lo parió! Porque ni al gobierno, ni a los otros les interesa un CARAJO lo que pasa, la oposición trata de ganar votos, como los otros arriar dinero… Y me estoy por jubilar, diez años después de lo que pensaba y, tal vez, deba seguir cinco años más. Mi compañero de vida me dijo “tuve que salir a caminar, este mes cobré menos que en junio, alguien que tiene menos responsabilidad que yo gana más.” Y le dije: Sucede que estás por jubilarte, no les interesa que te vayas o te quedes. Esa es la empresa donde estás.
En un primer momento pensó en apagar el celular (que por supuesto le da la empresa para tenerlo a mano, si ocurre algún inconveniente) y no pudo. Siguió conectado.
En el lenguaje cotidiano algo común es apreciado cuando tiene buen “precio”, cuando se lo valora. El trabajo transformado en “mercancía” vale o no por el precio que se paga. Deducción que aprendí a los golpes, en el maltrato cotidiano de ser docente. Y en todo este caminar en CNN dicen: en EEUU hay personas que se quejan porque tienen que seguir trabajando, la jubilación no les alcanza, en un titular en yahoo leo “jubilación, un problema mundial”. “Cambalache” de Discépolo me carcajea “nos han igualao”. Mientras tanto, la droga circula, se defiende como si fuera algo digno de ser usado, masticado, inyectado, comerciado… en suicidios lentos, como tantos otros, porque la vida no vale.

En tiempo de crisis miro los ojos claros de mi nieta,
Escucho la risa y las palabras de mi nieto…
Abrazo a mis hijas
Apuntalo a mi compañero de vida
Visito amigos,
Trato de salvar al pichón de zorzal que se cayó del nido
(ese huésped inesperado en el termotanque de mi casa con sumo cuidado, traté de no tocarlo para no provocar el rechazo de la madre)
Y así andando, sin olvidos, sin certezas, trato de enderezar mi encorvada espalda.

Mi madre se llamaba Esperanza, justamente ella está diciéndome "es lo que último que se pierde".