9.9.08

Intuir o ver sin poder remediar…

Si veo en un/a adolescente ciertos indicios de que algo anda mal o regular o cierto desorden peligroso, me pregunto ¿qué puedo hacer? A veces, dando un rodeo trato de llegar a ella o a él, por algún lado, para que reflexione.

Hace un par de años que observo desórdenes en alimentación, en el consumo de alcohol, cigarrillo, drogas… con resultados finales desastrosos.

Si hago una crítica, la replica es inmediata. Se enojan. ¿Qué puede saber una vieja y aburrida profesora a la que le gusta leer libros o el transcurso de la vida?

Dije bien, leer el transcurso de la vida, porque leer etimológicamente es “juntar” y yo junto signos de diferentes tipos, del mismo modo que se juntan las letras y las palabras. ¿Por qué? Porque todo puede ser un texto, un entramado de signos con significante y significado. Sí, aún en esta etapa de la historia donde se dice que hay que leer sin interpretar o que todo es relativo.

¡Aja! Pero eso ¿Qué tiene que ver con el título?

Sucede que un día le decís algo a un alumno (de 17 años) sobre cierto tipo de alimentación y se enoja, por accidente le hacen análisis, estudios y los resultados son: Colesterol alto, presión alta, triglicéridos por las nubes… y no le basta haber visto a alguien de 25 años con problemas de salud por el mismo régimen alimentario chatarroso.

Al año siguiente, me encuentro con varias chicas demasiado delgadas, me recuerdan a fotografías de prisioneros en campos de concentración. Me produce malestar el verlas. Intento que hagan un trabajo sobre el marketing y los desórdenes alimentarios… pero no alcanza.

Y la realidad me golpea cuando me entero que una de ellas, con casi un metro sesenta, pesa hoy 32 kilos. La internaron.

Y estuvo frente a mí hace unos meses. Nos saludamos con afecto y no pude hacer nada.

Una mamá me dijo hoy “los padres, lo primero que hacemos es negar. Es como que no tuviéramos nada que ver.” Y debe ser así no más (lo digo en cuanto a que es y no en cuanto a “deber como obligación o positivamente”) Cuando veo a mis hijas, por cada cosa que les pasa me pregunto ¿qué hice? Y la cuasi psicóloga me sacude con un ¿es normal cómo somos? O con un “por lo general ustedes niegan”.

Y no sé si vi, o me imagine o creí ver un título de una noticia que decía Al año de vida ya se puede pronosticar como va a ser de adulto un bebé”.

Siento entonces como que estoy en la terraza de un edificio y veo venir dos coches por dos calles que se cruzan. No hay semáforos. Vienen muy rápido. Creo que van a chocar y lo único que puedo hacer es sentir lo inevitable.

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