18.9.08

Aprender, Comprender, Aceptar...

Desde esta época de uniformidad,
de este tiempo de soledad
(...)
para
cuando lo que se haya hecho no pueda ser deshecho


Me levanté esta mañana pensando: un retoño de mi retoño cumplió un mes. El otro retoño corre de aquí para allá. El desayuno es liviano, el día está nublado, no hace ni frío ni calor. También tiene que ver el diálogo de ayer por la noche. Después de un largo tránsito de no saber sobre cierto diagnóstico, una de mis hijas me dijo: “por lo menos voy a terminar la facultad sabiendo lo que tiene...” Ese controvertido diagnóstico que no me dejó dormir durante noches enteras, que se metió en mi cuerpo transformado en la rigidez de mis articulaciones, en dolor y casi inmovilidad, en un puño apretando mi pecho, en expresiones de dolor capturadas por alguna fotografía… Después de todo, algo de lo que hice no estuvo del todo mal.

Sonrío, más de la mitad de un ciento de años pesan sobre mi cabeza. Pero ¿Qué son para el tiempo del Universo? Partícula ínfima, que NO “se derrumba como una burbuja”, las burbujas se pinchan, explotan, estallan, vuelan, detonan, revientan, saltan en pedazos… (Sonrío, esa crítica tonta del discurso me lleva a pensar que siempre hay que tener cuidado con lo que se dice o escribe, siempre hay alguien pendiente de la "rectitud" del lenguaje).
En algún lugar de algo que se llama memoria, una masa amorfa agolpaba signos, hoy por la mañana, tratando –como galope de vaca o sea despatarradamente- tratando de traducir eso que alguien dijo: ¡Disfruta el día!
Pero, siempre hay un pero; tal vez, como por efecto mariposa me di cuenta que del almacenaje de hormiga (el que hice durante casi un año) se vaporizaron más de cinco mil semillitas como por arte de magia. “Si la cosa sigue así, nunca vamos a terminar de juntar para el bendito departamento” –reflexioné amargamente.

Hoy me levanté con una sonrisa…Alguien desde algún lugar –se metió con mi dinero y, queriéndolo o no, me arruina el día. Pero ¿QUÉ DIGO? Y ¿los millones de hombres, mujeres, niños y niñas que no tienen qué comer? Recuerda –leíste- “en una isla pequeña una mamá cocina galletas de tierra para comer”.

Debería abrazar como a una brasa tibia el “Sé feliz, Dios te ama”. PERO ¿Creo en Dios?

No importa, bajo el peligro de ser delirante, individualista, egoísta… y todas las etc. Es bueno levantarse por la mañana pensando “hoy va a ser un buen día, no voy dejar que me lo roben. Es mío. Voy a disfrutar el día; cada día como si fuera el último.”