21.8.08

Una semana...

Estoy completamente ennietada. Veo casi todos los días a Emma y tengo a Nico pasando unas vacaciones en casa. La pequeña está engordando. Es hermosa (palabra de abuela). Mañana sabremos cuánto mide y cuanto pesa después de su primera semana. En el mundo violento y mezquino la vida continúa con guerras, con desaliento, con hambre, pobreza material y de la peor: la del espíritu, pero he aquí que el refugio en lo privado me salva. Alguien dijo que los nietos nos hacen millonarios en felicidad. En mi caso, me llenan de esperanza, Nico me hace jugar como si tuviera una pila menos de años. Hace dos días, por ejemplo, una compañera de mi trabajo le regaló un par de zapatitos con canguritos en la punta, se me ocurrió decirle que los canguros eran saltarines y nos pusimos a saltar. Luego manipulé libros títeres, títeres comunes, le conté historias, le leí cuentos, miré con él dibujitos y, finalmente, por la noche me dormí tan tranqui como hace mucho que no lo hacía.

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