19.6.08

¿Una palabra puede marcar una vida?

Cuando te sueltan ciertas palabras surgen detrás de ellas su historia, sobre todo la historia que te contaron, la que de alguna forma fue construyendo su significado. Si la referencia fue buena, las asociaciones lo son. Si la referencia fue mala, las asociaciones lo son.

Si te dicen “intercepción” (aunque en el DRAE no figure) y correctamente se debe decir interceptación, se puede entender que se trata de algo que interrumpe el paso, que detiene algo en su camino, que se trata de una interrupción.

Si te dicen “epilepsia” se te cruzan miles de fantasmas enredados en cada letra y he aquí que el DRAE dice:

Del lat. epilepsĭa, y este del gr. πιληψα, intercepción. (¡Epa! ¿no era que se debía decir interceptación?)

Pero el juego de palabras no borra los sentimientos, las razones, las lecturas, el saber de las diferencias que existen entre unos y otros tipos de epilepsia.

Entonces te quedás “ausente” pensando que no sabés donde estás parado y experimentás un síntoma de esa palabra que un día te dejó helado.

Y sí, algo me ha detenido en mi camino.

Y la médica habla, la escucho, trato de entender lo que dice. Las frases se cortan, la posibilidad de otros sentidos me seducen tratando de poder comprender lo que no quiero entender.

Y tal vez pueda decir que ignoro todo, que no me enteré de nada.

Y tal vez nada es como creí que era.

Lo real es una construcción –dicen.