18.5.08

Del ser, no ser y dejar de ser

“Sos lo que crees ser, lo que los demás dicen que sos y lo que crees que los demás creen que sos.” Hace mucho tiempo alguien me lo dijo, no sé si responde a alguna teoría, pero cierto es que el tener una leve idea de la forma en que me ven me deja sorprendida, la más de las veces dolida.

Así una de mis hijas decidió vender una línea de cosméticos. Resulta que cuando quería hacer un regalo ella le compraba a una señora los productos, con anticipación y cuidado los encargaba para tenerlos en el momento adecuado. Como no encontraba a quien comprarlos decidió averiguar en la empresa y cuando vio las condiciones para ser vendedora decidió anotarse. Me lo contó después quince días, según otra de mis hijas yo no iba a aprobar tal decisión.

Antes de enterarme de su nueva ocupación (últimamente está muy ocupada trabajando aquí y allá) le comenté que para mi próximo cumpleaños iba a pedir que me regalaran cosméticos como el año anterior porque se me estaban terminando y que quería un corrector de ojeras que me había dado resultado.

Entonces me contó. Después volvió a salir la cuestión de que yo no estaba de acuerdo con esto y aquello. En realidad, ni bien me enteré le encargué dos productos. Lo único que le dije era que temía por su economía. Es tan mano suelta que ahora que va a conseguir todo a mitad de precio va a regalar más de lo que lo hacía antes.

Es extraño, pero a veces me ven como santurrona, como mandona, como intransigente, como esto o como aquello. Generalmente me colocan la etiqueta de intelectual, de andar demasiado con los libros, de estar fuera de la realidad y desde mi punto de vista me considero una persona con una educación intermedia y bastante ignorante.

Este tema lo discutí con una de mis hijas. Ella me dijo que yo sabía latín y yo le contesté que lo que yo sabía no se podía decir saber, que yo apenas conocía algo de latín. Que yo era una perfecta bruta para todos los idiomas, etc. etc. En otra oportunidad, discutimos otros temas que luego ella pudo verificar en libros que yo no había leído. Retomado el tema ella me dijo que tal vez lo que más molesta era que yo dijera que era una ignorante, porque en realidad estaba diciendo “miren yo sé que no sé, ustedes no saben ni eso.”

En estos días, he tenido más de un comentario sobre como me ven; a veces, tengo la sensación de estar fuera de lugar, de sentirme sola, de no tener con quien intercambiar conocimientos que me lleven a aprender. A veces me quedo a charlar con una profesora el colegio. Ella se siente alagada, realmente nos hace bien a las dos. A ella porque suele andar de capa caída por la manera que la consideran; a mí porque tengo alguien con quien compartir un espacio, porque siento que siempre puedo aprender algo más. Sé que el día que deje de aprender me voy a sentir como una lata de arvejas, pero no voy a gozar del privilegio de tener una etiqueta de Andy Warhol. Mi etiqueta simplemente va a decir “producto terminado” y será la hora en que mis cenizas abonarán la tierra.

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Una vez una de mis hijas tenía problemas de dinero, se le había roto la heladera y trató de integrarse a un grupo de trueque. Cuando supe lo que llevaba para el intercambio, pensé que iba a tardar mucho en conseguir el arreglo. Realmente no le dije lo que pensaba. Le sugerí que buscara trabajo, me dijo ¿Qué trabajo? No sé hacer nada. Siempre vi en ella tanta creatividad, tanta potencialidad para hacer… me quedé callada. No podía creer que ella dijera eso. Por otro lado, sabía que no era de las que iban a ir a trabajar por cualquier salario en una oficina. De repente empezó a trabajar pasando gráficos y datos en computadora en su casa, en estos días una amiga de la familia le pidió que la fuera a ayudar y ahora resulta que vende cosméticos (cosa que nunca pensé que haría y ella tampoco). ¡Uauuuuhhh! Menos mal que ella no sabía en qué podía trabajar. Sólo necesitó tiempo para decidirse.

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Una dama digna (Mrs. Palfrey At Claremont. Protagonizada por: Joan Plowright)
Hacía mucho que no iba al cine.
Hoy fui a ver Una dama digna. Una hermosa historia donde la protagonista es una bella anciana, viuda y solitaria que entabla amistad con un joven escritor que se hace pasar por su nieto frente a los demás.

Joan Plowright fue esposa del celebrado Laurence Olivier, supongo que además de bella debió de haber sido una muy buena actriz. No la recuerdo en alguna peli de las tantas que he visto, supongo que debe de haber sido porque no tuvo papeles protagónicos. Creo que fue más importante en el teatro aunque me parece que hizo bastante cine (esta debe de ser una de las tantísimas cosas que ignoro).

El cine estaba lleno de gente de la tercera edad, convengamos en que podría usar el término “viejos”, pero “viejos son los trapos” (según reza el refrán), ¿ancianos tal vez? Entre ellos estaba yo, que recorro mi último año de la década de los 50.

Cuando veo estas películas me pregunto si en ello no está lo que dice uno de los personajes del “hotel” donde reside Mrs Palfrey, el prepararme para decir “good by”.

2 Comments:

Blogger Loca xq sí said...

no leí más que los primeros párrafos, y no lo voy a leer ahora porque me tengo que ir a dormir YA!!! pero te dejo este mensaje: ya te dije que lo de M.A. no te lo dije de entrada por una cuestión de estadística!!!!! tanto Dani como Celeste lo reprobaron, la única que no tuvo objeciones de entrada fue Rochi; y por eso no dije más nada a nadie (si no, preguntale a Eugenia, se enteró el mismo día que vos, ¿y por qué iba a pensar que ella iba a pensar algo malo?), quería decirlo con una demostración, sacando el bolsito con los productos y haciendo limpieza de cutis, y ya

Y ya sabía que vos ibas a comprar, si vos también le comprabas a esa señora... y cuando me decías que querías cremas y perfumes para tu cumpleaños, yo me sonreía (sin que me vieras) porque yo ya tenía pensado regalártelos...

Dejá de hacerte tanto drama, sabés que te quiero, aunque pucherées!!!!

Nos vemos en unas horas, beso!

20 mayo, 2008 00:15  
Blogger TOTA said...

1) Estoy de acuerdo a lo que dijo Pau. Si bien hubo gente que no estuvo de acuerdo y pensó que lo ibas a reprobar, ella hizo lo que sintió. Si ella llega a ser mano suelta...se puede decir y ella decidir si tomar el consejo o no. En mi caso, yo solte mano =S pero si lo compraba en otro lado iba a gastar el doble o más (ta bien me adelante para algunas cosas pero por los precios)jeje
2)Con respecto a las etiquetas y como uno se persigue con las mismas...ay madre mia, me veo reflejada...pero ¿sabes que? Siempre alguien te va etiquetar, te va a poner un apodo o lo que sea, queda en vos decidir si darle importancia o no. Un caso tontolon pero que es bueno: ¿Recordas como me molestaba que me pusieran el apodo pelota? ¿y ahora? Es igual que tota, tutu o pelo, lo tomo bien y como forma de cariño.
Para mi siempre serás mi mamá, mi profe, la intelectual pero no por ello estas fuera de lugar ¿no será el resto que estamos fuera de lugar? =)))
3) A veces, por mas que se lo digas o me lo digas (porque yo, reconozcamolos, también soy asi) tardamos en caer, en este caso sobre en qué se puede trabajar, en el mío con yoga...no es para ponerte la contra, simplemente porque en ese momento o no se necesita o estamos en un momento de confusión o lo que sea, pero cada uno cae en su momento y toma nuevamente las riendas =)))
4) DEJA DE PUCHEREAR QUE EMMA CUANDO SALGA TE VA A PUCHEREAR SOLO PARA QUE LE SAQUES UNA SONRISA, TE QUEREMOS LAS TOTITAS.

23 mayo, 2008 12:17  

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