3.5.08

Como si fuera poco…

En Argentina los accidentes de tránsito son moneda corriente. Según aparece en el diario Crítica en la fotografía de un cuentaganado (1), a la fecha, en lo que va del año, ha habido 577 muertes. Algo así como 4 muertos por día. De lo que no tengo cifra es de los que quedan con secuelas del choque, vuelco, etc. En el diario cuentan la historia de una joven de 22 años y su madre. La joven murió, la madre se salvó y quedó con lesiones.

Pero sigamos, parece ser que en la producción de accidentes colabora algo así como el síndrome explosivo intermitente. En LaNación.com leo lo siguiente:

“Recientes investigaciones detectaron que el 25% de las personas con trastornos de ansiedad sufren también del síndrome explosivo intermitente, un desequilibrio en el control de los impulsos, directamente relacionado con el perfil de automovilistas que incurren en el manejo agresivo.”

Los síntomas (uno de los principales es la intolerancia a la espera) y los riesgos de este cuadro son para tener en cuenta en momentos en que en la Argentina se debate qué medidas tomar para tratar de disminuir la gran cantidad de muertes registradas en accidentes de tránsito.

En el 80% de los casos, este trastorno se da en hombres y ha sido extensamente estudiado en los Estados Unidos, donde se lo conoce como road rage (furia del camino) o agressive driving (manejo agresivo).

(…)
Como este trastorno, que puede ser comprobado a través de pericias, está siendo esgrimido como atenuante en casos judiciales por accidentes viales, el manual de trastornos mentales advierte claramente que hay que tener "extremo cuidado con los simuladores".
(…)
En la Argentina, el descubrimiento del vínculo entre este trastorno y la conducta agresiva al volante, así como su tratamiento, es prácticamente desconocido.

En los pocos casos en que se brinda ayuda a este tipo de conductor, los terapeutas registraron que los pacientes no tienen un registro claro de cuánto los afecta la tensión (…) ésta provoca emociones y reacciones corporales y puede derivar en un ataque de pánico. Por eso, en algunos casos, si existe peligrosidad para él o terceros pueden indicarle que deje de manejar durante un tiempo.
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Después de leer el artículo me quedé llena de interrogantes. No me gusta manejar, tengo miedo de mi impericia, pero más de lo que puede hacer más de un desaforado al volante. Y ahora con esta excusa, más de uno va a tratar de “zafar” de las consecuencias legales, aunque zafe ¿no habría que tomar los recaudos para que esa gente no vuelva a manejar?
(1) Lo de la imagen del cuentaganado en el diario es más que sugerente. Me cierra cuando la asocio al valor que le damos a nuestra propia vida y a la de los demás… A la forma que “viajamos” por nuestra vida, a la metáfora de viajar en medios de transporte como vacas… (Aunque yo siempre viajo a contramano).

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