1.2.08

Vacaciones en el Sur 2008. Parte III

Puerto Madryn: Salimos de Viedma un poco más tarde de lo previsto. A eso de las 11 de la mañana. Parada obligada en la ruta para cargar gas en San Antonio Oeste. Compré 4 sándwiches diminutos y una gaseosa de litro a $ 10,- (1)Me pareció caro. En Sierra Grande cargamos nafta. Había una cola infernal de autos. Me parece que los excesivos precios de la costa hicieron que la gente huyera hacia otros lugares. Llegamos a Madryn bien entrada la tarde. Fuimos a uno de los hoteles sobre la costanera, poco y nada, bastante caro, por supuesto que al de cinco estrellas ni ahí que iba a preguntar. Con una revista como guía y la información de la casa de turismo empezamos a buscar alojamiento de acuerdo con nuestro bolsillo. Allí recordé el nombre del hotel en que habíamos estado en el 2001. No había lugar hasta mediados de febrero. Recorrimos unos 10 lugares entre apart, residenciales, hosterías y hoteles pequeños hasta llegar a Los Tulipanes (Lewis Jones 150). Conste que hasta aquí no hice nombres, pero este se lo merece. Me quedé en el auto y Víctor entró a preguntar. Confío en su carisma para lograr que la gente nos trate bien (eso cuando él está con esa meta, porque sino ¡Mamita! Tiene su carácter). No salía, pensé que se había quedado dormido en algún sillón. Ya estaba barajando ir al camping del ACA, seguir hasta Trelew o Rawson. Salió de allí con un dato. Teníamos alojamiento por lo menos por un día. La dueña de Los Tulipanes cazó el teléfono y entró a llamar para buscarnos alojamiento a cuanto lugar tenía anotado. Para el día siguiente nos dejó un teléfono de unos departamentos que por ahí se desocupaban. Recomendación: vayan a la oficina del centro, ellos seguro que tienen registro y los ubican – le dijo a Víctor. Nos fuimos a las cabañas de Nueva León. Pensé que para ese lado nos salíamos del circuito hotelero, que quizás era feo el lugar, estupideces y prejuicios de un lugar que en 25 años cambió muchísimo. Las cabañas en realidad eran amplios departamentos en tres plantas, cocina- comedor más que amplio, con un patiecito con parrilla y todo. Era para seis, no era caro, sólo $ 26,- más que en Monte, casi el mismo precio que en Viedma. Enfrente un supermercado. Buenísimo, pero compramos poco allí por los precios. Nos fuimos a un muy conocido supermercado sureño he hicimos nuestras provisiones, luego que la niña de la recepción nos dijo que se había caído una reserva para el sábado y domingo. TENÍAMOS ALOJAMIENTO. En el super, las frutas y verduras maduradas en la planta tenían otro color, olor y sabor; así que tomates, duraznos, pelones y un melón fueron a parar al chango. La cuestión fue cuando vi unas hermosas batatas y le dije a Víctor que se eligiera unas para hacerlas hervidas con zapallo. ¡Ilusa! Decidió hacer batatas fritas con huevos fritos (en realidad fue nuestra explosiva cena del día siguiente). Quería comer algo liviano y sano esa noche. Paseamos un poco por la ciudad y fuimos hasta la oficina de turismo para averiguar las excursiones. El objetivo era ir hasta Punta Tombo. Después de tres o cuatro veces de pasar por Madryn habíamos tenido siempre inconvenientes para llegar allí. Al día siguiente nos fuimos hacia P.Tombo (a 180 km de Madryn). Pasamos por Trelew para cargar combustible.
En P. Tombo hay muchísimos pingüinos, es la mayor colonia de esos animales en el mundo, pero me impactó más Cabo Dos Bahías, cerca de Camarones. Lugar que conocimos por accidente (2001). El autito tenía problemas y nos quedamos a pasar la noche con parte de la flia. y los amigos con los que viajábamos. La cena, esa vez , fue riquísima y más que barata. Me quedó pendiente el desvío hacia Gaiman y el disfrute del té Gales. Otra vez será. Tal vez si nos decidimos ir a ver las ballenas.
En Madryn y alrededores había cualquier cantidad de turistas extranjeros, muchos europeos (los que más noté fueron alemanes o suizos -digo por el idioma).
Al día siguiente nos fuimos hacia Península de Valdés. Pto. Pirámides está algo cambiado, pero como en toda la Patagonia, el viento y la falta de agua le agrega lo particular. El ingreso a la reserva, los puestos de información turística y observación, los caminos, los bares y sanitarios cambiaron. Se han preparado para recibir al turismo sin abandonar las características del lugar. Hay una importante reserva de lobos, no tantos como en La lobería cerca del balneario El Cóndor, vimos elefantes marinos, pingüinos, guanacos, choiques, pájaros del lugar, el nacimiento de un lobito y un peludo que caminaba en dos patas mangueando comida. En esos días me llamó mi hermana, nos estaba esperando. Decidimos no parar en Las Grutas y quedarnos en Colorado por lo menos un par de días. En San Antonio nos desviamos para ver cómo había crecido el balneario. Lindo, pero un poco desordenado el crecimiento edilicio, creo que tienen serios problemas con agua y cloacas (noticias leídas en diarios locales y una tapa callejera rebasando aguas servidas con muy mal olor que observamos directamente). En lugar de ir por Conesa nos desviamos para ir a ver a mi otra hermana. (Esta vez no visité a mi hermano, que además de estar fuera del circuito, no estaba en su casa).
Lo pasamos lindo, en Colorado me olvidé de salir, la enfermedad de mi cuñado, el estar con mis hermosos sobrinos nietos, mi hermana, una de mis sobrinas me absorbió todo el tiempo. Uno de los días Víctor decidió cortar el césped del jardín y podar el cerco. Mi cuñado es un amante de ese espacio y mi marido decidió hacer de jardinero (porque a Gito le gusta ver cuidado el lugar). Fue en ese momento que decidí ayudarlo a cortar parte de las ramas más tiernas (no recuerdo haber podado cerco alguno antes). Cuando se puso a podar las ramas del sauce, que molestaba al ligustro y no le permite la llegada del sol, la vecina del fondo nos alcanzó un par de ramas para que también podáramos la parte que molestaban en su patio. Un poco de tareas hogareñas nunca están de más. Tres días después emprendimos el regreso, tampoco íbamos a volver por Tandil, eso quedará para algún fin de semana de invierno.
Celebramos el regreso con nuestra familia y un asado.

Esta vez no vi accidentes ni restos de ellos en la ruta, pero sí una que otra acción irresponsable de los conductores de autos, micros y camiones en el sobrepaso. Pienso que la prisa o descontrol de algunos hace que ellos y los convidados de piedra nunca lleguen a destino.

Cierto es que cada lugar que vi, cada aroma o palabra era un continuo volver a mi corazón de otros tiempos. Vacaciones con mis hijas pequeñas, mi madre y mi padre vivos. Hoy se cumplen 20 años de la última vez que nos reunimos los cuatro hermanos con sus familias, fue para festejar el último cumple de mamá. Esa vez sólo faltó una de mis sobrinas. Éramos alrededor de 25 personas a la mesa. Mi padre estaba feliz, mi madre feliz por mi padre y yo feliz por ambos.
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(1) Lo del tamaño de lo sándiches, aclaro: eran de miga y los cuatro no hacían dos de los que compro por aquí a $1,50 c/u. como muy caro. Saquen cuentas. Esto se enreda con lo que dijo la mujer de la verdulería en Monte Hermoso "zona turística, en Las Grutas es más caro". Y creo que hay gente que se siente orgullosa de ir a veranear a un balneario caro...

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4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me voy a tomar el atrevimiento de decirle que para este post le iba bien el título de uno anterior ¿Adivina cual?

02 febrero, 2008 08:45  
Blogger Amy said...

Sip! Sucede que lo que está como "objeto" (en este caso arrojado frente a nosotros) no es más que una proyección de nosotros (¡bua! mejor no generalizo, en lugar de nosotros leer "mí"). Tal vez un espejo. Los post están relacionados, están cargados de recuerdos (re=volver y cordis=corazón)No sé si nostalgias. Es como ir por un camino y cuando vuelvo mi mirada empiezo a preguntarme sobre aquella que era, sobre qué pude disfrutar y de lo que me perdí. Entonces, empiezo por pensar en que tengo que aprovechar los momentos actuales. Sobre todo con mi Víctor que la pasó bien a pesar del auto, fue hermoso. Pudo poner en palabras algo que se remonta a su adolescencia. Lo sospechaba, pero nunca se lo dije porque para él sonaría a algo implantado. Y sé que sigue disfrutando de haber pasado bien las vacaciones al lado de una mujer con la que vive desde hace más de 30 años (me lo dijo) ¡Ejem!. Cariños

02 febrero, 2008 12:47  
Blogger MIB said...

Amalia! me has hecho recordar una época pasada también... no tan extensa, no tan nostálgica... pero sí importante...
Mi padre vivía lejos de casa, estaba trabajando en una pequeña fábrica de pesca que compró con un socio (justo en el peor momento para la pesca quizá) Vivía en San Antonio Oeste, bueno, en las grutas, pero la fábrica era allí en S.A.O... Fuimos un septiembre a visitarlo para su cumpleaños... sólo mi madre, el menor de mis hermanos y yo... Estuvo lindísimo! Y pude convencer a mi madre de llevarnos hasta puerto pirámides.. moría por conocer algo de la patagonia....
Para mí ese viaje fue mágico... no voy a explicarlo aquí.. porque me extendería mucho... pero me has traido muchos RECUERDOS!

un beso grande!

06 febrero, 2008 10:30  
Blogger Amy said...

Hola, MIB! Cada uno tiene su magdalena proutsiana. Para mí el viaje fue una mezcla de sentimientos muy fuerte, muchos momentos y situaciones que parecían olvidadas estaban guardadas en algún lugar de mí cerebro y se actualizaron. Si hace mucho que no vistás Las Grutas, te cuento: está muy cambiado aquello. Mi primer recuerdo del lugar es a los 14 años cuando todavía no tenía el canal de agua desde la isla de Choele. El agua la traían en ferrocarril desde Viedma o Valcheta. Ya pasaron 44 años. Cariños.

06 febrero, 2008 16:03  

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