28.2.08

Fidel Castro y la tapa de una revista.

Pasé por el kiosco y vi la tapa de “veintitres”: Fidel Castro. Perfil de un revolucionario controvertido y fascinante que durante medio siglo desafió al imperio en su propia cara y vive para contarlo. La Cuba que deja, la Cuba que viene. Opinan (…) con el remate final de Soy leyenda.

En el juego de títulos me pregunto ¿A qué alude? ¿A la película de W. Smith o a la novela de de R. Mathenson? Me queda picando el final de ambas. Toda cita nos remite a otro discurso que influye sobre el presente; quien cita, si lo hace a sabiendas, contamina lo propio con lo dicho por otro. Aunque es bien cierto que puede tratarse de un desvío, de una mala comprensión. Después de leer la novela, ambos finales se volvieron antagónicos, todavía no he resuelto cuál prefiero.

Voy al grano: en la novela Robert Neville (el último representante de la vieja raza) reprocha a una joven la forma de actuar de una nueva clase de hombres, ½ vampiros y ½ hombres (el significante vampiros da para muchas interpretaciones).

-Tu..., tu sociedad… es realmente algo fantástico ¿Quiénes eran esos asesinos que destrozaron mi casa? ¿El consejo… de justicia? (…) dice Neville.

-Todas las sociedades nuevas son primitivas –replicó la joven-. Tú ya lo sabes. Son como grupos terroristas que transforman la sociedad a base violencia. Es inevitable. Tu mismo utilizaste la violencia, Robert. Mataste. Muchas veces.

-Sólo para…sobrevivir.

-Nosotros tenemos las mismas razones (…) Para sobrevivir. No podemos permitir que los muertos persigan a los vivos. Deben ser destruidos. Así como quien mata a los muertos y a los vivos.

(…)

-Quizá viste alegría en sus caras –siguió ella-. No es de extrañar. Son muy jóvenes. Y son asesinos a sueldo, asesinos legales. Se los respeta porque asesina, se los admira. ¿Qué esperas de ellos? Son hombres. Y los hombres llegan a gozar matando. Es una vieja historia, Robert. Tú la conoces bien.

-Eres el último. –dijo ella indiferente. Realmente eres el único. Cuando desaparezcas, no quedará nadie como tú en nuestro mundo.

(…) R. Neville se dice Yo soy el anormal. La normalidad es un concepto mayoritario. Norma de muchos, no de uno solo.

(…)

Un nuevo terror nacido de la muerte, una nueva superstición que invade la fortaleza del tiempo.

Soy leyenda.

El final de la peli, cambia un toque. El protagonista es militar, encuentra el antídoto contra la nueva raza y se decide por el sacrificio para que continué la tradición.

Fidel era uno, aunque tenga un hermano. Cuando viajé a la isla, allá por el ’96, conocí a un joven periodista cubano, él no era partidario de Fidel, pero tampoco del sistema capitalista. Había estado viviendo en la Argentina durante tres meses con su esposa que estaba estudiando aquí. Su mayor orgullo era volver a Cuba, sin presiones, simplemente porque lo deseaba. Luego conocí a su esposa en Buenos Aires, tampoco ella era admiradora de Fidel, pero no estaba a favor del sistema de vida que llevamos aquí. Me pregunto frente a ese último hombre de un tiempo en que se creía en las utopías ¿qué tipo de sociedad quedará en Cuba?

¡Ay! Cuba. ¡Qué lejos del cielo, que cerca de Estados Unidos estás! (1) Si te viera Martí, que por ti dio la vida.

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(1) No es mía la frase, no sé exactamente a quién pertenece, la original dice México en lugar de Cuba.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Neville -en la novela y en la primera película, la de V Price- descubre que es una leyenda viviente para los demás, para todo el mundo, en el diálogo con la mujer, cuando ésta le dice lo que representa él para los otros.
Fidel debe sentir algo parecido...

29 febrero, 2008 13:08  
Blogger Amy said...

Hola, Sir. En la novela la cuestión de los vampiros me resultan sugerente, asocio esto con el nominativo chupasangre. ¿Soy muy colgada de pensar que en la novela se produce la epidemia de los chupasangre y se "democratiza" la cuestión? (Es decir se mata al hombre "tradicional" -al que tendría la moral del rebaño de corderos y surge la de los violentos.)
Este es uno de los tantos momentos en que la narración me hace oscilar en una posible interpretación. Me gustaron la novela y la peli, no vi la de Vincen (o no me la acuerdo)¡qué mal! Es la epidemia del aleman. Ejem!

29 febrero, 2008 14:41  

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