26.1.08

SUR, SUR ¡CÓMO TE QUIERO!


Dicen que Darwin en las costas patagónicas (1) se preguntó qué era lo que hacía tan atractiva esa tierra reseca, poco poblada (pero aclaro no desierta (2)) y con clima riguroso.

Sin ser Darwin, a pesar del viento, de la sequedad del aire + la tierra que volaba y me traía problemas en mis ojos, en mi piel, a la máquina de sacar fotos y al filtro de aire del auto, las grandes extensiones de tierra de vegetación achaparrada, poco colorida y casi uniforme tiene para mí su atractivo, sumándose a la fauna, las bardas multicolores, acantilados que caen a pico sobre el mar, costas de arena o de canto rodado y restingas que forman piletones con agua cálida. No sé, me siento allí parte del todo.

Trataré de hacer una crónica de mis vacaciones que continuaré en otros momentos.

Nuestro viaje empezó hace 15 días, sin haber hecho reserva hotelera y con una carpa pequeña –por si no encontrábamos alojamiento.

Primera parada (2 días): Tandil. De repente caí en la cuenta que la 1ª vez que fui allí fue en los ’70 con mi amiga Victoria. ¡Caramba! Ya pasaron 38 años de ello. Si bien algunos lugares estaban completos encontramos un apart hotel (lindito, barato, limpio y cómodo). Fui a los lugares ya conocidos, cuidados; la gente –como siempre- muy hospitalaria y preparada para el turismo. El paseo del lago del dique, las sierras, el camino encantado hacia la cantera, el Fuerte, recorrido por la ciudad, etc. son parte de lo que se puede hacer. La comida en el restaurante de El Centinela: riquita y barata. Helados: ricos, un cucurucho grandotote $ 5.- para comer sentado cómodamente en una especie de terracita frente a una plaza llena de árboles frondosos.

Hay un hotel en las sierras (lo vimos por dentro), cerca de la cascada (que cada vez que he querido verla ESTÁ SECA), que nos prometimos ir a pasar por lo menos un fin de semana en el invierno. Hay cabañas a rolete, pero estaban ocupadas o salían más caras que el apart.

Segunda parada (2 días): Monte Hermoso. Había mucha gente, más de la que a mí me gusta. En este balneario yo conocí el mar cuando tenía unos diez años. Supongo que en mi inconsciente quedó algún chip bloqueado desde esa época. No me simpatiza mucho el lugar. Sin embargo tenía ganas de verlo. Nada queda de ese caserío de casas desparramadas sobre los médanos y con poca vegetación. Hay muchos más hoteles, apart hoteles, residenciales, cabañas, departamentos y casas en alquiler y de vivienda permanente, negocios de diferentes tipos, un par de calles peatonales, restaurantes, bares, cafés, ciber, casas de juegos para chicos y otros; se concentran en unas pocas cuadras. La playa extensa (por ahora, si siguen construyendo sobre la playa va a pasar lo mismo que en otros balnearios, los médanos van a dejar de alimentarla con su arena). Después de medio día: viento, si no hay viento del sur las aguas vivas son una amenaza. Están haciendo una buena campaña para mantener limpia la playa. Tomé fotos de ello, pienso usarlo como material de trabajo con mis alumnos.

Conseguimos un hotel, con desayuno (café con leche, medialunas y tostadas; el jugo de naranja se paga por separado) calificado como tres estrellas (no sé cómo se hace la evaluación, debe haber sido así cuando se inauguró) Tiene una hermosa pileta, habitación bastante amplia con heladera. Detalle: falta de mantenimiento, barandas de las escaleras sin barnizar, en una faltaba un pedazo de madera, piso exterior poco limpio, en la habitación los parlantes de música son un adorno, cubrecamas y sábanas muy gastadas. Se cerró una puerta de la habitación de unos cordobeses y tuvieron que llamar al cerrajero porque la cerradura no andaba bien, la llave del ventilador de techo de nuestra habitación se trabó, una mujer tuvo un percance con el auto al salir de la cochera (cordón inexistente para evitar que el auto se saliera de la senda y quedara colgado…

Inconvenientes: la niña que nos atendió nos dio el precio sin mencionar el IVA, no tienen tarjeta.

Los precios en el balneario -anécdota en una frutería y verdulería-

Un mendocino le dijo enojado a la cajera ¿Por qué tan caro?

-Usted sabe, es zona turística, le respondió.

-Hace mucho que no venía, me conviene ir a Chile, me queda más cerca. Pago por un apart mejor que en el que estoy menos dinero. Se están aprovechando.

-En Las Grutas es más caro. Yo soy de Neuquén, aquí me cobran todo más caro, así que no puedo cobrar lo mismo que en Neuquén (sic).

El mendocino se fue refunfuñando. Es cierto, comparé los precios con los de Tandil, 30% más caros.

El falcón empezó a andar mal, no quería arrancar (cuando volvimos nos enteramos que era el automático del arranque, así que le dábamos golpecitos con un palo).

Partimos rumbo a Viedma. En Luro se empacó el falconcito en una estación de GNC. Nos ayudó un lugareño que no hacía más que elogiarnos el auto, primero pensé que nos estaba cargando. ¡Qué bueno este auto! (y lo miraba por dentro y por fuera) ¡Qué bien que está! Debe ser una pavada. Este se arregla con un alambre. Nos empujó con su camioneta y luego no sé que cablecito tocó; el falcón alagado por tanto elogio le hizo caso, arrancó.

Llegamos a Viedma. De esto contaré otro día.

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(1) No lo leí directamente, es versión de segunda.

(2) Aclaración necesaria pues la designación “desierto” implicó desconocer que había habitantes, fue lo que llevó a la Campaña del Desierto – a cargo de Rosas en la 1ª mitad del siglo XIX- y la Conquista del Desierto – a cargo de Roca en la 2ª mitad- para expulsar a los aborígenes, que malón de por medio se llevaban las vacas, pretendían circular por allí libremente “como si fueran los dueños” (¿no lo eran?), y al igual que los blancos se hacían de algunas cautivas. La campaña es una herida por la que los “blanquitos” se apropiaron de grandes extensiones de tierras que quedaron en poder de unos pocos que muy mal uso hicieron de ella. Hoy se siguen pasando las tierras de unos a otros, hay algunos yanquis, tanos (Benetton), argentinos (Tinelli) que alambraron grandes extensiones de tierra, lagos, redujeron las “reservas” indígenas con el chiste de que ellos van a saber cuidar más esas tierras (de Benetton se dice que ni pagaba los impuestos, en eso es muy argentino)

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