4.1.08

Palabras apropiadas

En el primer día de este 2008 me dijeron si a mí nada me parecía bien, si no encontraba algo rescatable en este mundo. Debería escribir algo desde mí, pero este poema de Borges, que el azar me regaló, dice en parte lo que yo siento. Lo tomo porque las palabras del poeta dejan de ser de él para ser de quien las necesite.

Las pequeñas cosas que no son noticias, en este complejo mundo, son las que a mí suelen darme esperanza y, por sobre todo, mi hermosa familia -ni qué decir de mi nieto Nicolás y el por venir, amigos y profesión (a pesar de que muchas veces me enoje con el entorno).


Los Justos


Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.


Jorge Luis Borges


1 Comments:

Blogger fractal said...

Buen poema. Que grande fue Borges. No me canso de leerle y gozarle.
Amalia,
en una jornada normal, se dan miles de situaciones que producen alegría, pero basta una que provoque malestar para torcer el día.
En realidad, el poema no tiene desperdicio, y yo lo incluiría antes y después de cada noticiero en la televiisón.
¿O no?
Saludos!

10 enero, 2008 15:11  

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