25.12.07

El mejor regalo II

Dicen que hay una tribu que dilapida todo en un momento de sus vidas, que los ahorros los gastan sin freno, que lo dan todo a los demás. No sé si nosotros tenemos algo de esta costumbre, pero en Navidad nos da la fiebre de regalar a nuestros seres queridos. Esta vez fue una guasada. Éramos siete matrimonios (cuatro de mis hijas, mis consuegros y otro hijo + el mío, por supuesto) casi todos compramos regalos para los demás, o sea: cada uno recibió por lo menos cuatro o cinco regalos, otros recibieron doble y triple por cada uno y además, se sumaron los regalos enviados a casa por otras personas.

Las cosas no empezaron tan bien. Nico (mi nieto) empezó a gritar y a llorar. No había forma de calmarlo hasta que llegó la abu Mónica y se lo llevó a caminar y llegaron Sebastián y Lorena con sus dos niños. Nico se tranquilizó y las cosas siguieron en paz. La mesa rebasaba de comida que habíamos preparado por separado, pensé en las calorías, en la gastritis y me excedí un poquitín, nada más.

Antes de las doce subieron a la terraza para ver algo de los fuegos artificiales. Nada especial, sólo se trató de lo que arrojaba cada vecino libremente. Mientras tanto movilizamos los casi cien paquetes alrededor del árbol entre cuatro o cinco personas. Cuando llegué a la terraza Augusto (hijo de Sebastián y Lore) vio como entraba papá Noel a la casa de al lado.

De repente vimos asomarse al Papá Noel sobre la medianera para alegría de todos que nos dijo que seguro los regalos estaban en el árbol.

Cuando bajamos los chicos no podían salir de su sorpresa. Repartición de regalos, sonrisas, mirar la cara de felicidad de todos y llegó el momento del brindis.

Rochi sentada atrás de su marido nos dijo todos:

“quiero decirles que el año que viene va a haber un nuevo integrante en la familia”

Ahícito no más me largué a llorar y la abracé. Le dije que durante dos oportunidades le había estado por decir “hice la comida que me pediste, no vaya a ser que la niña venga con antojo.” Me callé porque la decisión de un hijo es muy personal y no me gusta ni insinuar algo distinto a lo que pueden pensar o hacer cada quien.

Se multiplicaron los abrazos, las sonrisas y mis lágrimas. Nos abrazamos con Mónica y nos dijimos “vamos a ser de nuevo abuelas”.

Recibí muchos regalos, muy lindos, todos comprados con amor, pero ninguno es tan bello como la noticia de prolongar, una vez más, nuestro estar en la vida por Rochi y Mau.

6 Comments:

Blogger Loca xq sí said...

baberos para todos!!!!! wiiiiii!!!!!

25 diciembre, 2007 10:28  
Blogger TOTA said...

Tengo lágrimas en los ojos
=)

26 diciembre, 2007 00:58  
Anonymous Anónimo said...

Bi-abuela: Su familia es una fábrica de buena gente.
Sépalo.
(Rocio/Tota: ya te deje un comentario en tu blog, después preguntale a Paula mi confusión...)

27 diciembre, 2007 19:51  
Blogger Amy said...

Hola, Sir. No sé si somos tan buena gente, pero que la fábrica es lenta estoy segura. Mi ma' a mi edad ya tenía 14 nietos, la más grande de 18 años... Yo tengo uno solito de 19 meses y uno en camino.

27 diciembre, 2007 23:38  
Blogger MIB said...

Amalia!!! pero FELICITACIOOOOONES!!!!!

A propósito de su comentario a Sir... jeje... pienso en mi madre... que con 58 años aún no es abuela... y está lejos de serlo... Me da pena... porque sería muy feliz... pero por mi parte espero no darle la sorpresa en este momento! ;o)

Un beso grande para toda la familia!

Maria

28 diciembre, 2007 11:51  
Blogger Amy said...

Gracias MIB. Un abrazotote

29 diciembre, 2007 01:06  

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