11.11.07

La pobreza del Hombre II

Las fuentes subterráneas

(Relecturas de viejos libros a propósito de una cumbre en una bolsa de gatos, reiteraciones históricas y otras yerbas. Cualquier analogía con las relaciones entre dos países por una pastera es más que obvia. Espero que vaya un poco más allá de los estúpidos chovinismo, me incluyo en la cuestión.)

Con el petróleo ocurre, como ocurre con el café o con la carne, que los países ricos ganan mucho más por tomarse el trabajo de consumirlo, que los países pobres por producirlo. La diferencia es de diez a uno: de los once dólares que cuestas los derivados de un barril de petróleo, los países exportadores de la materia prima más importante del mundo reciben apenas un dólar, resultado de la suma de los impuestos y los costos de extracción, mientras que los países del área desarrollada, donde tienen su asiento las casas matrices de las corporaciones petroleras, se quedan con diez dólares, resultado de la suma de sus propios aranceles y sus impuestos, ocho veces mayores que los impuestos de los países productores, y de los costos y las ganancias del transporte, la refinación, el procesamiento y la distribución que las grandes empresas monopolizan.

(…)

El petróleo no ha provocado solamente golpes de Estado en América Latina. También desencadenó una guerra, la del Chaco (1932-35), entre dos pueblos más pobres de América del Sur: “Guerra de los soldados desnudos”, llamó René Zavaleta a la feroz matanza recíproca de Bolivia y Paraguay. El 30 de Mayo de 1934 el senador por Luisisiana, Huey Long, sacudió a los Estados Unicos con un violento discurso en el que denunciaba que la Standard Oil de Nueva Jersey había provocado el conflicto y que financiaba al ejército para apoderarse por su intermedio, del Chaco paraguayo, necesario para tender un oleoducto desde Bolivia hacia el río y, además, presumiblemente rico en petróleo: “Estos criminales han ido allá y han alquilado sus asesinos” –afirmó. Los paraguayos marchaban al matadero, por su parte, empujados por la Shell: a medida que avanzaban hacia el norte, los soldados descubrían las perforaciones de la Standard en el escenario de la discordia. Era una disputa entre dos empresas, enemigas y a la vez socias del cártel, pero no eran ellas quienes derramaban la sangre. Finalmente; Paraguay ganó la guerra pero perdió la paz. Spruille Braden, notorio personero de la Standard Oil, presidió la comisión de negociaciones que preservó para Bolivia, y par Rockefeller, varios miles de kilómetros cuadrados que los paraguayos reivindicaban.

Muy cerca del último territorio de aquellas batallas están los pozos de petróleo y los vastos yacimientos de gas natural …

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Extraído de Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano (Siglo XXI Editores S.A. 5ª. Edición, 1973 – Fragmentos de pág. 243 a 255) Al final llegué a ubicar en qué parte del libro lo había leído. Cuando abro un libro que ya leí, después de mucho tiempo, encuentro breves reflexiones, párrafos subrayados, signos de admiración o interrogación, síntesis de páginas y me pregunto si esa fui yo, reconozco mi letra, pero me parecen ajenas. Justo la parte de la guerra del Chaco boliviano- paraguayo no la había marcado.)

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Las disputas en el Chaco eran netamente limítrofes, porque nunca se habían hecho las delimitaciones correspondientes. Pero, el descubrimiento de petróleo por la Standard Oil en Bolivia y la Dutch Shell en Paraguay, incluyeron un nuevo ingrediente que hasta ese momento no existió: los intereses energéticos de las transnacionales. Hay que recordar además que a fines del siglo XIX, Bolivia había perdido su mar territorial en la guerra con Chile causada por la riqueza salitrera de la hasta entonces costa boliviana, con la ingerencia de intereses británicos.

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Recuerdo que hace unos 17 años leí Hijo del hombre de Augusto Roa Basto, a través del relato sumado al de la película de Lucas de Mare, que debo de haber visto en los ’60, más lo que fui aprendiendo sobre la estúpida guerra de la triple alianza creo que en nuestra América “la historia se repite como farsa.” Bueno, debo agregar que los líderes o nuestros representantes ocasionales suelen ser como caricaturas de lo que se ve fuera, tal vez caricaturas menos hipócritas, tal vez menos "politic" -que se puede traducir como sagaz, astuto, hábil, ladino, apropiado, atinado o ladrón de guante blanco-

¡Ay América! ¡Cómo me duele! ¡Sí! dije América aunque tengo presente lo que escribió Galeano: “Ahora América es, para el mundo, nada más que los Estados Unidos: nosotros habitamos, a lo sumo, una subAmérica, una América de segunda, de nebulosa identificación.”

Y DIGO YO ¿SOMOS TONTOS O QUÉ?

¡No! En el caso de muchos americanos somos “blanquitos” (o europeos) de segunda que no podemos asumir nuestra propia identidad. ¿Qué en la posmo esto está fuera de contexto? ¿qué lo de las tradiciones y la nación está fuera de moda? Tal vez para ciertos discursos interesados en los $$$ o al servicio de. Tal vez deberíamos releer algunos textos de José Martí sobre nuestra América.

El jueves pasado escuché a mi profesor de filosofía sobre el manejo de los discursos disolventes o corrosivos de las tradiciones. Me encantó, pero eso es harina de otro costal. Tal vez, en algún momento, pase en limpio los apuntes y los comparta con alguien más.