29.11.07

Con perfumes de tilos


No recuerdo cuando empecé a prestar atención a los árboles de tilo de mi ciudad. Es un árbol frondoso, de gran altura –algunos deben estar por los 8 a 10 metros-, con tronco recto y grueso de cuya base suelen brotar retoños, de corteza bastante lisa algo cenicienta, ramas flexibles, madera blanca y blanda; hojas acorazonadas, puntiagudas y los bordes como serrucho de dientes pequeños, flores de cinco pétalos, blanquecinas, pegaditas a hojas lisas y alargadas, olorosas y medicinales, y fruto redondo y velloso, del tamaño de una arveja (que suelo recolectar en esta época para hacer té).

Creo que dentro de las cosas buenas que ha hecho el jefe de gobierno saliente es el arreglo de algunas plazas y el plantar árboles (no sé si entre ellos hay nuevos tilos, espero que sí). Según sus palabras el gasto en el arreglo de los paseos no es superfluo. Quienes viven en departamentos pequeños y no tienen la posibilidad de salir de vacaciones o de irse a las casas de fin de semana puede ir a esos espacios verdes. Cierto es que la ciudad no tiene demasiados espacios verdes. Si comparamos a Baires con algunas ciudades del interior vemos que no tiene cada tantas manzanas una gran plaza con árboles y plantas donde poder pasar un rato agradable.

Volviendo a los tilos, los dos que están a unos treinta metros de donde vivo dan tanto perfume, en estos días, que invaden mi casa.

Dicen que el olfato llega a un punto que dejamos de individualizar los olores y suspendemos toda identificación para que nuestro cerebro se pueda dedicar a otro quehacer, espero que aunque no lo identifique el perfume sea tranquilizador, aunque de tanto en tanto me haga recordar al personaje de la novela El Perfume.

Hoy cuando volvía del colegio identifiqué algunos en el camino, cuando iba hacia la casa de mi nieto, me di cuenta que por allí también había tilos bastante altos, lamentablemente muy podados por culpa de las empresas de video cables.

El dulce aroma llega hasta mí, mientras me dedico a cerrar planillas de fin de año y tomo una tila, pero sin la magdalena de Proust.

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1 Comments:

Blogger Loca xq sí said...

me tildé con lo de "mi ciudad"...

es que no sé si te oí decir (o te leí decir) "mi ciudad"...

y seguí leyendo pensando que ibas a hablar de Choele, que no es una ciudad, pero tal vez le habías cambiado la denominación...

¿en serio recogés tilo de los árboles de la calle?

yo me acuerdo de dos tilos muy particulares, los que estaban escoltando la puerta del colegio al que iba al secundario (ése, el innombrable, como Voldemort); estaba bueno salir después de varias horas de encierro y encontrarse con ese perfume dulzón

29 noviembre, 2007 22:09  

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