14.5.07

Triste primer lugar

La principal causa de muerte de jóvenes de entre 15 y 19 años no es el SIDA, ni el cáncer, ni cualquier otra enfermedad, sino los accidentes de tránsito

Según las estadísticas, Argentina posee el índice más alto de mortalidad por accidentes de tránsito. En los dos últimos años murieron cerca de 14.000 personas y unos 240.000 heridos de distinto grado y miles de discapacitados. Por cada millón de vehículos tenemos 1.058 muertos, seguidos muy de lejos por España con 211. Las pérdidas económicas del tránsito caótico y accidentes de tránsito superan los U$S 10.000 millones de dólares al año.

En un sitio oficial aparece lo siguiente: los “accidentes” de tránsito –una de las primeras causas de muerte en el mundo- no son azarosos ni responden a ningún fatalismo. Son siempre consecuencia de una cadena causal de eventos y circunstancias en las que nosotros, como sociedad, podemos intervenir para evitarlos. Los choques y colisiones presentan características relacionadas con factores humanos, mecánicos y climáticos.

Causas que contribuyen a los accidentes:

  • Incumplimiento de la Ley de Tránsito.
  • Exceso de velocidad.
  • No respetar las señales de tránsito.
  • No usar cinturón de seguridad o apoya cabezas.
  • Conducir con cansancio.
  • Viajar con niños en asiento delantero.
  • Ingerir alcohol y/u otros estimulantes.
  • Detener vehículos en lugares inapropiados.
  • Usar el teléfono celular mientras conducís.
  • Usar equipos de audio a alto volumen.
  • Falta de respeto de/a los ciclistas y motociclistas.
  • No usar casco.
  • Cruzar la calle sin mirar, por lugares inapropiados y sin respetar el semáforo.
  • No realizar el debido mantenimiento de tu vehículo.
  • Factores climáticos: niebla, lluvia, granizo, vientos.

El tránsito es un sistema en el que participamos todos; conductores, pasajeros y peatones.

Los argentinos como siempre protestamos, decimos y nos ahogamos en nuestras propias costumbres. Pero las "tragedias" cotidianas pueden evitarse. Levantarme a la mañana, escuchar sobre los accidentes nuestros de cada día, me produce dolor. Me recuerdan a Julia y a Mariano, los dos alumnos que murieron, ese triste día de octubre de 1998; por la imprudencia de otro joven, de la misma edad que Mariano, que chocó al taxi en que iban.

Hoy hablaba con Víctor, mi esposo, le decía que los accidentes tienen que ver con otros problemas de nuestra sociedad, tienen que ver con la “construcción del otro”. Un despiste como el ocurrido en la autopista 25 de Mayo no es un simple accidente, aunque el grupo musical sea de otra nacionalidad obedece a las mismas reglas, otras seis muertes se deben lamentar en otros accidentes de tránsito en un solo día. Si se hacen presentaciones en una misma noche y no se cuenta con el tiempo suficiente para llegar, es posible que no lleguen nunca. Cuando, a fines de abril, un camionero se llevó por delante una combi y mató unas cinco personas y varias resultaron heridas, donde un mes antes habían chocado 14 vehículos (autopista a Cañuelas-Ezeiza) sentí enojo. Cuando hay niebla la regla es mirar las líneas del piso para regular la velocidad, si la causa fue niebla y miramos las fotos: el camión no respetó las señales de tránsito, no respetó la velocidad (si no fuera así yendo en la misma dirección no podía haberse incrustado en la forma en que lo hizo). No se puede conducir un vehículo pesado como si fuera un F1. Evidentemente quien conduce sin cuidado desprecia la propia vida y, por supuesto, la de los demás. La conducta de mis compatriotas, inclusive la mía me llevan a pensar en cómo resolvemos nuestras propias frustraciones, cómo respondemos a las agresiones del medio, en cómo nos dejamos llevar por el materialismo, etc. etc. Si amamos la vida, si nos respetamos ¿No seríamos más prudentes?

Los accidentes de tránsito, cada diez días, producen tantos muertos como lo sucedido en CROMAGNON (que desde mi modesta opinión, tampoco fue un accidente).