31.5.07

"Tenés que bañarte. No podés seguir así"

Maya y Hernán nos habían invitado a cenar. Era la primera vez que teníamos una reunión los cuatro sin la presencia de los chicos, era algo nuevo. Por supuesto que queríamos llegar a horario. No me sentía bien, la tos me tenía harta, el jarabe me estaba haciendo bien. Esperaba hacer un papel digno en aquella cena un tanto formal. Ni bien salimos nos dimos cuenta que la ciudad estaba sin luz. Las calles desiertas, ni un auto, no había colectivos, era como desplazarse en un túnel, por momentos sentía que todo era un telón dibujado en una gama de negro, gris y débiles líneas blancas que delimitaban los contornos. Era como una película de dibujitos animados en blanco y negro. Avanzamos. Le dije a mi marido tímidamente “Bichi, ¿y si llamamos para ver si la invitación sigue en pie? No hay luz por ningún lado.” Por supuesto que él se enojó. Habíamos prometido ir, además, de dónde íbamos a llamar. “¡Qué tontita! ¿No? No hay luz, no hay antenas, no hay celulares, todo está cerrado.” Seguimos avanzando. De repente tomó un camino un tanto raro. Le pregunté cómo lo conocía. No me contestó. Miraba para un lado y otro. Lo único que faltaba era que nos perdiéramos. Siguió derecho hacía delante, el camino se hizo de tierra, estaba un tanto barroso, el día anterior había llovido. Nos enfrentamos con una vía. Vimos una luz, paró. El tren sólo tenía la luz de la máquina, las ventanillas estaban apagadas, se veían algunas sombras. Ni bien terminó de pasar el tren, cruzamos la vía, el camino parecía no seguir. De repente parecían surgir personas de la tierra. Sólo se les vía los ojos y se abalanzaban sobre el auto, el sonido que emitían era una especie a de cerrada alargada, interminable, grave que se sentía en el pecho; no, no era una o, era algo que me ponía los pelos de punta. Sentí miedo. Mi marido miraba fijo hacia delante y no decía nada. Siempre se enojaba porque yo le transmitía mal ánimo. Me callé, metí mi cabeza entre las rodillas y me tapé como pude la cabeza. Esa gente me iba a despedazar ni bien pudiera meter una mano en el auto. Mi marido bajó el seguro de las puertas. Lo último que vi fue adelante un caserío con alguna pequeña luz. Supongo que fue hacía allí. El auto coleaba. Yo prefería no ver, era una triste y estúpida cagona. Sentí golpes sobre el auto. No quería pensar si los había atropellado. No quería sentir. Quería que la tierra me tragara. En unos pocos minutos sentí que el auto andaba derecho, ya no coleaba. Subimos a un camino de asfalto. A lo lejos una estación de servicio. Había un farol, bajamos. Miré el auto no tenía rastros de barro, ni de sangre, ni abollones… miré a mi marido. Estaba pálido. Miré mis manos, miré mi cuerpo era del color de los seres que habían rodeado el auto. ¿Es el Hades? Dije estúpidamente haciendo la tilinga intelectual.

Entonces escuché la voz de mi marido: "Juani, Juani, tenés que tomar el remedio. Si seguís con fiebre vas a tener que bañarte con agua fría. No podés seguir así."

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Yo no les puedo contar el remedito que me dieron, pero tuve un sueñito tras otro. Me pasé casi 48 horas tosiendo y me llevaron para hacerme una placa y me internaron en observación. ¡qué lo tiró! Empecé a romper con que yo había ido por la placa y que me quería ir. Me pusieron oxígeno y el médico, ordenó análisis de sangre, de orina, plaquita, control de la fiebre.

Después de unas horas de cerciorarse que no era grave lo mío, me mandaron a casita. Me desperté más de una vez porque mi maridito, santo varón, venía a darme el remedio y, en otros momentos, porque estaba muy asustada. Estaban tan bien armaditos, que hasta dudo de si fueron sueños o algún retazo de realidad. Tal vez, miedos o viejos recuerdos de cuando era chica. Cuando levantaba mucha fiebre y mi mamá me cuidaba en mis delirios con paños fríos, etc. etc.

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6 Comments:

Blogger Loca xq sí said...

jajajajajaja... ¡las cosas que tenés que tomar para escribir algo de ficción! ¡a lo que hemos llegado!



(nótese que no puse el nombre de la sustancia, ¿eh?)

jajajajaja

31 mayo, 2007 20:35  
Blogger Amy said...

Pau, dirás para que escriba algo corto y pasable. Tengo mucho escrito, pero no para poner en un post. Estoy pensando en un cuento tipo folletín. Por entregas, que cada uno sea una especie de cuentito pero que se integre en uno más grande. Lo empecé, pero no sé si me da para terminarlo.

31 mayo, 2007 20:59  
Anonymous Anónimo said...

¡Eso es un cuento! ¡Y flor de cuento!¡Quiero de eso que está tomando!
(¿Como anda de los bronquios, Profe? Cuidese mucho)

31 mayo, 2007 21:36  
Blogger Amy said...

Sir, me tiene mal la tos. Es algo que me pasa desde chica. Cada vez que tengo una soberana bronca... o algo me angustia me pasa esto. Sobre el medicamento, no lo puedo hacer público, se vende con receta en triplicado en Provincia. Así que es algo fuerte. Le pedí a la doctora que me lo cambie. Algunas fueron pesadillas angustiantes. En todas aparecía la parca pisándome los talones.

31 mayo, 2007 22:10  
Anonymous Anónimo said...

si el tratamiento dura una semana...vas a tener material eh?
voy leyendo para atrás (es decir q comencé por el último)¿ va a haber más? ...ay me siento una explotadora de tías. besos

02 junio, 2007 20:33  
Blogger Amy said...

En realidad, fue la fiebre. Al segundo día pedí que me cambiaran el jarabe y seguí soñando. Tampoco tomo el nuevo. Espero que mis defensas funcionen. Y sobre la liberación de lo inconsciente, si fuera necesario, se podría lograr con otros métodos más aceptados socialmente ¡Je!

03 junio, 2007 12:52  

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