Feliz cumple Pauli II
Mi sobrina nieta mayor, Paulita, cumple 15 años. Adolescente, delgada, con manos, pies y tronco de bailarina, con ojos escrutadores y bellísimos observa el mundo para dar el dictamen de su observación, con su impaciencia, sus enojos y su sonsrisa se enfrenta a la vida. Es la que un día salió de una clase de baile muy enojada, le pregunté que le había pasado y me contestó “si el profesor no me corrige ¿cómo voy a aprender? No me hizo ni una sola indicación, estoy segura que no bailé bien”. Al día siguiente, su cara había cambiado. El maestro le había llamado la atención, algo había corregido en su postura.
Hace unos pocos días la invitaron a bailar a un pueblito, por cuestiones técnicas no tenían música para bailar flamenco, invitó a unas compañeras del colegio y le pidió que tocaran el cajón, convenció a otra bailarina para que la acompañara. “Los artistas se deben al público. Son tan importantes los del club del pueblito como los del teatro municipal de la ciudad.” La madre me contó que se bailó la vida. Si tenían sus encontronazos, propios de la edad que atraviesa, la madre sintió el orgullo de haber hecho las cosas bien. Había enseñado a su hija el respeto y afecto por los demás.
Mi querida Pauli II, desde aquí mis mejores deseos para el mejor baile: TU VIDA.
3 Comments:
Para la madre, como usted dice, lo más importante no fue la calidad del baile...
Como a todos los adolescentes muchas veces nos dan ganas de perderlos de vista, en otras los amamos porque son los que nos dan esperanza de que la vida siga.
ah, ¿y yo por qué no me enteré de esta historia antes?
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