21.5.07

Dialoguitos a propósito de un día de doble cumpleaños…

Un hombre le dice a un médico

- Ese error es imperdonable.

- Me parece irresponsable lo que usted dice. ¿Usted no se equivoca? ¿De qué se ocupa usted? -responde el médico

- Sí me equivoco, mi error puede terminar en una máquina rota, me puede dejar sin trabajo, la empresa puede perder dinero. Soy ingeniero. Cuando usted se equivoca el error termina en el cementerio.

(Recreación de un intercambio real entre un médico y un ingeniero hace unos veintitantos años.)

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Mi relación con los médicos no es muy buena. Entre muchas anécdotas:

A mi hija Celeste, cuando tenía 8 años, le dieron mal un diagnóstico. Tuve que insistir, en que mi hija no estaba somatizando, llamé a otro médico, pedí que le hicieran análisis de sangre, sin ser médica. A Celes la operaron de urgencia de peritonitis. De repente me encontré con que estaba sola enfrentando el resultado de una operación, no estaban seguros, pero tenía un quiste en el ovario, el ascensor no funcionaba, tenía que bajarla por la escalera a upa, mi hija anestesiada me daba golpes (Por dentro lloraba, por fuera me tiraba de los pelos para no desmayarme, no es metáfora, es literal). Una enfermera de la Casa Cuna me acusó de negligente “¿Cómo pudiste dejar que tu hija llegara a esto? ¿No te diste cuenta antes de que llegara a ser una peritonitis?” Le expliqué que si no hubiera sido por mi tozudez, por haberle discutido al médico ni siquiera habríamos terminado en ese lugar. Cuando iba al kiosco del hospital a tomar café el kiosquero me decía doctora, yo lo miraba y le respondía “NO SOY DOCTORA”. Después de la tercera o cuarta vez me dijo “¿No le gusta ser doctora?”. Lo miré mientras tomaba mi café y le aclaré “Simplemente, no soy d-o-c-t-o-r-a”. El masticar las letras y mi mirada debieron decirle mucho más.

Años después, Paula estaba internada y tardaron más de siete horas en diagnosticarle apendicitis… Uno supone que a esta altura, no es difícil diagnosticar una inflamación de apéndices ¿Será que soy una bruta?

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- ¿Van a hacer la denuncia civil?

- No me importa la denuncia civil. Si el taxista es culpable, que lo sancionen.

- La única manera que hay es una denuncia por daños y sacarle dinero.

- No me interesa el dinero. Mi hija ahora está bien. Pudo matarla. Cruzó por la esquina. Me llamó una testigo. El taxi dio vuelta la llevó por delante, ella se cayó y se golpeo la cabeza.

- No hay pruebas ¿Usted puede encontrar a esa testigo?

- No sé, me llamó ella para avisarme que la habían llevado al Duran desde un teléfono público. En ese momento lo único yo que quería era llegar al hospital.

Mis cuatro hijas ya son mujeres, una de ellas es mamá. Dos de ellas hoy cumplieron… ya no importa cuántos años cumplieron. Pero recuerdo que más de una vez volvieron a nacer. De repente me encontré tarareando Gracias a la vida.

2 Comments:

Blogger Loca xq sí said...

vamos a mandarlas al frente: ¡31!

22 mayo, 2007 10:35  
Blogger Amy said...

Para mí siguen siendo chiquitas... ¡Qué mal! ¿no?

22 mayo, 2007 14:12  

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