29.4.07

Desaparecidas...

La semana pasada escuché a una mamá pidiendo que la ayudaran a encontrar a su hija desaparecida. Contó que la hija había ido a trabajar, de regreso se encontró con que no podía seguir en el tren (por un piquete) y habían bajado para ir caminando. Avisó por teléfono para que la mamá no se preocupara.

No supieron de ella hasta mucho tiempo después, una segunda llamada en que decía: no sé dónde estoy, por favor búsquenme, búsquenme.

Andaba a las corridas, saliendo para el trabajo y el periodista no volvió a repetir el nombre de la joven desaparecida. El llanto de la madre me quedó grabado. La asocié a la madre tucumana que en la búsqueda de su hija ayudó a jóvenes secuestradas y prostituídas. Recibió por ello un premio internacional. He leído de una zona de México con este problema. Tengo cuatro hijas mujeres y siento que no importa el nombre específico de cada joven, siento que cualquiera de ellas podría ser mi hija y me duele. Debería pasarle a los jueces pensar en el otro como parte de sí mismo, debería pasarle a los policías... debería pasarle a los políticos... digo, solo por humanidad (pero… ¿qué estoy diciendo?)

Cuando yo era joven desaparecía la gente por motivos políticos, hoy desaparecen por redes de prostitución, por asesinos sueltos… Esta es una historia que parece no tener fin.

Me pregunto por Otoño Uriarte desaparecida, mi sobrina Carola me escribió sobre el tema, iba a reproducir esa carta, pero luego surgió lo de Fany.

Otoño desapareció en octubre del año pasado, en el Alto Valle de Río Negro, en el trayecto entre su casa y la escuela nocturna a la que asistía.

Aparentemente, en estos días, encontraron el cadáver en un canal de Cipolletti cerca de donde habían visto por última vez a Otoño. El padre reconoció un colgante hecho por ella, la ropa y otros objetos, pero sigue esperando el resultado de las pruebas de ADN.

Por lo leído, la investigación y el tratamiento del caso están llenos de oscuros pasadizos y negligencia.

La autopsia de los restos que se presume pueden pertenecer a Otoño estableció que permanecieron sumergidos en el canal no menos de cinco meses, mientras que el lunes pasado se cumplieron seis de la desaparición de la joven. Hay un mes dudoso en el caso.

Hay enojo en la gente con la jueza María del Carmen García, ella tomó el caso de la desaparición y la caratuló originalmente como "abandono del hogar", sin tener esa certeza.
En una segunda etapa, se consideró la hipótesis del secuestro y empezó a investigar los movimientos de una posible "red de prostitución y trata de menores", en cuyo marco hubo escuchas telefónicas a la comisaría de Choele Choel.

Se registró así, a principios de noviembre, el diálogo entre un proxeneta y un presunto policía acerca de "una chica nueva, de La Pampa" a la que tenían que adulterarle la edad.
Si se trataba de Otoño o no, digo: ¿no debía investigarse ese caso también? ¿No debería investigarse internamente a la policía? Digo por lo menos a la de Choele Choel. Si mal no recuerdo, en Choele hubo una denuncia y desmantelamiento de un prostíbulo con chicas traídas de diferentes lugares. ¿En qué quedó todo eso? ¿En qué quedó esa pinchadura de comunicación telefónica?
Mi peluquero diría: “Tiene tanta culpa el policía como el que lleva adelante el negocio, como [el imbécil –agregado mío-] que utiliza ese servicio.

No hace mucho tuve una charla sobre el tema, la gente que no tiene ni idea de lo que pasa en esos tugurios dice de la complicidad de las chicas. He escuchado algunos relatos y me llevan a pensar en el “humanismo” como invento. Cuando alguien dice “inhumano”, sobre algo “horrendo” hecho por el hombre, siento que no hay nada de inhumano, el ser humano es un bicho capaz de cualquier cosa. Primo Levi decía: Cuando al ser humano se le borra la condición de humano no puede actuar, cuando a alguien se le encierra, se le somete, se le aterra ya no puede responder ni hacer nada para salir de ese pozo, ni siquiera se suicida.

Los que estamos del otro lado, los que nos consideramos relativamente libres “deberíamos por todos los medios repudiar a esos humanos que llevan al extremo lo peor de la estupidez humana.” Al proxeneta y al cliente sanción dura, al policía y al juez corrupto, doble sanción.

Es notable, de los consejos del Martín Fierro lo que más perdura en Argentina son los del Viejo Vizcacha.