7.3.07

Si esto es un hombre

Deber de memoria

El 11 de abril se van a cumplir 20 años de la muerte de Primo Levi.

-----------

Hace un tiempo leí fragmentos de Frente al Límite de Tzvetan Todorov, él trataba de hacer una semiosis, de reconstruir la moral en los campos de concentración. Entre los testimonios que analizaba estaba el de Primo Levi, que yo no había leído directamente, pero que sentí deseos de leer.

Los ratones de bibliotecas siempre nos topamos con los libros en algún lugar, Internet como si fuera El libro de arena borgeano procura información, pero no siempre de manera completa. Entonces, las librerías siguen teniendo ese no sé qué, como las callecitas de Buenos Aires ¿No? Un día trasladaron el centro médico de la prepaga, en que me atiendo, a una cuadra de una librería ¡Voilà! (se escribe así ¿no? Me encanta decirlo, pero no sé nada de francés, es una expresión que me suena a “he aquí” o “aquí está) decía: he aquí que hay una librería y la tentación es fuerte. Paso por allí y miro los libros. Un día vi la trilogía de Auschwitz de Primo Levi y pregunté el precio, me pareció costoso, pero faltaba poco para mi cumple así que se lo pedí a mi maridito. El libro permaneció en la biblioteca hasta las vacaciones.

Mi hija Pauli me vio leyéndolo y me dijo algo sobre la adecuación de cierta literatura para el verano. Pienso que si lo hubiera leído durante la época en que ando a las corridas no lo hubiera terminado y me habría deprimido de manera estéril. Así que si me toca algún acto escolar sobre genocidios leeré fragmentos del libro de Primo Levi.

Terminé de leer los tres libros editados en uno, miré la fecha de edición y la editorial, el cartelito de “prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio...” me dio escalofrío. P. Levi se suicidó en 1987. ¿Quién cobra los derechos de autor de este libraco? ¿Por qué está prohibida la reproducción cuando Levi intentó por todos los medios transmitir el horror de los campos para que no cayeran en el olvido? ¿Por qué poner trabas a su testimonio? Su preocupación era que se supiera lo vivido en Auschwitz, comunicar para que las historia no se repitiera. Menciona entre los nuevos hechos de violencias en la década del ’70 (semejantes a las prácticas de los nazis) a lo acontecido en Argentina y los desaparecidos.

Después de un mes de lectura, me quedé con una suma de emociones que necesito ordenar (tal vez compartir y la escritura es una buena herramienta). Levi dice no odiar a los alemanes, quiere intentar comprender lo ocurrido, la degradación que sufrió, esa lucha feroz por la vida en soledad, aún cuando en el campo fueran muchos. Las condiciones del campo le revelaron la fragilidad del barniz llamado civilización. La crueldad gratuita, la importancia del lenguaje…la animalización del “otro”, como si la otredad fuera delito.

Han pasado más de 60 años desde que la segunda guerra terminó, nací después de esa guerra. En mi pueblo vi a sobrevivientes con el número tatuado, escuché los delirios de un polaco en días de tormenta… escuché testimonios, historias de los que escaparon del exterminio… leí, vi películas con una versión manipulada por los EEUU, tuve noticias de otras guerras, leí sobre la guerra civil española, tengo en mi casa una reproducción del Guernica, pero sobre todo visité Dachau. Dachau, el campo escuela para los campos que le siguieron.

Cuando Si esto es un hombre fue publicado en Alemania, Levi recibió cartas de alemanes y su conclusión fue que quienes leían el libro eran los que menos lo necesitaban.

Hace unos días estaban viendo, en mi casa, una película sobre la rebelión de los jóvenes alemanes pertenecientes a La Rosa blanca, Sophie Scholl”. Uno de los presentes elogió la eficiencia de la GESTAPO que tenía toda la información para condenar a los jóvenes opositores al régimen. Y me quedé muda. ¿Cómo medir la eficiencia de quienes repiten órdenes a ciegas? Órdenes cumplidas para el presente sin ver el futuro ¿es eficiencia o ceguera?[1] ¿Cómo se puede ser tan obtuso?

Tiempo atrás un adolescente argentino, radicado en Alemania me decía algo contra los turcos. Le dije que estaba invadido del mal espíritu alemán, ese que había dado origen al nazismo. Discutiendo sobre el tema, él terminó diciéndome que la guerra había sido culpa de la propaganda manejada por Goebbels y la fascinación que ejercía Hitler (por lo menos eso es lo que le enseñaron en el gimnasium -la escuela). Me resisto a creer, aún en contra de lo que dice Levi, que todo ese horror tenga solo dos culpables. Hay en los pueblos cierta idiosincrasia, cierta cosa que hermana a sus integrantes para bien y para mal, cuestión de la que no estamos ausentes los argentinos con nuestros 30.000 desaparecidos. Hubo toda una sociedad mirando para otro lado, por distintas razones, justificadas o no. El año pasado en la escuela no podía creer la justificación del terror de estado por parte de muchos alumnos descendientes o familiares de militares.

Entre los horrores de las guerras recordé a Armenia, Corea, a Vietnam, Afganistán, Irak, los revoltijos de frontera de los israelitas que pasaron de víctimas a victimarios, pero sobre todo recordé cierto texto, que he perdido, de Adorno cuando estuvo exilado en EEUU. En 1945 advirtió que ese país tenía todo para ser como los nazis. Entonces pienso en las investigaciones de los periodistas del W.P. en el tratamiento que se da a los ex combatientes de Irak (¡total! son latinos que quieren la green card que no pueden obtener de otra forma), en la cuestión de espionaje, en las publicaciones de cierta periodista que le hacía el jueguito a la Casa Blanca… y W o recuerdos de la Infancia de G. Perec y esa sociedad que volvía a las costumbres de Esparta, mucho deporte, mucha competencia hasta morir.

Si esto es un hombre

Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:

Considerad si es un hombre
Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rana invernal.

Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Al estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;
Repetídselas a vuestros hijos.

O que vuestra casa se derrumbe,
La enfermedad os imposibilite,
Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.

Primo Levi

(Me pregunto siempre en la dignidad de quienes se ven reducidos a la mendicidad, a revolver en la basura, a vivir en la calle o en las villas... y me pone de mal humor escuchar ciertos comentarios de quienes quieren esconder u obviar nuestras propias miserias enroscadas en el egoísmo.)

[1] En este caso debo aclarar que cuando leí Ensayo sobre la ceguera, de Saramago, sentí la presencia de una sociedad totalitaria y ciega, cuando leí Si esto es un hombre me di cuenta que había mucho de este libro en el de Saramago.