5.2.07

El Laberinto del Fauno

Cuando fui a ver El laberinto del fauno sabía que era una película que tenía como contexto la guerra civil española. No fue para mí sorpresa ese punto, cuestión que a muchos jóvenes o cinéfilos les molesta por la confusión entre la publicidad y lo que resulta del relato fílmico. Este relato hibrido (en cuanto a mezcla de dos formas de decir = realismo vs. cuentos de hadas, relato maravilloso) puede chocar, quizás porque como bien señala Ferrés, en Televisión subliminal, generalmente, se piensa que los telespectadores “son influidos fundamentalmente desde la razón, cuando realidad son influidos primordialmente desde las emociones [y que] solo pueden influir aquellas comunicaciones de las que se es consciente, mientras que los efectos principales de la televisión son inconscientes, inadvertidos.”
No nos dicen estos son los buenos y estos son los malos de manera literal, nos los muestran en acciones, en gestos, en símbolos… cada personaje se define a sí mismo por lo que nos presenta. ¿Quién puede negar la irracionalidad cruel del capitán? ¿Un enfermo, tal vez? Como si fuera poco, el cuento de hadas colabora con este marcar las diferencias.
A medida que leo, escucho y desmenuzo los comentarios, los insultos hacia lo que es “bueno” o “malo” en una “obra de arte” más me convenzo de las diferencias de cosmovisión entre edades, líneas de racionalización o irracionalización en la percepción de mensajes. Pareciera ser que nos comunicamos con signos y símbolos. Entre ambos elementos hay diferencias. Los signos pueden ser comprendidos por los seres humanos y los animales; los símbolos no. Los signos tienen (o deberían tener) un significado más o menos común entre los que los utilizan, es una convención más o menos fija. Jung explica que: aún así, siempre hay un límite en que cada quien pone o saca significado. Sinembargo, el significado de los símbolos es más amplio. Símbolo es una palabra de origen griego que significa lo arrojado en conjunto, es la posibilidad de muchos significados en un mismo significante. Signos y símbolos surgen de convenciones, son instituidos en un momento dado y su significado puede evolucionar, cargarse de cualidades positivas o negativas.
El receptor del mensaje (elaborado con signos y símbolos) puede interpretarlo de maneras diferentes; a veces, esas interpretaciones son opuestas a las de los otros. Y esta es la sensación que percibo alrededor de El laberinto del fauno.
Por ejemplo, ni bien terminó la función de cine, un par de jóvenes empezaron a hablar mal del film, tímidamente algunos aplaudieron, alguien se entusiasmó un poco. Generalmente, no aplaudo en el cine, no me siento como en el teatro, porque siento la ausencia de los hacedores del trabajo y el aplauso sería sólo una expresión para los que me rodean.
Me quedé en silencio, sentada en la sala, esbozando paralelos con otros relatos sobre el mismo tema, tratando de reconstruir escenas, de recordar frases, imágenes. Por momentos me surgían comparaciones con Alicia en el país de las maravillas, W o relatos de la infancia, La plaza del diamante, La lista de Schindler... (lo peor es que esto me pasó un poco durante la proyección).
Cuando eso me pasa, me da ganas de volver a ver la película porque pienso que ese “arrojado en conjunto” de imágenes, diálogos, música; que ese ensamble de elementos propios del cine me llegan más por lo inconsciente que lo consciente y necesito una cuota mayor de racionalización. Si en un momento dado la madre le dice a la niña “es tu padre” (el relato marca que es el padrastro), en otros en la cena le preguntan a la madre y esposa del capitán ¿Cómo se conocieron? Y la mujer cuenta que su anterior marido era sastre, que hacía uniformes militares, que cuando quedó viuda se volvió a encontrar con el capitán y se casaron. La mujer que le preguntó dice “que raro que después de tanto tiempo se hayan encontrado ¡qué raro! También en algún momento se nos informó que el sastre desapareció en situación confusa, y la madre le insiste más de una vez a la niña que el capitán es su padre… uno puede pensar en una línea del relato en que fauno y padre apuntan para el mismo lado y se invierte su simbología, o tal vez no.
Si la violencia en la película es gratuita, si los buenos son los republicanos, si el capitán es el más malo de los malos, si la niña y la fantasía no van, si lo real y la ficción, si está de más o de menos. Modestamente, me atrevo a señalar que toda la película es FICCIÓN. Se simula, se finge, se narra como si, pero no es lo "real". Ni los noticieros, ni los documentales son lo real. Nuestra forma de ver, de “leer” es una convención dentro de muchas aprendida del mismo modo que el del Toro usó una forma para hacer una película. (Leer, etimológicamente, significa juntar cosas, actualmente se extiende a interpretación.)
Llegué a mi casa con mi esposo y nos quedamos hablando, busqué el diccionario de símbolos, de nombres, algunos textos sobre el laberinto… quería y quiero interpretar más allá de lo que explícitamente me diga el director, las críticas. Sentía deseos de ordenar el caos de sensaciones que tenía en mi cabezota. (sucede que conmigo “leer sin interpretar, no va. Eso es posmoderno y yo soy del siglo pasado) Después de reconstruir el relato, de leerlo en páginas de Internet, recuperé algunos significados de los símbolos y signos que me hicieron valorar aún más la “fantasía de Ofelia”. Ya el nombre de Ofelia me es un disparador, me remite a una tradición dentro de la literatura, es conocido por muchas personas y significa “asistenta, servidora, ayuda, socorro, utilidad”, con sentido de justicia para los más desfavorecidos, caracterizada como nostalgiosa y romántica puede presentar carácter melancólico. Y se dice que quien posee el nombre de Ofelia en situaciones muy tensas o especiales posee la intuición para captar las condiciones que predominan en ellas.
Así continué con bosque, laberinto, fauno, sapo, árbol, gruta o caverna, llave, monstruo pálido…madre, padre, niño, mandrágora, sangre, leche, color verde, molino... Me convenzo cada vez más que como signo o como símbolo cada objeto, ser o palabra tiene para nosotros un determinado significado. En Occidente reconocemos fácilmente los que he mencionado. Así, por ejemplo, la llave significa la posibilidad de abrir lo cerrado. En cuentos tradicionales aparecen con frecuencia las llaves que permiten llegar a un tesoro, pero también las llaves son representaciones simbólicas de la iniciación y del saber (algo que también tiene que ver con laberinto). Un laberinto es un lugar formado por calles y encrucijadas, intencionadamente complejo para confundir a quien se adentre en él. Hemos aprehendido ese significado prácticamente de manera inconsciente, así hoy los laberintos se mueven a diferentes estratos de la realidad: Internet, con sus característicos hipertextos, es para mí un buen ejemplo.
Dentro de los relatos míticos, un laberinto famoso fue el de Creta. Quienes han estudiado sobre el significado del laberinto cretense afirman que el mismo era un lugar de iniciación, y el animal que habitaba en su interior un misterio, ese híbrido que representa la disolución de los límites humanos. De la relación que se establece entre el laberinto y el Minotauro nacería un modo de vivir esa esencia del carácter humano, un modo de habitar la hybris, que encontrará su antagónico en la figura de Teseo. (recordar que hybris alude a dos modos paradójicos y complementarios de experimentar la existencia, indisolublemente vinculados a la esencia de lo humano. Por una parte, al hecho de que la naturaleza del hombre se define por sus límites; por otra, a que en el origen de esa naturaleza reside el inalienable impulso de transgredirlos).
Desde una perspectiva simbólica, el laberinto podría representar el recorrido más largo posible dentro de un espacio limitado. Los límites externos del mismo pueden entenderse como una transposición a un modelo espacial de los límites temporales humanos. Un espacio que, supuestamente, podría recorrerse en un período limitado de tiempo. De este modo, el laberinto se convierte en un lugar experiencial que representa el recorrido más largo que se puede realizar dentro de los límites humanos.
Si entendemos el laberinto como una forma de vivir la hybris, aquella danza mediante la cual el "iniciado" se introducía en él podría entenderse como el ritual simbólico mediante el cual se afirmaba que, para poder alcanzar el "conocimiento", debe recorrerse el camino más largo posible dentro de los propios límites. En el laberinto, debía haberse agotado el territorio que queda dentro de los límites antes de poder acceder al lugar en el que se hallaba oculto el misterio. Una vez que se hubiese recorrido ese largo camino, una vez que el iniciado hubiese llegado al centro podría enfrentarse ya cara a cara aquel híbrido que no era otra cosa que él mismo tras haber traspasado los límites de su propia humanidad. Pero, por otra parte, también era allí donde el Minotauro estaba esperando a sus presas, a aquellos que le iban a ser sacrificados. ( De un art. de David Cifuentes Camacho -1996)
Ofelia es una niña cercana a los cambios en la adolescencia, está en plena pubertad. Reniega de los cambios que le imponen, del traslado de la ciudad al campamento de los soldados, del padre que le ha impuesto su madre, de la vida que le toca vivir y se evade en un mundo de hadas, fauno y pruebas para iniciarse en el conocimiento de lo “real”. En la gruta del árbol realiza un prueba que le ha sido indicada en el laberinto, obtiene la llave y no cumple con las indicaciones. Ante la nueva oportunidad de obtener su reino imaginado, ella prefiere perderlo antes de dar la vida de su hermano. Esa tercera prueba, defender “sangre inocente” se corresponde con la pérdida de su propia vida. Ofelia que se oponía a la figura del padre militar y se solidariza con Mercedes (en cierta forma a la causa que ella abraza) lleva hasta el final el significado de su nombre. El camino que recorre Ofelia para alcanzar el conocimiento muestra paralelamente el otro mundo, el de los adultos y el de “obedecer por obedecer, sin otro sentido” que le señala el médico al capitán.
Dije que quiero volver a ver esta peli, sobre todo el final, porque el sabor que me quedó es que en el salvar a los inocentes -en lo “real” (la vida de todos los días)- se pierde la propia vida; en la fantasía: se gana el reino a través de la muerte (¡¿?!).
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Algunas palabrejas que pueden acoplarse al significado de la historia o relato de la película. (Para mí no son dos relatos, es uno solo con imágenes que se refuerzan mutuamente). Un profesor que tuve hace muchos años decía “La herencia del teatro, el proceso de empatía y catarsis, ese ritual ha quedado en el espacio del cine. Ya casi no tenemos teatro como en la antigua Grecia.” En ese caso hybris y hamartia son dos palabrejas que tienen que ver.
Hybris: palabra griega, uno de sus significados es arrogancia criminal. En el teatro clásico es la falta trágica que conduce al héroe a su perdición, después de haber ignorado el aviso de los dioses. Esta falta es inherente a lo trágico ya la grandeza del héroe, siempre listo para asumir su destino.
Hamartia: palabra de origen griego para designar error. En la tragedia griega, el error de juicio y la ignorancia provocan la catástrofe. El héroe no comete una falta a causa de su bajeza y maldad, sino por algún yerro. La hamartia se concibe como ambigüedad: en efecto, la culpabilidad trágica se establece entre la antigua concepción trágico religiosa de la falta-mancilla, de la hamartia, enfermedad del espíritu, delirio enviado por los dioses, que necesariamente engendra el crimen, y la nueva concepción donde el culpable, harmaton y sobre todo adikon, es definido como aquel que, sin ser obligado, decide deliberadamente cometer un delito.
En los relatos actuales los héroes, personajes centrales, pueden ser antihéroes. Todos los valores enfatizados por el héroe clásico caen en el descrédito e incluso se hacen sospechosos. Después de todo: Un hombre es un hombre, si caen los valores en la Historia ¿por qué no va a caer él también?
Así el capitán Vidal por un exceso de arrogancia, por una forma criminal de conducirse debe pagar, no un error sino su decisión de que querer emular al padre del que llegó a negar la anécdota del reloj. Si el capitán buscaba “trascender a través de su descendencia masculina”, el castigo será que su hijo no sepa ni el nombre de su padre.

3 Comments:

Blogger Loca xq sí said...

contaste el final de la película!!!

05 febrero, 2007 10:38  
Blogger Amy said...

Yo veo las películas aunque me cuenten el final, me encanta el "distanciamiento" (aunque me cuesta mucho) con los sentimientos que produce la historia. Me acuerdo que cuando leí Lolita me molestaba que don Nabokov pusiera a cada rato cosas para molestar, para recordar que era una "ficción". La catarsis (purga de sentimientos) prefiero hacerla con un sicólogo. (Estoy haciendo marketing de la psicología, sino ¿de qué va a vivir la madre de mi nieto?

05 febrero, 2007 14:29  
Blogger Amy said...

Pauli, yo sabía que ibas a enojarte... Siempre te enojás porque me anticipo inclusive a los finales de películas que no vi. Je!Je!

05 febrero, 2007 14:31  

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