Trato directo en Vacaciones

Encadenamiento de hechos y un mal trato directo.

Si leemos que el nombre de una inmobiliaria es Trato directo ¿qué suponemos? Que vamos a tener un trato sin endiabladas maquinitas que te pelotean de un lado a otro, sin ser especialistas en lingüística o en marketing entendemos buena atención y que tus problemas van a ser resueltos ¿o no?

Cuando la gente sale de vacaciones generalmente hace planes. Para nosotros el primer punto es descansar (sobre todo si hemos tenido un año movidito), queremos deshacernos de la complicación de trámites (por lo menos durante 10 días), queremos ignorar torpezas ajenas y las etc. Pero he aquí que uno propone…

Desde hace cuatro años, cuando deseamos viajar a la Patagonia, tratamos de reservar el lugar entre septiembre y octubre, como para no tener problemas en enero cuando nos tomamos las vacaciones. El año que pasó me enfermé en septiembre con lo cual hasta fines de octubre no sabíamos qué íbamos a hacer. La encantadora y modesta cabaña de El Bolsón, donde solemos ir, estaba ocupada. Un conocido de mi esposo nos recomendó una inmobiliaria y nos pusimos en contacto con ella.
Para el día 13 de noviembre habíamos pagado el 50% del hospedaje como reserva por 10 días en Bariloche, en un barrio que está en la bajada del teleférico del Cerro Otto. Tuvimos confirmación de reserva entre el 8 y el 18 de enero vía mail. Pocos días después recibimos una comunicación donde nos decían que se habían superpuesto tres días de nuestra reserva con la de otra persona. Que nos iban a buscar lugar para que pasáramos bien esos tres días, etc. etc. Para esto hubo un intercambio de mails, de comunicaciones telefónicas, porqué nos teníamos que mudar nosotros, porqué no arreglaban con el siguiente pasajero, el que había tomado después la reserva, etc. etc. Las administradoras Natalia y Alejandra dijeron que no iba a haber problemas. Cuando llegamos a Bariloche resultó que el dueño de la cabaña nos dice que teníamos solo hasta el día 15, nos quería cobrar solo dos días de los cinco que faltaban a lo ya pagado y terminar así el trato. Para esto no quería mostrarnos el mail de la reserva (porque según el había sufrido muchas modificaciones y estaba todo rayado). Allí nos enteramos que Natalia (que supongo es la dueña de TD) había sufrido un accidente y Alejandra se había ido a Bs. As. En su lugar nos atendió Mónica, recién aterrizada en Bariloche (hacía 15 días que había llegado) y no tenía idea de lo que es un negocio. Seguían sin encontrarnos un nuevo lugar. Vimos a Natalia enyesada en la pierna, que entre las cosas que nos dice es que el problema se origina en que pusimos 2006 y no 2007 en la reserva (Sic ¡¿?! Me quieren decir ¿cómo carajo uno puede reservar para atrás? Digo como puedo hacer una reserva de lugar para tiempo pasado y no para tiempo futuro, esto solo debe pasar en este lugar) Bien, tiempo después vi una hermosa planilla en la oficinucha (otra palabra no cabe) donde están las fechas de reserva anotadas. No entiendo cómo puede superponerse una línea naranja sobre otra, si es que fue bien hecha.
Perdimos todo el primer día esperando una respuesta, yendo y viniendo. (No hay nada que me explote más que la falta de compromiso, la falta de seriedad y que me vengan con que esto es Bariloche y no Bs. As. como justificativo de que se manejan otros tiempos. Creo que la ineficiencia e ineficacia tiene el mismo nombre en todos lados.) En consideración al accidente de la joven señora decidimos colaborar, al día siguiente (martes) nos fuimos a pasear, pero el miércoles apareció el dueño de la cabaña –un tal Germán- que siguió sin mostrarnos el papelucho de la reserva y supongo que todo se debe a que el 16 empieza la 2ª quincena de enero y que los turistas siguientes hicieron reserva exigiendo que sea a partir del 15 y no del 18. La cosa no quedó aquí, fuimos a ver otra cabaña porque el auto se rompió y tenemos que esperar hasta el 18. Resulta que allí también nos dejaron sin lugar, porque desde TD dijeron que habíamos reservado en otro lugar. ¿Fue a propósito? Resultado: con el auto en el taller nos quedamos en las cabañas que nos vino a ofrecer la tía de Germán Castillo, al lado de la que estábamos alquilando. No teníamos muchas opciones en un Bariloche cargado de gente.

Últimamente retaceo un poco el dar consejos, pero me atrevo a recomendar lo siguiente, (si quieren tomar cabañas “accesibles” para vacacionar con inmobiliarias poco conocidas o dudosas): 1º cerciorarse de la seriedad de la inmobiliaria, 2º hagan que le envíen de manera clara y fehaciente la confirmación por algo diferente a un mail (por más que ustedes lo puedan imprimir) 3º Incineren a los que los tratan mal en las vacaciones, en este caso si tienen que tratar alquiler de algo en Bariloche traten de no hacerlo por Trato Directo. Aunque es factible que cambien de nombre.
Otro lugar para no ir es venta de pasta y algo más llamado Don Corleone, cerquita del Teleférico también. Caro y poco limpio. Las normas de limpieza que debe guardar un lugar de comida se las olvidaron.
No olvidar: la recomendación “boca a boca” es parte del marketing, si somos maltratados también debemos contarlo. Si lo desean pueden difundir esta información por otros medios.
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El auto terminó en el ACA. No lo podían arreglar a tiempo porque, en la concesionaria del servicio, estaban tapados de trabajo y con mecánico nuevo. Belén, la chica que nos atendió en el ACA, lo hizo con infinita paciencia y nos asesoró sobre todo lo que teníamos que hacer con asistencia al viajero del ACA y gratis!!! Esto es lo que se llama “humano trato directo”.

Resultado terminamos mandando el coche y volviendo en el servicio ejecutivo de Vía Bariloche. He aquí que yo no quería mandar mensaje de que habíamos salido a mis hijas porque sentía que algo le pasaba al micro. ¡Lotería! Se rompió el aire al salir y fuimos a para al taller para ver si lo solucionaban, entonces nos pasaron velozmente a otro coche y… ¡volvimos! Con solo 40 minutos de retraso. Ya estamos en casita, con dolor de espalda, pero ya estuvimos con Nico, que en 14 días creció un montón. Mi maridito todavía no recuperó el Falcón. Está en el lugar del transporte porque lo mandaron antes de salir nosotros y hoy sábado no trabajan. Espero que lo recupere enterito porque ya está sufriendo mucho el dueño. (¡Qué cosa estos hombres! Parece que el auto es una extensión de ellos, encima este es un falcón, pero color marroncito con techo oscuro y chapa visible, modelo `84. Ja! Digo por las asociaciones simbólicas.)
Del resto de las vacaciones les cuento otro día. A pesar de todos los inconvenientes disfrutamos del sur como siempre. ¡No se olviden todo siempre puede ser peor! Lo nuestro fueron unos días moviditos como para tener algo diferente que contar. ¡Je!