24.12.06

Felicidades










Que la sonrisa de Nico los contagie











Que un ángel custodio les traiga paz.
Que la magia de estos días los acompañe todo el año.




















Y digo yo después de las fotos ¿quién va a leer lo que sigue?
Hemos llegado a fin del 2006. Miramos el almanaque, ha perdido sus hojas como si fuera un árbol que llegó al fin del otoño. Si siguiéramos con este paralelismo, podríamos decir que estamos en la antesala del invierno, tiempo en que la naturaleza dormita para despertar en primavera. Esta analogía sería perfecta si estuviéramos en el hemisferio norte y nos emparentaría con las religiones precristianas. Más allá de las discusiones sobre el sincretismo de las fiestas solar Natalis Invicti o las de la religiones mitraicas, de la política de la Iglesia primitiva de absorber en lugar de reprimir los ritos paganos existentes, que desde los primeros tiempos habían celebrado el solsticio de invierno y la llegada de la primavera. etc. etc. en esta época, en nuestro país, hasta las empresas hacen un alto y toman una fotografía de su historia en un balance. Podríamos decir que cada uno de nosotros, en forma más o menos prolija miramos para atrás nuestro año y, con mucho esmero o superficialmente, hacemos algunos cálculos entre el debe haber y no hay. ¿Qué fue lo bueno de este año? ¿Qué resultados tuvo nuestro tiempo invertido en…? ¿Qué cambios debemos hacer? Nos disparamos hacia el futuro, programamos (o presupuestamos) el tiempo por venir. Pero dentro de esta vorágine el “espíritu de Navidad nace en nosotros” más allá de nuestras creencias. Abundan las sonrisas, los abrazos fraternos, los buenos deseos, el ambiente de paz y tranquilidad (hasta en las guerras se han hecho pactos de no agresión para estos días). Aunque no hay explicación científica, para este estado de ánimo, desde el punto de vista psicológico, muchas personas manifiestan predisposición para ser felices ante el término de un año y el inicio de otro.
Es bien cierto que en estos tiempos nos encontramos con el dilema de consumir o compartir, numerosos locales de ventas exhiben productos navideños y otros que no lo son, pero nos hacen creer que sí, con el afán de incrementar las ventas. Compramos regalos, hacemos regalos, nos estresamos en un trajinar de compras, salidas, reuniones… y, quizás, nos olvidamos de agradecer y compartir la fortuna de estar vivos, de tener familia, amigos, salud, trabajo, casa y alimento.
Más allá de los adornos y de las luces de fin de año, el lucimiento personal, el derroche y la apariencia, que estas fiestas sean “ocasión para abrir el corazón y que brillemos, no para adornar escenarios, sino para disipar la sombra de la tristeza.”
A quienes les llegue esta botella al mar, le deseo que la magia y felicidad de estas fiestas los acompañe todo el año.

2 Comments:

Blogger TOTA said...

Felices fiesta mamuchina, nos vemos a la noche o a la tarde si vas a la nueva oficina =P

24 diciembre, 2006 12:21  
Blogger MIB said...

me encantó el mensaje.. .lo recibí en el mail...
gracias... por hacernos ver de otra manera... los contactos que vamos teniendo nos van definiendo como persona.. no es cierto?

un beso grande y que pases felices fiestas Disfrutando del cariño de los tuyos...

25 diciembre, 2006 17:50  

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