10.12.06

En este país

Hay en el lenguaje vulgar frases afortunadas que nacen en buena hora y que se derraman por toda una nación, así como se propagan hasta los términos de un estanque las ondas producidas por la caída de una piedra en medio del agua. (…) Una frase (…) sobrevive siempre entre nosotros cuya existencia es tanto más difícil de concebir cuanto que no es de la naturaleza de [esas] que sirven en las revoluciones; (…) la frase que forma el objeto de este artículo se perpetúa entre nosotros, siendo sólo un funesto padrón para los que la oyen y los mismos que la dicen; así la repiten los vencidos como los vencedores, los que no pueden como los que no quieren extirparla; los propio, en fin, como los extraños.
En este país… ésta es la frase que todos repetimos (…), frase que sirve de clave para toda clase de explicaciones, cualquiera que sea la cosa que a nuestros ojos choque en mal sentido. ¿Qué quiere usted?, decimos, ¡en este país!”

Este texto, tan cercano a nuestra costumbre de decir “este país” para referirnos a la Argentina, lo escribió Mariano José de Larra, en Siglo XIX, refiriéndose al modo como nombraban a España sus compatriotas.
En la lengua (o idioma), concebida como sistema, cada elemento es lo que los otros no lo son, al decir “este” hemos hecho una elección dentro del sistema y no es lo mismo decir “mi”, “nuestro”, “un” o “este” o lo que sea. “Este”, según los especialistas de la lengua, es técnicamente un deítico, una palabra que llena su significado dependiendo del contexto, un “fantasma” sin significado propio, pero cuando usamos “este” ponemos cierta carga despectiva, un no hacernos cargo. Si no fuera así ¿Diríamos “este padre” o “este hijo” si sentimos por ellos afecto?
En algún rincón nuestro nos reconocemos o nos llamamos argentinos, pero transmitimos un sentimiento de extrañeza, nos conducimos como extranjeros, meros huéspedes de una tierra generosa. ¿Será herencia que nos dejaron nuestros ancestros?

Un escritor mexicano dijo cierta vez “los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos de los incas y los argentinos de los barcos”. ¿Tenía razón de decirlo? Llevamos más de un siglo desde la última gran inmigración europea, ahora se incorporan otros “hombres y mujeres de buena voluntad” y, mientras en otros países los inmigrantes intentan obtener, para su orgullo y beneficio, la nacionalidad del país que adoptan, en la Argentina parece no ocurrir esto. Y si no ¿cuántos hacen trámites para obtener la nacionalidad de los abuelos y poder disparar a otras tierras ni bien tengan oportunidad?
Cuando nos referimos a la Argentina como “este país” es factible que resuene el artículo de Larra refiriéndose a su España, pero hay mucho más.
La pregunta que podemos hacernos es ¿existe la identidad argentina? Sí, es cierto que en estos tiempos postmodernos la mismísima palabra identidad está puesta en duda. No obstante, más allá de la concepción de identidad que se tenga, sería bueno pensar en el ser argentino, en un amar el lugar en que vivimos, en tratar de hacer que la convivencia fuera mejor. El cambio que se debe generar en nosotros es un desafío, toda una generación deberá mudar sus actitudes, valores y creencias. Puede ser todo esto muy difícil, pero bien podríamos empezar por lo menos con el discurso, con aquello que decimos. Es bien cierto que la patria no es poner una bandera en un balcón, sacarla a relucir para el mundial, gritar Argentina… Es un ejercicio cotidiano y complejo que no se soluciona en cambiar una palabra por otra. Pues si bien la frase puede considerarse una cuestión menor, la importancia del lenguaje radica en que estructura nuestro pensamiento y es el modo en que lo comunicamos a los otros. El “este país” es un diagnóstico (signo en el discurso) de nuestra conciencia. Entonces ¿No será cuestión de empezar a llamar las cosas por su nombre? La Argentina no es “este país”, es NUESTRO PAÍS. Sí, así, en mayúsculas. Al ser nuestro quizás aprendamos a cuidarlo.


Después de escribir esto, escuché en CNN sobre la guerra civil en Irak, en cómo siempre se habla de las muertes de los soldados estadounidenses y no de las 600.000 personas que murieron como consecuencia de las disputas internas. Disputas que fueron instigadas por los EEUU. La comentarista decía sobre la necesidad de una salida elegante para que los EEUU saliera de Irak. Hizo hincapié en la pérdida de unidad del país y la necesidad de promoverla.
Cuando veo cómo un grupo de jóvenes destruye un lugar bailable, en represalia por la muerte sin sentido de un joven que quiso entrar a ese lugar, cuando la violencia está latente en las canchas de fútbol, cuando los marginados de cierto bienestar se están cansando del lugar que les tocó, les fue asignado, lo heredaron o vaya uno a saber qué, cuando los “arreglos” entre la cúpula política es más que vergonzosa… me pregunto ¿cuánto nos puede durar esta paz aparente?

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Cuántos temas!! que estamos en una olla a presión (hace rato, nunca ebulle) En cuanto a nuestra identidad argentina...a veces me acuerdo de Paula chica que dice que es más sentido popularmente un tango que una chacarera y que "quién la inventó con la excusa de identificarnos, de unificarnos, no me identifica lo que me meten por la fuerza..."(y una larga protesta cada vez que tiene folklore, que ya rindió el último año y se sacó un 9 porque no sonreía) ¿será la protesta típicamente argentina? Nuestro país es grande maravilloso y distinto en cada región con un sentir diferente de "sus gentes" en cada una y en esa diferencia está la argentinidad.
A propósito del informe numérico de CNN, ¿decía también que la mayoría de los soldados son hispanos y negros? un beso, Carola

11 diciembre, 2006 08:04  
Blogger MIB said...

A veces uno dice "este país" como circunstancia de locación... Yo desde que estoy en españa hablo más de argentina como mí país... o nuestro país... a veces digo.. "allá"... o "en argentina" .. y me gusta pensar en la identidad de los argentinos... ayuda conocer las percepciones de otros también...

Es cierto que hablar de "este país" a veces implica un plano peyorativo... como enajenarse de de lo propio...

12 diciembre, 2006 19:55  

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