14.11.06

De fútbol y otras tradiciones

En unos escritos anteriores escribí sobre las PATOTAS en mi país.
No sé porqué, pero desde hace un tiempo se me ocurrió escuchar en la radio un programa sobre fútbol. A Víctor, mi esposo, le llamó la atención y hasta le fastidió que yo dejara el dial clavado en ese programa. Creo que detrás de esto estaba (y está) un cuento policial en que el detective dice algo así como “hay que prestarle atención a lo que dice la loca, detrás de su discurso hay repeticiones, hay un mapa que nos puede acercar a la verdad” (lamentablemente el libro no está en mi biblioteca y no puedo poner la cita exacta) además, si la frase no es así, viene bien porque yo puedo ser la loca.
Decía que detrás de ciertos discursos uno puede encontrar reiteraciones y también expresiones azarosas en las que el hablante deja escapar algo de lo que piensa y no dice. Detrás de lo dicho en lo no dicho comencé a sentir esa cosa pegajosa de un campeonato de fútbol que de deporte no tiene nada (por lo menos lo que yo entendía como deporte). Cuando escucho a los hinchas cargarse o pelearse entre el “las gallinas no saben qué decir y se inventan lo de perder un campeonato detrás de un escritorio” o “los bosteros ni festejaban porque todo estaba arreglado”, etc. etc. Fue así que cuando Víctor se puso a mirar la parte que faltaba del partido entre Boca y Gimnasia le dije “eso es una vergüenza, Gimnasia le va a entregar el partido a Boca y bla! Bla! Bla!” Mi marido me quedó mirando, no entendía nada; al día siguiente me preguntó ¿Cómo sabías ayer todo lo que dicen hoy por la radio? Respondí: Simplemente escucho la radio, la gente y leo el diario. Si yo me doy cuenta de estas cosas (y no soy ninguna luz pensando) ¿cómo no lo saben los que están a cargo del fútbol? Simple, porque eso se parece más a una mafia que a lo que antes se llamaba deporte. No entiendo cómo la gente puede hablar de un equipo que gana de esa forma, cómo pueden amenazar de muerte, etc. etc. y bla! Bla!
Recuerdo que mi padre un año antes de morir dejó de mirar o escuchar partidos de fútbol, su comentario fue “es todo un negocio, no hay deporte”. Mi hermano por su parte me dijo una vez “no hay equipo, cada uno está en función del marketing. Meter el gol es ser fotografiado, te pagan por las marcas que publicitás”.
Hasta aquí las cosas no me parecían demasiado alarmantes, pero he aquí que recordé un libro de economía donde decían que en un país con mentalidad futbolística como la nuestra se podía explicar la economía a partir del fútbol. Gente jugando de acuerdo con reglas preestablecidas, árbitros que defienden esas reglas ¡LOTERIA! Era lo que me faltaba, si en el fútbol algo huele mal ¿qué pasa en las otras áreas? LO MISMO. Como si fuera poco se mezcló todo, “la Biblia junto al calefón, lo mismo ser chorro, estafador que honrao” dice nuestro himno Cambalache. Así las barras bravas se mezclan con los políticos y aparecen PATOTEANDO con armas y a las patadas en cuanto “acto o espectáculo” pueden y la policía mira para otro lado. Si los periodistas hablan los golpean, si el grupo contendiente habla o contradice los golpean o tiran “inocentemente unos tiros” en exceso de defensa propia.
Y no sé porqué… o sí sé me produce una profunda tristeza el ver a esa gente que sigue victoreando equipos que no existen.
En la historia de las frases me asalta aquello de pan y circo.
Entre los años 60 y 130 de nuestra era vivió Décimo Junio Juvenal, hijo de un rico esclavo liberto que en una de sus sátiras sobre la decadente Roma escribió que la gente acudía al Foro sólo para reclamar “Panen et circenses”. Aquí la costumbre es “chori y fútbol”, “empanadas y vino” o “truco y guitarreada” y nos olvidamos de todo, no pensamos en nada, porque el fútbol es sentimiento ¡Puaj! El contratar matones por parte de los políticos no es nuevo, Moreira fue uno de ellos, “matón o gaucho” al servicio del político de turno los Moreira forman parte de nuestra tradición.
A propósito de tradiciones, el 10 de noviembre fue el día de la tradición (nuestra tradición), fundada en un gaucho al que se le dio la voz y se lo aclamó cuando ya no existía, sobre todo cuando se necesitaba un arquetipo para contrarrestar la ola de inmigrantes venidos de lugares inesperados. Mucha gente no leyó el Martín Fierro ni piensa leerlo. Mucha gente lo leyó y pasó por alto la introducción a la segunda parte, donde vemos la asimilación del gaucho al proceso productivo instaurado por el grupo dominante. Así, en parte, son las cosas en mi país.

2 Comments:

Blogger Loca xq sí said...

si se le diera la espalda a todo el espectáculo, creo que perdería poder; como a los monstruos, si uno deja de creer en ellos desaparecen

el tema sería convencer "a las masas" de que dejen de mirar fútbol... una utopía

14 noviembre, 2006 10:25  
Blogger Amy said...

Pau: 1-¿son las masas las interesadas o el negocio montado sobre el fútbol y a pesar de él lo que marca la ruta?
2-¿Cómo pueden decidir las masas si se las educó para eso? El fútbol y, no sólo en nuestro país, muestra corrupción y violencia. No creo que sean de su propiedad sino reflejo de lo que ocurre en la sociedad.
3- Dicen que un emperador chino dijo que Imperio Británico no existía, porque él no lo conocía. Poco tiempo después el Imperio se apropió de parte de China y la devolvió en el año 2000. Si los monstruos existen y los ignoramos ¿no corremos el peligro de que nos ataquen por la espalda? Digo, porque este fenómeno va creciendo...

14 noviembre, 2006 22:52  

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