18.11.06

10 de Noviembre

Día de la tradición
Noviembre, mes del día de la Tradición. ¿El origen de la fecha? Día del nacimiento de José Hernández, el autor del Martín Fierro; el libro que nos representa. ¿Mucha gente leyó el Martín Fierro? Es probable que, en más de un siglo desde su aparición, lo hayan leído en nuestro país tanta gente como la que no lo leyó. Muchos circunscriben sus comentarios a la primera parte, “la ida”, pasan por alto “la vuelta” y las “Cuatro palabras de conversación con los lectores” que prologan la segunda parte.
Así se tiene a Fierro como gaucho arrogante, que se enfrenta con el orden establecido y la obligación de prestar servicio obligado en la frontera con el indio; tal vez alguien recuerde a Fierro como voz que canta desafiante y a su modo “MALES QUE CONOCEN TODOS/ PERO QUE NAIDES CONTO”. Se deja de lado que en las “cuatro palabras” se dice que el poema es una pretendida “imitación de los que son en realidad” y que se trata de “un libro destinado a despertar la inteligencia y el amor a la lectura en una población casi primitiva, a servir de provechoso recreo”, que tiende “regularizar y dulcificar las costumbres, enseñando por medios hábilmente escondidos, la moderación y el aprecio de sí mismos, el respeto a los demás; estimulando la fortaleza por el espectáculo del infortunio acerbo, aconsejando la perseverancia en el bien y la resignación en los trabajos; (…) recordando a los padres sus deberes”, fomentando la fidelidad a la esposa, el respeto debido a los superiores y magistrados. En resumen: el libro se propone como un medio que “enseñara sin decirlo, sin revelar su pretensión, sin dejarla conocer siquiera.” Y de lo hasta aquí escrito podemos extraer dos datos, por un lado, una fecha en el calendario que rompe con la tradición de conmemorar por el día de la muerte de algún personaje de nuestra historia (*). Por el otro, el pretendido hecho de dar “la voz” a alguien no es necesariamente dejar que se exprese, sino que se utiliza para “asimilarlo a la idea dominante”. Así Fierro “sin ser muy ducho” recomienda “aprender cosas buenas”, “trabajar para ganarse el pan”, “obedecer el que obedece porque de ese modo será bueno el que manda” y que “los hermanos sean unidos (…) porque si entre ellos pelean/ los devoran los de ajuera”.El Martín Fierro, como libro o como personaje, fue utilizado como nombre de expresiones artísticas combativas o como el arquetipo que se oponía a la presencia masiva de inmigrantes o, en manos de los inmigrantes, como un elemento de asimilación a una tradición a la que se quería pertenecer.
Tradición, como palabra, tiene más de un significado. Es por su etimología “acción de entregar, de remitir, de transmitir ║ Relación, relato, enseñanza, doctrina”; en cuanto “entrega” puede llegar a ser “rendición de la ciudad”.
Como la lengua es algo vivo y se transforma, la palabra tradición se transformó en: transmisión hecha de generación en generación de hechos históricos, doctrinas, leyes, costumbres, comidas, música, danza, ropa, literatura, arte; en suma: la tradición es una pertenencia colectiva que refleja lo que nos une y diferencia. Dentro de todas estas posibles significaciones (dejamos de lado lo que pueda implicar “rendición o entrega” en sentido negativo) siguiendo con el ejemplo del libro que nos representa, sería bueno recuperar el dar la voz y escuchar las razones de nuestro pueblo y no como “campanas de palo”, o sea: dejando de lado la manipulación, esa que hace oídos sordos a las necesidades y derechos de las personas, sobre todo las de menos recursos materiales y simbólicos. Es oportuno releer el final del poema “es la memoria un gran don,/ calidá muy meritoria;/ y aquellos que en esta historia/ sospechan que les doy palo,/ sepan que olvidar lo malo/ también es tener memoria (…) NO ES PARA MAL DE NINGUNO/SINO PARA BIEN DE TODOS.
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Como país vinculado a España tenemos muchas tradiciones que vienen del otro lado del charco, pero en este caso parece que hemos querido romper con lo de conmemorar por la muerte, tradición que tan bien describe don Federico:

(*) "En todos los países la muerte es un fin. Llega y se corren las cortinas. En España, no. En España se levantan. Muchas gentes viven allí entre muros hasta el día en que mueren y la sacan al sol. Un muerto en España está más vivo como muerto que en ningún sitio del mundo: hiere su perfil como el filo de una navaja barbera. El chiste sobre la muerte y su contemplación silenciosa son familiares a los españoles."
De Teoría y Juego del Duende. Federico García Lorca.
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Contradicciones en la historia del gaucho

Fuera de la ficción del Martín Fierro, dentro de la historia de nuestro país, vemos que el tratamiento de la figura del gaucho ha sido controvertida según la época y la ideología predominante.

Se tienen noticias de la existencia del gaucho desde el siglo XVII y mucho se ha argumentado sobre el origen de la palabra. Resulta interesante ver que en la época de la revolución emancipadora el grupo dirigente radicado en Bs. As. daba a la voz gaucho un valor altamente despectivo, sin exceptuar al mismo Belgrano a pesar de sus conocimientos del interior del país y de lo popular. En la lucha por la independencia, Belgrano veía al gaucho no sólo peleando con heroísmo sino con interés por disfrutar del botín después del saqueo.

Una excepción, en cuanto a la apreciación despectiva del gaucho, fue la de San Martín. Acostumbrado a valerse del habla popular, dio a gaucho el significado de paisanaje con sentido ponderativo y hasta heroico. En las comunicaciones que mantenía con el gobierno de Buenos Aires, incluía el vocablo gaucho que en las versiones porteñas era reemplazado por "patriotas campesinos".

El motivo de este reemplazo se debía a que gaucho era tomado como equivalente de vago, holgazán y bandolero. Para Miguel Cané los gauchos eran elementos peligrosos de desorganización. Estos significados continuaron prevaleciendo por mucho tiempo y aún quedan restos en la tradición oral y escrita. Aunque no directamente referido al gaucho sino hacia el criollo o paisano (diferencia no del todo clara hasta hoy), no es extraño escuchar en algunas regiones del interior del país: "¡Tenía que ser criollo para tener el campo abandonado!" o en el mejor estilo sarmientito se comparan las viviendas, el jardín o las chacras de inmigrantes, alemanes o polacos, con las del criollo. (¡ojo! Sarmiento no fue el único que escribió hablando mal del gaucho, me revienta que Pigna no profundice en esa cuestión, es grave porque él es profesor de historia, no como yo que apenas si me acerco a la literatura).

Con el tiempo, los conflictos sociales que estallaron, en la segunda presidencia de Roca, fueron adjudicados a los "indeseables extranjeros" que traían ideas extrañas vinculadas al socialismo, al anarquismo y por si fuera poco con otra religión.

La revalorización del gaucho con distintos fines no era nueva; Rodríguez Molas en Historia social del gaucho cita por ejemplo:

"Nuestra gente común del campo, por lo general tiene muy pocas necesidades. Un caballo, un freno, un poncho o unas varas de bayeta son las principales prendas con que cuentan para un equipaje de traslación. Un pedazo de carne de vaca o novillo, de que fácilmente se proveen, sirve para la precisa mantención; y lejos de parecerse a esos labradores de Alemania que miran como la peor fatalidad tener que abandonar sus casas... nuestros jornaleros mudan frecuentemente de domicilio y una parte del tiempo lo pasan al raso sin cuidados y sin comodidad". Aunque no lo parezca este testimonio no pertenece al período de la inmigración masiva, sino a junio de 1822 ¡a sólo doce años de la revolución de mayo!


"...para conseguir reproductores de valor, es preciso mantenerlos con abundancia: lo mismo diremos que para tener buenos trabajadores, es preciso alimentarlos en proporción del trabajo que se les pide. (...) Al estanciero le toca cambiar poco a poco estas condiciones anormales de vida y mejorarlas en su propio interés, pues el interés es el gran móvil de las acciones humanas; es preciso que comprenda que para llegar a mejorar sus haciendas debe mejorar primero, o a lo menos simultáneamente a la gente que las cuida" (R. Molas tomado de un texto de Daireaux -año 1887).

Daireaux nos “sugiere” que hay que engordar tanto al gaucho como al ganado para mejorar los rendimientos de la estancia, sobre todo considerando que ya en esa época se experimentaba un cambio sensible en el mercado de las carnes, se pasaba de la industria saladeril al frigorífico. (¿Soy mal pensada? Es que la historia edulcorada del “poema nacional” y la tradición me pone de la nuca. El escritor del poema no es mucho mejor que otros escritores, es bueno tomar parte de lo que dice sin perder de vista desde donde lo dice.)

Podemos entender algo de conveniencia también en las palabras de Hernández cuando escribió "Ningún pueblo es rico si no se preocupa por la suerte de sus pobres". En El manual del ganadero o hacendado, si no tengo mal entendido, Hernández aconseja dar unos lonjazos a los gauchos rebeldes(esto lo leí hace mucho tiempo y no tengo ficha ni el libro para citar como corresponde)
Es por eso que del gaucho "delincuente", producto de un orden legal que consideraba que la vagancia en sí no era delito, pero que para prevenir se debía castigar con trabajos forzados o reclutamiento forzoso, pasamos al "gaucho como algo necesario" que evitaría los riesgos de ciertos cambios. Cambios ligados en gran medida a la presencia de "extranjeros" que podían constituirse en una amenaza para los intereses del sector económicamente dominante.
El espaldarazo a la figura del gaucho se la termina de dar Lugones con El Payador, para la época del Centenario (1913). De los gauchos malos no sólo escribió Sarmiento, Eduardo Gutiérrez lo hizo en sus folletines, el más conocido Moreira. Textos de los que se avergonzó, pero que le daban algo en que ocuparse. (Moreira es una bajada a tierra de Fierro y en prosa. A Borges le gustaba leer estos folletines –qué lo tiró de las patas, podía transformar en sus textos cualquier género menor.)
¡En fin! Hoy hacer una gauchada es como dice el pequeño Larousse. Gaucho: dícese de la persona que posee las cualidad de nobleza. Valentía y generosidad atribuidas al gaucho.Así de contradictorios los argentinos consideramos a los gauchos buenos o malos, según quien los mire, según quien haya escrito de ellos y la utilidad que se les quiera dar. Después de todo, esta tradición en manipulación me parece que nos hermana al resto de occidente ¿o no?
(Este texto es muy largo, no lo va a leer ni el loro. Abrigo una esperanza, Sir! si usted lo lee ¿entiende el porqué admiro su poder de síntesis para decir?)

3 Comments:

Blogger TOTA said...

Hola mamuchini
Pasaba para leerte y para recomendarte
http://totabulls.blogspot.com/2006/11/veo-veo.html
=)
Saluditos y abrazos de osos

19 noviembre, 2006 11:57  
Blogger Luis said...

Buenas noches:
Vengo del blog de Rocío y ahi te encontré...
Sinceramente, no me pareció largo ni mucho menos. La síntesis es buena, pero muchas veces uno no dice todo lo que tiene para decir...

Y a mí me gustó. No sé si estoy de acuerdo en todo lo que expresa, falta agregar que hay una diferencia fundamental entre el primer y el segundo libro, y es el estado político del Sr. Hernández. Si usted se fija, en la primera parte coincide con una pelea fuerte con el gobierno de Buenos Aires, y una manera de hablar mal de este gobierno, fue escribir un libro en donde lo peor le pasaba a Fierro por no querer alistarse en la guerra contra el Paraguay -guerra de la cual los únicos que sacaron provecho fueron nuestros hermanos brasileños, y los pobres paraguayos fueron parte del peor genocidio de los militares argentinos, con el casi exterminio total de los varones, no sólo adultos o jóvenes, sino niños, perpetrados por las tropas invasoras-. Casi podría decirse que era una incitación a rebelarse contra este gobierno.
En La Vuelta... Martín Fierro nos habla, como usted bien dice, de "los hermanos", de perdonar... y también "hacete amigo del juez". En esa epoca, el Sr. Hernandez había sido elegido legislador, y ahora era parte del poder al que denunciaba en el Martín Fierro original.

Si vamos a hablar de lucha contra los gringos, el libro por excelencia es el Santos Vega, que Borges tanto criticó y que a mí me parece excelente, donde en la figura del Diablo se habla del progreso como de aquél que trae todos los males al país.

Y termino porque voy a hacer un comentario casi tan largo como el post, jajaja...

Saludos y que ande usted bien

20 noviembre, 2006 01:10  
Blogger MIB said...

Ey! Amalia!! pero fuimos más que el Sir los que leímos!!! Enterito enterito! Mi mamá me trajo de allá la revista Caras y Caretas.. y justo tratan el tema de la tradición y de José Hernández... en una perspectiva parecida a la que planteas aquí.
Es fundamental aprender a valorar lo bueno de cada prócer o personaje histórico, tener en cuenta las circunstancias y el contexto en el que cada autor dijo lo que dijo... Se necesita el trabajo de grandes historiadores... En fin... yo me alegro de poder leer los diferentes puntos de vista que vos traés...

Un beso !

26 noviembre, 2006 12:32  

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