12.10.06

En conmemoración de lo que se perdió el 11 de Octubre de 1492

Bartolomé De las Casas escribió a comienzos del 1500 que habitaban estas tierras "gentes (...) sin maldades ni dobleces, obedientísimas y fidelísimas a sus señores naturales e cristianos (...) más delicadas, flacas y tiernas en complisión que menos pueden sufrir trabajos [porque] mueren de cualquier enfermedad..."
Moro, Montagnie y Rosseau, entre otros, hablaban del buen salvaje que vivía en América y luego ¿qué paso?

Cuando tenía unos veintidós años una profesora de historia de la cultura empezó su clase diciendo:
“Se preguntaran ¿qué historia vamos a ver? Por supuesto, vamos a ver aquella que pueda darnos una explicación sobre el presente”.
Agregó que se consideraba parte de una generación perdida por culpa de los golpes militares, eso que aún no habíamos vivido el "Proceso."

Pigna pone de subtítulo a su libro Los mitos de la historia argentina la construcción de un pasado como justificación del presente. Debe ser por eso de volver al corazón (eso significa la palabra recuerdo) que siempre mantengo en mi memoria aquellas clases de historia en que tratábamos de entender aquellos años setenta.
No hace mucho tiempo, ante un grupo de entrenamiento de calidad la vida, uno de los entrenadores dijo: “Habría que pensar en la responsabilidad que tenemos nosotros frente a lo que nos ocurre, las empresas extranjeras no son responsables de que aquí se les abran tales posibilidades. Esto que nos pasa a los argentinos no es porqué sí.” Harta de escuchar discursos parecidos intervine preguntándole “¿Cómo se puede hacer frente a una herencia que nos viene desde más o menos 500 años?” agregué: “Tenemos una larga tradición que nos ha conformado de la forma en que somos. Esto no es de ahora. Se puede rastrear en la llegada de los españoles y de allí para delante una historia de saqueos. Me pregunto si alguna vez podremos zafar de eso, de que encima nos vengan con el cuento de nuestra responsabilidad y la de los otros nada”. Hablé un poco más, se generó un clima bastante hostil hacia mí, había quebrado la ilusión posmoderna, las bondades de la globalización, de que podíamos cambiar nuestra situación con solo pensarla, había quebrado la estupidez de que podíamos lograr el éxito con solo proponérnoslo, había pateado el tablero y les había dicho que: desde siempre, si el contexto no nos lo permite individualmente no se logra una sociedad mejor.
Cuando vi la película Río Místico salí del cine con angustia, pensaba cómo a las personas las circunstancias podían marcarle la vida, arrancarle y destrozarle toda posibilidad de ser mejor. Me preguntaba en la historia de la barbarie humana, en Sarmiento en el siglo pasado escribiendo sobre la barbarie de los gauchos o indios frente a la civilización de los europeos, en las tantas veces que escuché en el siglo XX sobre la civilización de Suiza toda limpia y ordenada, en las catedrales e iglesias adornadas con el oro y la plata de América, en un desarrollo industrial a costa de las penurias de tierras administradas por caudillos a conveniencia de los centros de poder extranjero -a semejanza de los virreyes, adelantados y otros semejantes, en las bondades de la economía de mercado de Estados Unidos... y recuerdo “aquello de la historia que se repite primero como tragedia y en una segunda como farsa”.
Es así que volviendo a la madre que nos parió, un 12 o un 13 de octubre por esta cuestión de que el 12 era el día de la patrona de los reyes de España y el 13 gozaba de mala fama, Colón decidió que debía figurar como día 12 el arribo a las Indias aunque lo hicieron un 13, los europeos vinieron por aquí y ese fue el comienzo. El 13 ¿Signo nuestro destino?

Recuerdan en la escuela primaria ¿lo poético que era el cuento de la llegada de Colón a América? ¿Y lo buenos que eran los españoles? ¿y los indios? ¡qué malos! El mismo cuento siguió justificando el genocidio de los indios en el Sur nuestro con Roca.
Tratando de ser una profe diferente, hace unos cuantos años, propuse un debate sobre la conquista española de América en la escuela donde trabajaba, el rector del colegio, muy religioso él, me dijo que la leyenda negra era un invento de los ingleses. Por ese entonces no contaba con herramientas suficientes para refutarle y me puse a leer. Entre las perlitas me encontré con el fundador de dicha leyenda: Fray BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, religioso y español nacido en Sevilla. Fue uno de los tantos que me dieron una imagen más allá de lo imaginado, a propósito si no lo leyeron me gustaría compartir unos fragmentos de la Brevísima Relación de la destrucción de las Indias escrita por de las Casas como testigo de la época:

“Yendo cierto español con sus perros a caza de venados o de conejos, un día, no hallando qué cazar, parescióle que tenían hambre los perros, y toma un muchacho chiquito a su madre e con un puñal córtale a tarazones los brazos y las piernas, dando a cada perro su parte; y después de comidos aquellos brazos y las piernas, dando a cada perro su parte; y después de comidos aquellos tarazones échales todo el corpecito en el suelo a todos juntos.”
Capítulo Del Reino de Yucatán

“Los cristianos con sus caballos y espadas entraban e los pueblos, ni dejaban niños e viejos, ni mujeres preñadas ni paridas que no desbarrigaban e hacían pedazos (...) Hacían apuestas sobre quién de una cuchillada abría el hombre por medio, o le cortaba la cabeza de un piquete o le descubría las entrañas. Tomaban las criaturas de las tetas de las madres, por las piernas, y daban con ellas en ríos por las espaldas, riendo y burlando (...) otras criaturas metían a espada con las madres juntamente (...) poniéndoles leña y fuego, los quemagan vivos. Otros, ataban o liaban todo el cuerpo de paga seca pegándoles fuego así los quemaban (...) cortábanle las manos y dellas llevaban colgando...
Una vez vide que, teniendo en las parrillas quemándose cuatro o cinco [indios como gritaban y daban pena al capitán] mandó que los ahogasen, y el alguacil (...) no quiso ahogarlos, les metió con sus manos palos en la boca para que no sonasen y atizóles el fuego hasta que se asaran despacio como el quería.”

Capítulo De la Isla Española

“La causa por que han muerto y destruído tantas y tales e tan infinito número de ánimas los cristianos ha sido solamente por tener por su fin último el oro y henchirse de riquezas e muy breves días (...)
Capítulo inicial

El libro de De las Casas cuenta con unos 20 capítulos sobre cada parte en que iba visitando, cada uno contiene relatos como los antes transcriptos. Los escritos de De las Casas fueron prohibidos, no obstante fueron publicados “ilícitamente” y alcanzaron desde temprano gran difusión.
Bernal Díaz del Castillo, soldado de Cortés, que no le interesaban los indios, sino que le pagaran por su trabajo, deja testimonio de la conquista de México y a veces se sorprende que los indios pudieran quejarse de que se los atravesara con la espada.
Guaman Poma de Ayala -indio letrado- le escribe una larguísima carta a Felipe II que jamás le llegó, sobre las miserias que les toca vivir por culpa de los cristianos.
Larguísima es la lista de lo que se puede encontrar y no se trata de "sajones".
Hay gente que justifica las atrocidades de cualquier genocidio diciendo "hay que ponerse en la mentalidad de la época ", pero cuando entramos a ver un poco la historia nos damos cuenta que no todos pensaban igual.

Y con aquello de cómo se repiten las masacres:
Imagino Irak... y las fotos sobre las vejaciones a las que fueron sometidos los denominados "otros"
Imagino Irán... Imagino África, la India, Vietnam... la 2ª guerra...
Nuevamente América con los conquistadores económicos del Siglo XX y XXI.
Y recuerdo cinco versos de Borges:
"Fue en el primer desierto/ Dos brazos arrojaron una gran piedra/ No hubo un grito/ Hubo por primera la muerte/ Ya no recuerdo si fue Abel o Caín."

¿Hay bárbaros y civilizados? En todo caso ¿qué es ser civilizado? ¿Perfeccionar un discurso que justifique la destrucción?

1 Comments:

Blogger Loca xq sí said...

con esta civilización, a veces me gustaría ser bárbara...

12 octubre, 2006 12:37  

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