4.9.06

Una vez más es septiembre

Una vez más deambulo por la casa inexistente, la luz blanca se filtra cargada de neblina, se animizan los fantasmas. La negrura de una pantalla contrasta con el tímido cursor que espera que mi mano pulse las teclas.
Acaricio las cortinas que flotan desde el techo hasta el piso, recorro las paredes, deslizo mis dedos sobre el mármol de la inútil chimenea, es hora de comenzar, digo.
La memoria tantea la forma de construir un camino,
significado primordial de ese volver al corazón
de aquello que lucha por prevalecer.
No se puede contar lo que ignoramos
tampoco aquello que nos deja sin palabras.
Tal vez, si fuera por allá, tomando cualquier atajo,
partiendo de determinado sitio,
tomar otra idea de tiempo
quizás rompa las costras del significado
y salga en esos sitios
de las puertas que no abrimos

Tal vez la muerte nos lleve a un espacio nuevo
o el lenguaje de los muertos nos devuelva el de los vivos.

Anochece. Llueve como en el sueño, como en el sueño, como aquella vez que se pierde y se acerca en el tiempo, como en en un país vecino o como en el lejano. Gota a gota la lluvia apacigua el dolor o lo expande y va hilvanando la vida.

Nunca llegaré a saber por qué el pasado se me confunde. Ni bien digo presente siento que es pasado y dije es o pensé es, ¿O debería pensar fue? Presente y pasado están quizás en el futuro y el futuro ya fue contenido en el pasado. Debe ser por esta conjunción de tiempos que creía estar allá, vivir enterándome o no de la realidad. Todo puede ser parte de un engaño. ¿Nos han engañado o se han engañado los que nos dejaron la receta sobre el conocimiento? Tal vez el engaño es más eficaz cuando lo fabricamos para nosotros mismos. El conocimiento por la experiencia es limitado, la realidad de todos los días se transforma, nos arroja a personajes con matices, a circunstancias con ecos falsos y vivimos adaptando lo irrepetible.

"Nos desengañamos de lo que, engañando, ya no podría hacer daño".

Debe ser por esto que entramos a la historia por cualquier lugar, de frente, de costado, por atrás, por la ventana con algo de paloma y con algo de reptil.

La lluvia, la lluvia que vi, la que imaginé y la que anticipé junto a esta, todas en una detienen el tiempo. Las lluvias tienen esto o aquello, ese no sé qué. Por eso me resulta más fácil decir que no es de este lugar, es ajena como ajeno puede parecernos el dolor. Sí, la lluvia se filtró por las grietas de la cordillera e inunda el valle de un río pardo, indiferente e implacable según la voluntad de oscuros designios.

No quiero entrar al laberinto de la memoria. Es como si las flores de aquel libro me persiguieran, estoy incapacitada para distinguir los objetos, los recuerdos. Corro, corro pero el ratón es más inteligente y me gana, siempre gana. "Es sólo un ratón" dice el personaje en su inocencia. "No pruebes del árbol prohibido." La visión se trastorna de la sombra a la luz y de la luz a sombra. Tanteo sin ver, sin la sabiduría de Tirecias. ¡Dios! no hay libro que tape esta angustia. No tengo imaginación para superar este momento. Me anticipo a otros finales y la casa se derrumba porque no está mi madre.

He detenido el tiempo y podrían decirme una y mil veces que estoy loca, no importa. No, no me quiten en este momento la locura de estar suspendida en la ilusión de que esto no sucedió, ni sucede ni sucederá. Todo duele menos. Hebe tenés razón en tu poema es mejor que
"No me hagan oír nada sobre la sabiduría de los ancianos, sino más bien sobre su locura..."
Yo niego a este nudo el desenlace, pienso, pienso para retardar la acción, no quiero que se cumpla el rito, pero los ritos deben cumplirse.

Esto que dije se ha dicho. ¿Lo volverán a decir? ¿Lo estoy diciendo diferente? El río roza la pena de los sauces llorones. El río toca y sigue. Atrás, atrás quedó mi pueblo. El hombre del valle siembra esperanzas y cosechas larvas, aún así no se resigna y vienen otros a continuar su tarea.
Tenemos la historia ordenando los momentos de la experiencia, pero no alcanzo su significado. Trato de acercarme al significado para restablecer la experiencia. Verificamos la experiencia y su conocimiento limitado en la serenidad de la vejez y su deliberado atontamiento. Vemos la gente. No quiero saber nada sobre la sabidu¬ría de los ancianos, sino más bien de su locura...

Vemos la gente, la que no es la misma, que cambia, que sonríe, tal vez, o llora empecinada sin poder despegarse de un dolor que no es el mismo porque el tiempo lo destruye, es la gente que desfila la que se agrupa en las células de unos apuntes amarillos y resecos.

La historia oficial o no, ya no importa, con mi dolor entro en los recovecos de una gran caja. Pensar, pensar, retardar la acción para que continúe el suspenso aunque sé que un final está cerca, ese que ya fue.
Juego con mis puertas, con mis cajas chinas, con mis pasillos, me gusta pensar que estoy leyendo, que las cosas no me ocurren. NO me gusta el vértigo de la montaña rusa, quiero la estupidez de la calesita. Quiero girar, girar a lo tonto, sin ninguna utilidad, como un chico. Vivo hacia adentro y me sumerjo en el peligro de perder contacto con el afuera. Sí, sí que la historia no se narra ni se mira, ni se escucha, ni se toca. La historia se vive, se siente vivir y nos da lo irrepetible
.
Oigo gritos, palabras, ruidos. Veo gestos, verdaderos y posti¬zos. "¿Le ponemos el saquito? ¿La pollera azul? ¿La camisa blanca? ¿Vos qué opinás?". Y le ponen medias a mi madre, quiero decirles que a donde va no le calman el frío estos abrigos, pero callo.
Debí contestar qué importa, pero sólo alimenté al silencio, cualquier cosa que dijera no serviría de nada.


Tengo ganas de insultar, de gritar y no puedo. No quiero ver, ni escuchar, ni nada. Recuerdo a Gabriela, recuerdo a Gabriela y la lluvia. La gran lluvia Austral que se filtró a través de la cordillera. En este valle se siembran esperanzas y se cosecha hierba amarga. Es la historia entrando por la ventana con algo de paloma y con algo de reptil.
Pensar, pensar, demorar la acción sabiendo que el relato siempre será igual.
Es más fácil con el dolor ajeno. Es más fácil con el dolor ajeno. Era, es siempre estar yéndose, quedándose más allá de las palabras, leyendo entre líneas aunque los dientes están apretados y los ojos se nublen. Debe ser que este sitio no existe, aquí nada ha sucedido ni sucederá nunca. ¿Quién repara en estas cosas?

Para las piedras el desierto se disuelve en el viento.


Miro el reloj, cero treinta. Llega más gente.
Alguien pregunta a qué hora fue, como si eso tuviera importan¬cia, alguien contesta "a las once cuarenta y cinco".
- ¿Dónde la velan?
- En la otra cuadra.
Viene más gente, me saludan, me abrazan. Soy la que vive lejos, me dicen “la vas a sentir menos”, “la veías de vez en cuando”.
Una mano deforme se me ha metido en el pecho, me aprieta, se me hace pecho el dolor, me duele el cuerpo, me duele hasta el aire que respiro.
Quiero gritar mi bronca, decir tantas cosas. ¿Tiene que ver el amar con la distancia? Abrazo el aire, se me doblan las piernas, caigo de rodillas. “Ya no podré llamarte para decirte “pensá en mí que mañana doy un examen”, “te esperamos, vení cuando quieras”, “es el cumpleaños de una de las nenas ¿querés venir?” “no te preocupes por el pasaje”, “dale, que después nos vamos a pasear”...
- Mañana volvemos, vení no te quedes.
Alguien me arrastra, y sé que no vendrá mañana. Voy a venir sola y, después quizá no vuelva.
¿Cómo explicaré a mis hijas tu ausencia?
Recuerdo que es septiembre, como en el sueño, al comienzo de la primavera. Una inmensa grieta cruza la casa y revivo lecturas, me asaltan las imágenes de casas que derrumban cuando la madre ha partido.



Leo:
"Lo que podía haber sido y lo que ha sido
apuntan a un solo fin, que está siempre presente."

Escribo en el aire:
Las palabras se mueven, se desgajan, pegan, traducen, reprimen, atacan. Habrá quien mueva las palabras de aquí para allá. Hay quienes las subrayan y les hacen circulitos de colores para encerrarlas. Habrá quien las lea. Voces que se cortan de un golpe dirán que son de hombre, leerán entrecortando y recortando. Voces chillonas usarán las palabras para hablar de sentimientos. Voces, todas como un coro polifónico con director invisible, voces que me marcarán el contrapunto, vendrán a contar o cantar una sinfonía monocorde.

Pasado, presente y futuro desconocido es uno. Todo puede ser un ahora interminable, unos pasos por la escalera que dan miedo, unos pasadizos misteriosos, unas puertas que no abrimos, unos pasillos que son el eco que no termina, la mirada perdida de un hombre al que le recomendaron silencio y dio la espalda a la muerte del amigo.


Es el rito nacido de la lluvia, estoy sola, sin nadie más en la ceremonia.
La memoria me provee de fantasmas con ojos de vacío, los sien¬to, los toco de alguna forma mientras aparto el dolor que me come los huesos. He mirado a dos mujeres, había mucho de común entre ellas, se despedían de la vida con distinto matiz.

Me siento otra vez en el sillón observo y escucho como lo hice con Gabriela, desde fuera.
Después de la lluvia leo en todas partes:

"la tierra come el cuerpo del hombre pero nunca su recuerdo"
..........................................................
"lo que podía haber sido y lo que ha sido
apuntan a un solo fin, que está siempre presente."




Fue hace 17 años...
Siempre me estoy yendo y quedando, frente a la cama siete, dividida en dos. Veo a papá, con los ojos acuosos mirándome. Apenas si dice: "Se acabó todo". No puedo hablar, no es tiempo de pregun¬tas, pienso. ¿Fueron felices? ¿Fueron felices alguna vez papá? ¿Hice lo suficiente pa'? Quiero decir y no digo. Papá sigue despi¬diéndome con un gesto porque la voz se le apaga, se disuelve como barro aunque no hay lluvia que lo licue.

Sí, la receta es separarme de mi madre, pensar en Gabriela, su hija Tere, la nieta Estercita -hija de la más chica que vaya uno a saber dónde está. Necesité y necesito de otra cosa para saltar el presente. Busqué detalles, intrigas por donde no las había. Era necesario poner afuera la mirada.

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Fragmentos de Historia después de la lluvia - 1989

5 Comments:

Blogger Amy said...

Hola Mati -Liter, tanto tiempo! creo que no respondí tu último mail.Lo que publiqué siento que en realidad se pierde porque es una novela que consta de tres relatos, corresponde a tres mujeres en primer plano. Lo escribí en 1989. Hay una historia que no quiere ser contada porque duele, un historia que se parece a la que no se quiere contar y se elige narrar (porque está fuera del afecto de la narradora) para develar la oculta por paralelismo, mientras que la narradora prefiere mostrar su relación con la literatura para no desgarrarse en el dolor de la pérdida. Lo que está aquí es un fragmento de esa parte, que va intercalada con los otros relatos. Mucho tiempo después leí "W o recuerdos de la infancia" de Perec y me di cuenta que había hecho algo parecido sin conocerlo, yo agregué un tercer relato. Por supuesto no logré la perfección de Perec. Las tres historias se basan en tres mujeres que en algún momento existieron. No digo que los relatos sean realistas, son una simbolización de cómo se puede vivir dentro de la "Historia" oficial las pequeñas vidas de cada uno.

05 septiembre, 2006 17:29  
Anonymous Anónimo said...

hola Tía, FELIZ CUMPLEAÑOS!!!
nos ciber-veremos pronto, Carola

07 septiembre, 2006 19:27  
Blogger Amy said...

Gracias por los deseos de un feliz cumple. Hace 57 años, más o menos a las 21 horas, me asomé al mundo. Mi padre me contó que, a la media hora de haber nacido, si me apagaban la luz lloraba. Fue una costumbre que mantuve hasta bastante grandecita.
En mi pueblo una alemana saluda a los padres el día del cumpleaños de los hijos, ella decía que merecían el saludo por la valentía de criarlos. Así es que mi primer pensamiento es hacia mis padres, que siempre me saludaban para el cumple.
Bien tempranito vinieron mis Marías y Nicolás a desayunar a casa junto a Víctor. Así que mejor inicio no pude tener. Luego me fui a trabajar y a la noche nos fuimos a caminar con Víctor por el barrio vecino a casa para buscar un lugar bueno, bonito y barato para cenar. Mientras caminábamos descubrimos nuevos edificios que no estaban cuando vinimos a vivir por aquí. Durante la cena recibí llamadas. Cuando volví a casa me encontré con saluditos grabados de amigos y parientes. Recién hoy abrí los mails y vi el saludo de ustedes. Muchas gracias. Mati, Feliz Cumple!!! Voy a anotar tu cumple. Te cuento que ahora con el libro en la mano hablo más de Ferrés. Caro después te escribo. Sir ¡gracias! Lo de profesora está bien si se refiere a que doy fe de lo que amo, pero me gusta ser Amalia, Juana o Amalia Juana simplemente. Los títulos son aditamentos que no siento que me hagan sabia, a mí me gustaría ser sabia en el sentido de saborear la vida. No siempre doy las gracias por todo lo que la vida me dio y no la disfruto como se merece. ¿Cómo supo lo de mi cumple? ¿Por el mensaje al pie de Aprendizaje VII?
Cariños

08 septiembre, 2006 19:36  
Blogger Amy said...

Como usted diga Sir...

10 septiembre, 2006 02:51  
Blogger Amy said...

Sir… me dejó pensando. Sucede que usted aprende y yo aprendo de todo intercambio. Hace muchísimos años (36 para ser exacta) leí un libro sobre el “educador nato”, en ese caso cualquiera puede ser educador. Creo que más que profe me encanta la comunicación. La comunicación entendida como posibilidad de saltar por sobre la “separatidad” que decía E. Fromm.
Mati-liter: no leí "Espejo roto". Leí tres novelas y un par de cuentos de Rodoreda. Espero que nos llegue la serie por estos lares. Otros catalanes que admiro: Serrat, Dalí y Gaudí (supongo que debe de haber más pero no los recuerdo en este momento,esto es para alagar tu nacionalismo). ¿Te conté que cuando estuve en Barcelona fui a algunos lugares que menciona Rodoreda en "Plaza del Diamante"? ¡Qué tengas un buen día de Fiesta Nacional!

11 septiembre, 2006 03:38  

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