9.8.06

Aprendizajes IV

¿Y quién se ocupa de los alumnos malos?

Hace muchos años llegué despotricando contra los alumnos que se portaban mal, que no entendía para qué había elegido ese trabajo, que estaba harta, que el rector, que la escuela, que los padres…
Mi madre, que había venido a visitarme desde el sur, me miró y me dijo en tono seco y en son de crítica:
“Es fácil ocuparse de los buenos alumnos ¿Y de los malos quién se ocupa?
Una vez más mi madre me había parado el carro, yo tenía para ese entonces más de treinta años. La miré, no le contesté y pensé que tenía razón.
A partir de ese día me iba a ocupar de los llamados “malos”.
Así fue que “Quique” un día me firmó una tarjeta diciendo “A la única que me aguanta” o Martín (después de pelearse conmigo durante tres años) un día dijo en voz alta: “Al final, la única que nos entiende es Carioli”… o Davor después de decirme que era una boluda, pelotuda como todos los adultos a fin de año me abrazó y me dijo “mi hermano y usted son mis modelos, la quiero profe” (este caso merece un renglón aparte, en realidad debí hacer que lo sancionaran por faltarme el respeto).
Estuvo también aquel alumno de tercero que un día descubrí que le gustaba el cine, él me aconsejaba películas y yo las alquilaba, a la clase siguiente le dedicaba el recreo a comentar las películas, él no molestaba en clase, es más: ¡estudiaba! Y cuando estábamos en un idilio perfecto lo echaron del colegio por pelearse con la de lengua.
Así fue que cuando entraba a un curso hacía un recorrido panorámico por el aula y detectaba a los “malos” y decía “si no los conquisto, voy a tener problemas”. Fue el caso de Matías que de once materias aprobó dos, gimnasia (con el rector) y administración conmigo, y no porque le regalé la nota, él mismo reconoció que había estudiado. Las demás profesoras tenían que sufrir las groserías del “pequeño”. Sin quererlo, él fue mi tarjeta de presentación en un instituto. La dueña me dijo que el secretario había hablado maravillas de mí, que yo había sido su profesora en la secundaria, era Ezequiel, otro alumno del curso amigo de Matías. Los dos nos reíamos de ese encuentro fortuito que nos había reunido una vez más.
Pero fue Nati (Natalia) la que me recordó una vez más el ¿quién se ocupa de los malos? Nos habíamos cruzado a la salida de la facultad de Filosofía y me había preguntado ¿por qué me quiso? Y sólo le sonreí y la dejé con la intriga.
Unos años después, un día salí antes del colegio donde trabajo, volví a encontrarme con ella me saludó y me preguntó ¿se acuerda de mí? Por supuesto, no recuerdo tu nombre, pero todavía tengo el libro de Pergolini que me diste. ¿Qué hacés por acá? Trabajo en este colegio. ¿En este? Yo también.
Las dos estábamos trabajando en la misma fundación, sólo que ella en otra sede. Ahora estamos en la misma, ella en primaria y yo en la secundaria. Las compañeras me dijeron: Era buena alumna ¿no? Nada que ver, respondí. Ella comentó que yo no le ponía los unos que se merecía. Entonces le aclaré “Si te ponía los unos te perdía para siempre”.
La materia que les daba era sobre historia económica argentina, después de todo le enseñé a querer la historia aunque no soy profesora de historia. Ella ahora estudia “profesorado de historia”. En una reunión de docentes la escuché hablar, me quedé embobada, las colegas que estaban en mi mesa preguntaron quién era por lo bien que hablaba. Dije con orgullo “Es Natalia, fue mi alumna en la secundaria”.


Tenés que organizarte
Cuando me casé mi madre me vio corriendo de aquí para allá, fastidiada, renegando porque quería dejar la cama tendida antes de salir para el trabajo. Trabajaba, iba a estudiar, tenía más de una hora de viaje de ida y de vuelta desde donde vivía al trabajo y al instituto.
Mi madre me dijo “tenés que organizarte y lo vas a poder hacer”. Eso equivalía a fijate los horarios, no pierdas tiempo, elegí lo que tenés que hacer.
Cuando nacieron las mellizas, Paula tenía un año y medio. O sea, de repente tenía tres criaturas con pañales y no había descartables. Eran pañales de tela que había que hervirlos con vinagre. Mi mamá vivía a mil kilómetros y mi suegra a unos 20 kilómetros. Me las iba a tener que arreglar sola. Víctor estudiando, el sueldo pequeño había que estirarlo. No podía darme el lujo de pagar ayuda alguna. Y mamá volvió a repetirme “tenés que organizarte y lo vas a poder hacer”. Me convertí en un relojito. Víctor me dijo de conseguir otro trabajo, de quedarse para ayudarme y lo saqué corriendo. Le dije que lo mejor que podía hacer era recibirse. Ese año él fue una máquina de aprobar materias. Y con dos hijas prematuras, con mamaderas cada tres horas, con pañales de tela, con una nena mayor que no la pasaba nada bien con dos hermanas de un solo golpe, salí adelante. Sobre todo porque Celeste había superado sus males y había vuelto a la vida con toda naturalidad.
Cuando algo estaba a destiempo me reprochaba el no haberme organizado como era el mandato materno.
Ahora que no tengo la vitalidad de antes, en que me doy muchos permisos para no tener todo a horario, recuerdo a mi madre y su “tenés que organizarte”.
Para mi sorpresa he visto cómo una de mis hijas es super organizada sin que yo le haya dicho algo al respecto.
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Mientras mi madre vivió difícilmente discutía con ella. Mamá era conciente de que yo era una cabezona que iba a hacer lo que me parecía, pero también tenía claro que la escuchaba y que su palabra, mal o bien, siempre tenía un sentido para mí. Quizás por ese respeto ella escuchaba con igual atención mi palabra. Lamento las dos o tres veces que tuve una pelea por alguien que no lo merecía.

3 Comments:

Blogger TOTA said...

Historias conocidas las de tus alumnos...en especial no contaste de que si nos ibamos de viaje siempre algun ex-alumno te gritaba "profe". Justo ahí, donde no había mucha gente, siempre uno aparecía =)En bariloche, en USA, en San Luis (cuando ibamos para Chile) y en otros lados
Por otro lado, si, por fin te pudiste dar el lujo de ir a destiempo y creo que no esta mal, te lo mereces (aunque la abu me este dando coquitos por decirtelo jajaja). Quién será la hija organizada??...no, yo no. La Chelesta. Eso es obvio =P
Hice las berenjenas al escabeche, gracias por la receta (después de 15 días te digo que tal salieron)Ahora se viene...las zanahorias =D

09 agosto, 2006 16:55  
Blogger Amy said...

Me resulta raro responderte en el blog
La receta es más o menos la que hacía la abuela Zulema. Tengo que enseñarte el pollo al escabeche para que no se pierda la receta de la abuela More.
La organizada, por ahora, es la Celes... ¿queda duda?
Besotes

10 agosto, 2006 14:19  
Anonymous Anónimo said...

best regards, nice info Debt into wealth program asthma resources

26 abril, 2007 08:56  

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