4.5.06

El genocidio que no miramos

En la Resolución 96 del 11 de diciembre de 1946 se declaró al genocidio como un delito de derecho internacional, ya sea cometido en tiempo de paz o en tiempo de guerra. Se considera como genocidio a cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial, o religioso, como tal:
a) matanza de miembros del grupo;
b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial;
d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;
e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.

Todos los días mueren niños de hambre. Sé poco de las estadísticas en mi país. Carola (mi sobrina que no deja comentarios en el blog, pero sí me manda mails) me escribió sobre el genocidio cotidiano al que nos estamos acostumbrando. Después de haber leído lo que escribí “cuando el otro es algo más que una estadística” estaba mirando adormilada la tele. Vio gente corriendo para ver quien llegaba primero al basural. Me escribió “lo primero que pensé fue: ¡Qué asco! y después me puse a pensar en ese genocidio cotidiano que tenemos tan cerca”. Lo que marca la resolución se cumple al pie de la letra mientras miramos las noticias cómodamente por la tele y le compramos todas las chucherías que nos venden las multinacionales, las nacionales y las que sé yo, influenciados hasta el hartazgo por el “marketing de guerra”, contaminando sin sentido la única casa que tenemos = planeta Tierra.
Me pregunto cómo se hace para revertir una cultura del disputarse la basura, ya en un basural, ya en la calle, ya con la codicia de quienes por ahí se dan cuenta de que manejar la basura es negocio.

En el 2000 admiraba lo bien que usaban la basura los alemanes, disponían de contenedores diferentes para separar la basura en papel, vidrio, metal y orgánicos. Parte de la calefacción era producto de la combustión de basura. Por lo menos eso era lo que me dijo una argentina que vive allí desde hace unos años. Comparé ese aprovechamiento frente a las parvas de basura de esta ciudad en que vivo, todos los días los camiones recogen cerca de un kilo de basura por persona, pensaba (pienso) en los lugares donde las depositan y en los lugares que por descuido o mala predisposición irán a parar los residuos. Leí alguno que otro artículo en la revista de la gente de la calle, Hecho en Buenos Aires.
Después vi un documental sobre el gas proveniente de basura que procesaban en San Pablo. También, en esa gran ciudad existe el oficio del cartonear, con la diferencia que las personas usaban guantes y eran más cuidadosos.
A pesar de lo cotidiano no deja de joderme el ver a miles de personas deambulando por las calles tratando de rescatar algo para vender. Los carritos para el transporte se perfeccionaron, los puntos de reunión se prefijaron, el tren blanco lleva a los cartoneros una vez al día gratis, los turistas los miran como algo “folklórico”, se hace hasta turismo sobre nuestra “marginalidad” y me siento más idiota cada día porque no se me ocurre nada para hacer. Solo parezco un mudo testigo.
Le contesté a mi sobrina, le expliqué mi imposibilidad de narrar esta realidad de la que soy consciente.
Como si esto fuera poco salió el informe sobre la contaminación del Riachuelo. Escuché por radio a una mamá que trata de salvar a su hijo, lamentablemente no registré su nombre. Su hijo puede tener serios problemas para seguir viviendo. Es mucama de una clínica, los médicos le prestaron atención, le hicieron los estudios al pequeño y se dieron cuenta de la presencia de plomo en la sangre más allá de los límites permitidos.
El suyo no es el único caso. Muchas madres están en esa situación. Ellas fueron a protestar frente a una empresa y las golpearon, mandaron a la gendarmería. ¿Algo está mal o yo estoy delirando?
Mañana el presidente de mi país va a ir por las pasteras uruguayas a solidarizarse con los entrerrianos. Bien dice el refrán: “Se ve la paja en el ojo ajeno, más no la viga en el propio”. No está mal protestar por futuras contaminaciones, pero ¿Qué harían ustedes si van a reclamar a un intendente para que hagan algo con las curtiembres y le contestan: “yo no lo contaminé”? Hay que ser mal parido realmente.
En el sur, mi sur, la gente protesta contra las minas… Y las minas siguen. Van a tener cianuro en los lagos y ríos. Los países desarrollados son muy “prolijitos”, muy “honorables” de las fronteras de su país para adentro y los demás que revienten. No dejan ninguna práctica mal sana si utilizar, coimean, se hacen prepotentes, hacen negociados, despilfarran… total hay una serie de idiotas como yo que se entretienen con pegarle a un teclado mientras el genocidio cotidiano que plantea el Informe Lugano, lenta e inexorablemente se lleva a cabo con la complicidad y la indiferencia de los de adentro.

2 Comments:

Blogger Loca xq sí said...

Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

05 mayo, 2006 11:19  
Blogger Loca xq sí said...

Leé esto

El comentario anterior lo borré yo, era esto mismo, pero el link no quedó para que lo apretaras...

05 mayo, 2006 11:22  

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