26.4.06

24 de Abril

Imaginá. Tenés unos pocos años de edad. No pocos como para no entender. Tenés los suficientes como para recordar concientemente lo que ves. Estás en tu casa jugando con tus hermanos. Tu madre está haciendo la comida. Huele bien esa masa rellena con carne. Sabés que después vas a comer un postre con masa finita y almibarada cubierta con nueces. Sos feliz. No sabés qué día es, eso no te importa. Tu padre va a volver del trabajo, tu hermano mayor tiene que volver del colegio. Tu madre ha dicho que cuando vuelvan todos juntos van a comer. Sos feliz ¿qué más podés pedir a la vida?
De repente entran unos hombres y empujan a tu madre, no entendés. ¿Qué sucede? ¿Qué hizo? ¿Por qué te sacan a empujones de casa? Tu madre logró juntar unas pocas cosas que pone dentro de una tela que rápido ata y carga en sus espaldas. Te empujan, comenzás a caminar por calles del lugar en que has vivido hasta ese día. Te empujan, siguen caminando. Hay hombres que gritan. Tu madre pregunta y un soldado la golpea para que siga caminando. En las calles ves un muerto, luego otros. Son, eran hombres. Tenés miedo. Te preguntás dónde está tu papá, ¿por qué no volvió del trabajo? ¿Y tu hermano? Tu hermano debió volver del colegio. Las casas tienen las puertas destrozadas como si las hubieran roto a golpes, hay objetos desparramados por todas partes, ves fuego y humo. Las casas se están quemando. Te pica la garganta. Te lloran los ojos. No entendés, hace unas horas eras feliz. Seguís caminando, tu madre no llora, le descubrís que tiene una herida en el brazo y otro en la cabeza. Fue el soldado. Le vas a decir y ella te hace un gesto de silencio. Tus hermanos no sueltan la mano de tu madre. Siguen caminando, los soldados los empujan para que se apuren. No ha pasado mucho tiempo. Quizás no te das cuenta de cuánto. Seguís sin entender o no querés entender que no vas a ver más a tu padre ni a tu hermano. Tu madre dice: “turcos” y algo más. Abandonan tu ciudad, es de noche. Hace frío, el desierto los recibe. Alguien dice que se trata de reubicación. No entendés nada. Muchos años después alguien dice que fue un 24 de Abril de 1915 y que se trató de una matanza. Murieron más de un millón y medio de personas a partir de ese instante. Sos apenas un sobreviviente.
Cuando grande comenzás a reclamar para que reconozcan el genocidio. La negación es permanente. Las potencias “democráticas”, mezcladas en intereses mezquinos, son cómplices de la política negacionista turca. Has aprendido demasiado, has muerto mil veces reclamando justicia. Crees que no se trata de una construcción en abstracto sino que hay suficiente documentación para que se reconozca el genocidio armenio.
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Cuando tenía unos cinco o seis años, mi abuelo y yo comíamos lo que una señora de apellido Sakian le enviaba. La comida se parecía mucho a la griega. Mi abuelo sostenía que entre ellos había amistad más allá de la comida.
Vivo a unas pocas cuadras de la Iglesia Armenia, en el colegio donde trabajo vino un profesor de historia –hace un año- y nos mostró un video que habían hecho sus alumnos sobre el genocidio, tengo alumnos descendientes de armenios, conocidos armenios… y así sin quererlo me llegó su historia. Una serie de fragmentos que se soldaron en una obra de teatro que había visto.
Ayer me pidieron que escribiera algo sobre el genocidio, me puse a leer, a mirar fotografías. Más allá de lo que entregué por el encargo, me puse a pensar en una foto que vi de un niño rescatado de la muerte, del desierto. Me puse a pensar en su historia y la traté de representar en palabras. Me pregunto sobre todas las veces en que el hombre ha repetido esta historia de barbarie. Recuerdo la vez que escuché el origen de la localidad de Quilmes en la provincia de Buenos Aires, recuerdo el impacto cuando visité las ruinas de Quilmes en Tucumán, recuerdo a algunos sobrevivientes de la segunda guerra. Un millón y medio de armenios murieron, dos millones cien mil fueron deportados… y han sido tantos los actos aberrantes, en nuestra vergonzosa historia humana, que como dice Borges: ya no recuerdo si se trata de Abel o Caín; la muerte, siempre la muerte entre semejantes.

3 Comments:

Blogger Loca xq sí said...

ay, qué susto! cuando empecé a leer pensé que era una historia tuya que desconocía...

26 abril, 2006 13:12  
Blogger Kevork said...

Holame agradó tu escrito, hay un video del Genocidio Armenio en el siguiente links, esto trajo algunas polémicas, está en ingles.

Dios lo sabe todo.

Saludos.

http://video.google.com/videoplay?docid=5250680282487722945&q=armenian&pl=true/
The Armenian Genocide played on PBS

26 abril, 2006 13:58  
Blogger MIB said...

joder..sí! y lo más triste de todo es que nada por lo que matan tiene tanto sentido como para matar... nunca entendí las guerras.. y mucho menos los genocidios... Me pone triste ...
La historia llega.. al principio también pensé que era un relato de tu pasado.... pero... no.. muy bien dibujado..

Espero que las víctimas sepan vivir y perdonar...

un beso amalia

28 abril, 2006 11:28  

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