11.6.06

Escritos para tía Vivi

País de la Infancia

Mamá hecha palabra
besos y ternura.
Hermano entrañable
que mira con sorpresa
a esa niña que crece
Calle de tierra,
juegos en la vereda
La niña viaja
en una silla de madera
lanzada a toda velocidad
derrapa en curvas
llenas de magia.
Amigos, escuela
Guitarra e inglés
deslizan los días
bajo un cielo abierto
en un patio con flores
habitado por Eulalia, la tortuga
Ocalita, la pigmea, y el conejo Colita.
País de la infancia
de horas secretas
que solo ella conoció.


Pequeñas cosas

Aquellas pequeñas cosas, dice Serrat
“que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón
en un papel
o en un cajón”

Son estas pequeñas cosas que el recuerdo arrastra aquí o allá, en una foto, en un objeto, en una palabra… Son más de treinta años los que llevamos conociéndonos. Aprendí a quererte como la hermana de Víctor, como la tía de mis hijas, más tarde simplemente como Viviana. Y se me nublan los ojos cuando veo una foto y veo el tiempo que les dedicaste a mis hijas, son siempre esas pequeñas cosas un encuentro que me regocija, es el amor la llave que las guarda para que no se vayan. Siempre me digo “no son estos objetos, es el amor hecho objeto lo que me conmueve y me da tu afecto”.

A veces la vida…

A veces la vida
Se viste con su mejor traje
nos invita a dar un paseo
Y se la ve tan hermosa
que nos olvidamos
de las jugarretas
de las pérdidas
de las ausencias
Y le damos las gracias
por haber sido tan buena
por el pan de la mesa
por el pan del alma
por el amor hecho hijos,
marido, hermano, amigos.







Hubo un día
En que el azar los cruzó
En un pasillo que juntaba semillas
Entre papeles y ascensores
Empezaron a hablar
En común unión
Construyeron un puente de una sola vía.



Naciste madre

Hace cincuenta años, quizás hubo un grito o un llanto. Te recibió la vida, te acunó el asombro, te alumbró el deseo y amor de tus padres.
Pasaron los años, tan rápidos, parece mentira que después fuiste vos la que recibió a los retoños que continúan tu sangre. Y estuviste allí, junto a tus hijos en el llanto y la risa, armando la estructura de la infancia, calmando la fiebre, festejando cumpleaños, alimentado sueños, fortaleciendo su ser únicos e irrepetibles, acompañándolos un día descubriste que la labor estaba hecha y los dejaste libres haciendo caminos.






Y mañana…
el calendario, siempre en otoño,
dejará caer días como hojas.
Abrazaremos nuevas esperanzas.
Se cerrarán algunas ventanas,
empecinadas abriremos otras
encenderemos velas de nuevos cumpleaños
en la sintaxis perfecta
de una rueda inagotable
de símbolos que hablan por sí solos.

1 Comments:

Blogger MIB said...

y claro... cómo querés que tu cuñada no llore con esto?
es humanamente imposible!

11 junio, 2006 10:15  

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